Fernando Roig: “Liderazgo es ser el mejor en la relación calidad-precio”

Fernando Roig: “Liderazgo es ser el mejor en la relación calidad-precio”

Entrevista a Fernando Roig

Fernando Roig, presidente del grupo industrial Pamesa

Llegó a Pamesa para salvar la compañía pues, aunque la empresa nació bien capitalizada, la gestión durante los primeros años no fue la adecuada. En estos momentos el grupo Pamesa es un conglomerado industrial-comercial que factura 400 millones de euros y exporta casi el 75% de su producción a más de 170 países. Representa el 13% de la producción cerámica española y el objetivo es llegar a los 60 millones de metros cuadrados anuales en productos cerámicos; aproximadamente, el 15% del sector. A pesar de no haber sido un buen estudiante, la experiencia, la intuición y el sentido común; en suma, el tener las prioridades muy claras y perseverar en ellas, han hecho de Fernando Roig un líder empresarial de primer nivel en la cerámica española.

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Cuando Pamesa nace en 1972 se dedica a la fabricación de pavimentos y no fue hasta nueve años después (1981), cuando comenzó a fabricar revestimientos. ¿Qué les hizo tomar esa decisión?

Hasta principios de los 80 no existía la posibilidad de fabricar revestimientos por el sistema de la monococción, que era la tecnología por la que nosotros apostábamos. La fabricación que hacíamos de pavimento era toda por monococción.

A principios de los 80 se produjeron diferentes innovaciones en materia de esmaltes y procesos de fabricación a partir de la magnífica tierra roja que tenemos aquí, que posibilitaban hacer revestimientos por monococción y en Pamesa, al igual que otras empresas del sector, decidimos apostar por esa tecnología.

– ¿Tan importante es en la industria cerámica disponer de la tierra que tenemos aquí?

La mejor tierra roja de España para fabricar el gres está en la provincia de Castellón y en algunas comarcas de Valencia. Y esa materia prima, por ejemplo, los italianos no la tienen, motivo por el cual han realizado tantas campañas de promoción y marketing para dignificar la pasta blanca, que es mucho más cara para trabajar que la pasta roja. Desde el punto de vista de las prestaciones, no existen diferencias entre trabajar con pasta roja o pasta blanca, y además, una vez puesta la pieza cerámica en la cocina o en el baño, lo que queda a la vista es la parte esmaltada, no la base.

– Si la tierra roja tiene tantas ventajas para la industria cerámica y es una materia que tenemos en abundancia, ¿por qué no hay más explotaciones en funcionamiento?

Porque la autorización de una explotación depende de los responsables políticos correspondientes. Es lógico exigir para cualquier proyecto de extracción que la empresa que lo acometa garantice la reposición medioambiental y paisajística que corresponda, pero si eso está garantizado –y se puede llevar a cabo mediante avales–, negar nuevas explotaciones lo único que provoca es que cada vez haya que profundizar más en las que están en funcionamiento, incrementando el coste de toda la cadena de producción.

Es un tema en el que insisto cada vez que tengo ocasión, pero sin resultados, porque las autoridades políticas toman sus decisiones por criterios diferentes a la racionalidad económica.

Entrevista a Fernando Roig

Primer gran salto adelante

– En 1987 Pamesa puso en funcionamiento la primera planta de gres porcelánico en España. ¿Qué reflexión les llevó a esa decisión?

Comprendimos que el gres porcelánico era un producto idóneo para grandes superficies de exterior, pues carece de porosidad. Funciona muy bien como pavimento y en las fachadas; especialmente en mercados con climatología extrema, pues además de su altísima resistencia, dada su nula porosidad, también tiene grandes prestaciones como elemento aislante.

Además, no solo lanzamos al mercado un nuevo producto, sino que lo vinculamos a una marca, Compactto, como línea de producto de Pamesa con entidad propia. Conseguimos avances significativos en las cifras de la compañía, pues nos diferenció de la competencia y funcionó muy bien en el mercado.

– Entre 1989 y 1993, Pamesa levantó el primer almacén logístico totalmente automatizado y puso en funcionamiento la primera instalación de cogeneración y reutilización de gases. ¿cómo se produjeron estas decisiones?

El incremento de producto acabado que supuso la puesta en marcha de la línea de gres porcelánico, nos exigió incrementar nuestra capacidad de almacenamiento, pero la fábrica de Almassora tiene su crecimiento espacial limitado por las industrias que ya están instaladas. No teníamos otra alternativa que hacer lo que hicimos: un almacén logístico con veinte alturas y totalmente automatizado. Fuimos la primera empresa del sector que realizamos una inversión de este tipo.

La decisión de invertir en cogeneración y reutilización de gases, se adoptó por pura racionalidad económica. El calor que se genera en el proceso de producción de energía a partir del gas, que alcanza los 500 grados, es el que se necesita en el proceso de atomización, donde se trabaja con una horquilla de 400-500 grados, por lo que la integración de ambos procesos (cogeneración y atomización), es la solución idónea. De hecho, hoy no se entiende instalar un atomizador si no está vinculado a un equipo de cogeneración.

– En 1997, Pamesa creó una filial de producción en Brasil. ¿Por qué decidieron en ese momento llevar parte de la producción fuera de España y por qué se decantaron por Brasil?

Nuestra presencia en Brasil venía de antes. Junto con un socio brasileño, teníamos una instalación que acababa el gres porcelánico Compactto que enviábamos desde España sin pulir y allí le daban el acabado final. Con una paridad 1-1 entre el dólar y el real brasileño era buen negocio, pero se produjo una devaluación del real, pasando a una paridad 3-1 respecto al dólar. En esas condiciones el modelo no era rentable, pues la importación se pagaba en moneda brasileña.

Las alternativas eran cerrar la instalación o aprovechar la devaluación del real brasileño para realizar allí todo el proceso productivo, utilizando la tierra brasileña. Como el socio ya lo teníamos, nos entendemos con él y estaba dispuesto a seguirnos en el proyecto, decidimos instalarnos en Brasil, para vender desde allí al mercado latinoamericano.

Pamesa do Brasil es una empresa donde Pamesa Grupo Industrial participa al 50%, pero la gestión la lleva el socio brasileño. Para nosotros es una inversión financiera; no consolida en el grupo industrial y recibimos los rendimientos de la inversión en forma de dividendos.

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