Forma jurídica de una empresa: ¿Qué es y cuáles son sus tipos?
La forma jurídica de una empresa, según su concepto, es el tipo de sociedad que elige una persona para poder ofrecer sus servicios. Esto repercute en una serie de obligaciones fiscales y tributarias que debe cumplir con el estado para poder desarrollar su actividad. De esta manera, aquí se representan las responsabilidades que tiene la organización frente a terceros, desde clientes, empleados y proveedores. Por ello si estás pensando en abrir tu empresa, es necesario que verifiques cuál es la modalidad que más se ajusta a tu situación.
¿Qué es la forma jurídica de una empresa?
La forma jurídica de una empresa es la modalidad legal que adquiere esa organización frente al estado. A partir de aquí tendrás que cumplir con una serie de requisitos anuales, semestrales o trimestrales que te permitirán llevar tu actividad sin inconvenientes. Esto conlleva una serie de responsabilidades con la Seguridad Social y con otros entes gubernamentales según el rubro en el que te encuentres. En este sentido, es fundamental tomarse el tiempo necesario para elegir el tipo de empresa que se ajuste a tus expectativas.
Formar una empresa requiere una gran tenacidad y decisión por parte de sus fundadores. Por ello es que es necesario elegir la modalidad legal ideal que permita llevar el negocio a los resultados esperados. Dependiendo de la figura jurídica esto modificará elementos clave como la inversión inicial, el número de socios, responsabilidades y la inscripción en el seguro social. Actualmente en la normativa legal española dispones de diferentes tipos de sociedad mercantil, según el objetivo de negocio que se persiga.
¿Qué tener en cuenta al momento de elegir la forma jurídica?
Hay muchos criterios que hay que evaluar antes de elegir la forma jurídica de tu empresa. La actividad es lo primero a tomar en cuenta, ya que hay sectores específicos como la banca y seguros que exigen una determinada modalidad. Por otro lado, la cantidad de socios dependerá de la actividad. Si quieres emprender en solitario la figura del autónomo es la más idónea para ti. Además, el capital es muy importante, a tal punto que la ley exige un aporte mínimo de 3.000 euros para arrancar cualquier empresa.
La contabilidad es otra parte importante y que todas las figuras jurídicas deben presentar ante las autoridades. Sin embargo, el autónomo no tiene esta obligación y basta con solo llevar un registro diario de sus gastos y egresos. A su vez, la responsabilidad con los terceros determina cómo pagar en caso de deudas, así que los autónomos y sociedad civil responderán con todo su patrimonio. Mientras tanto, los demás tipos de compañía pagarán solo con el patrimonio de la empresa.
Tipos de formas jurídicas
Los tipos de formas jurídicas que puede tener una empresa en España son:
Autónomo
Esta es la figura jurídica especial para ti si quieres ofrecer productos y servicios de forma solitaria. Un autónomo es un profesional que brinda sus actividades a un tercero, generalmente empresas a través de un contrato. Para lograrlo necesitas darte de alta en el IAE (Impuesto de Actividades Económicas), pagar una mensualidad a la Seguridad Social y tributar en el IRPF. Por ende, esta modalidad es una de las más fáciles de desarrollar, aunque tiene como riesgo principal que respondes con todo tu patrimonio personal en caso de deudas.
Sociedad Limitada
La Sociedad Limitada es la figura jurídica de una empresa en la que la responsabilidad se divide en el aporte de cada socio. De este modo, cada participante no responderá más de lo que haya invertido en la sociedad, lo que brinda cierta protección al accionista. El capital social mínimo es de 3.000 euros y puede dividirse en diferentes acciones. Por otro lado, el área tributaria es muy sencilla, ya que paga mediante el Impuesto de Sociedades, algo que podrás hacer rápidamente.
Cooperativa
Este tipo de empresa es bastante particular, y es que aquí los socios son al mismo tiempo trabajadores de la organización. En este sentido, hay dos tipos de cooperativas en el mercado, las que requieren de 3 socios para desarrollarse y las que se ejecutan producto de una fusión. No se necesita un capital mínimo para fundar una sociedad cooperativa, aunque los socios pueden fijarlo en los estatutos. La responsabilidad de cada socio va relacionado con el capital que hayan aportado a la compañía.
Sociedad Civil
La Sociedad Civil es una modalidad bien particular, porque requiere que dos autónomos se agrupen en una sola forma jurídica. Para esto se firma un contrato de colaboración o pueden comprar un NIF societario, aunque en este caso se haría el proceso ante un notario. En consecuencia, si se elige la última opción los tributos se harán según el Impuesto de Sociedades. No obstante, si decides irte por la primera alternativa, cada socio tendrá que hacer su declaración de IRPF, así que es una figura bastante flexible.
Sociedad Anónima
Posee la característica de que los socios responden dependiendo del capital que hayan aportado. Sin embargo, en esta forma jurídica el capital social mínimo es de 60.000 euros según las leyes españolas. Este monto puede dividirse en numerosas acciones y tributarán mediante el Impuesto de Sociedades, así como debe tener una serie de órganos internos. Junta de accionistas, consejo de vigilancia y administradores son algunos de los cargos que deberán aparecer en la hoja de balance. Es una de las formas jurídicas de una empresa más utilizadas en la actualidad.
Comunidad de Bienes
Esta empresa tiene unos detalles bastante interesantes. Se trata de una sociedad que se forma mediante un contrato privado entre dos o más personas que son propietarios de la organización. En este sentido, si quieres comenzar con esta figura es necesario que se especifique cuál es la actividad del proyecto y el porcentaje de participación de cada socio. A su vez, es necesario mostrar el aporte de cada quien, sistema de administración y los elementos comunes de la empresa en ese momento.
Importancia de tener una forma jurídica en la empresa
La forma jurídica de una empresa es fundamental para poder ofrecer productos y servicios en el marco de la ley. Por ende, tenerlo te permitirá expandir tus operaciones a cualquier rubro que quieras según los requisitos de las autoridades. Además, los clientes son muy exigentes en este aspecto, ya que suelen pedir facturas o cualquier tipo de documentación que demuestre que eres legal. Todo esto refleja la importancia de formalizar tu compañía según los elementos que te hemos dado en este artículo.
En la actualidad existen muchas figuras jurídicas que se ajustan a cada tipo de emprendimiento. De este modo, es necesario que primero armes un plan de negocios bien estructurado donde especifiques todos los detalles de la compañía. Posteriormente podrás elegir cuál es el tipo de empresa que se ajusta a tus necesidades. Estar en regla es una de las mejores decisiones que puedes tomar, especialmente si quieres tener un negocio propio. Ahora tendrás una responsabilidad ante tus socios, clientes y el Estado.
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