Más de 300 proyectos altamente innovadores han llevado a cabo, o desarrollan actualmente, los investigadores y creadores beneficiarios de las Becas Leonardo de la Fundación BBVA. Tras cinco convocatorias (2014-2018), el programa celebró ayer el I Encuentro de la Red Leonardo, que congregó en la sede madrileña de la Fundación a casi 200 becarios procedentes de toda España, así como a miembros de las comisiones evaluadoras de expertos que en cada convocatoria evalúan rigurosamente las candidaturas.

El presidente de la Fundación BBVA, Francisco González, recordó que, si bien las becas nacieron “en un contexto de profunda crisis económica” ya superado, el impulso al conocimiento es ahora más necesario que nunca debido a “la aparición a escala global de secuelas de la crisis en el plano institucional, social y cultural”.

“Los liderazgos neopopulistas que emergen a ambos lados del Atlántico”, añadió González, “serían impensables sin los efectos secundarios de la profunda crisis que hemos atravesado, y el desarrollo y propagación de una envolvente cognitiva y emocional de espaldas al conocimiento”, que “consigue alterar gravemente el curso de importantes decisiones colectivas”.

Por todo ello, el presidente de la Fundación resaltó la trascendencia de apoyar hoy a investigadores y creadores culturales como los becarios Leonardo, ya que “si la innovación y el conocimiento han sido siempre elementos esenciales en que apoyar la generalización del bienestar, los derechos individuales y el pluralismo, su papel en el presente es crítico”. En definitiva, recalcó, “ampliar e innovar en la ciencia y en la cultura” constituye “la herramienta más potente para abordar los grandes retos individuales y colectivos de nuestro tiempo”.

Las Becas Leonardo, inicialmente denominadas Ayudas Individuales a Investigadores y Creadores Culturales, fueron creadas en 2014 por la Fundación BBVA  para impulsar a un colectivo clave en la generación de conocimiento en España: personas de entre 30 y 45 años en un estadio intermedio de sus carreras, que aúnen una trayectoria sólida y un gran potencial de crecimiento. Al margen de su posición laboral o jerárquica, estos profesionales son el motor de la ciencia y la cultura y, sin embargo, no estaban suficientemente atendidos.