Hiperconectados y confiados: ¿por qué los jóvenes son tan vulnerables al cibercrimen?
Los millennials (44%) y la Generación Z (51%) se enfrentan a más amenazas cibernéticas que los baby boomers (21%)
Algunos estudios estiman que el coste global del cibercrimen podría alcanzar los 10,5 billones de dólares este 2025. La realidad es que los delitos digitales se han vuelto cada vez más comunes, generando enormes pérdidas económicas para empresas, instituciones y organizaciones en todo el mundo. Se trata de un «negocio» muy rentable que requiere pocos recursos, está poco regulado a nivel internacional y se beneficia de un alto grado de impunidad.
Aunque podría pensarse lo contrario, los más vulnerables a este tipo de delitos no son los adultos mayores, generalmente menos familiarizados con el mundo digital, sino los jóvenes, para quienes conectarse a internet es tan cotidiano como respirar. A pesar de estar más presentes que nunca en la red, los jóvenes se protegen menos y se exponen más.
Según datos de la National Cybersecurity Alliance, los millennials (44%) y la Generación Z (51%) se enfrentan a más amenazas cibernéticas que los baby boomers (21%). Además, aproximadamente uno de cada cuatro millennials (25%) y jóvenes de la Generación Z (24%) ha experimentado el robo de su identidad al menos una vez, frente al 14% de los baby boomers. De hecho, el 79% de los baby boomers aseguró no haber sido víctima del cibercrimen.
Los jóvenes, muy conectados y demasiado confiados
La compañía de ciberseguridad ESET señala que la combinación de hiperconexión y una baja percepción del riesgo convierte a los nativos digitales en el objetivo de los ciberdelincuentes. Tener más cuentas en redes sociales o plataformas supone manejar más contraseñas, almacenar más datos y, en consecuencia, abrir más puertas a los atacantes.
El director de investigación y concienciación de ESET España, Josep Albors, explica que «la experiencia digital de los jóvenes es amplia, pero en muchos casos carece de una base sólida de autoprotección». «El problema no es solo un conocimiento tecnológico, que muchas veces se da, pero que dista mucho de la realidad, sino la falta de hábitos consistentes de ciberseguridad», añade.
En la misma línea, un informe de la empresa Panda Security expone que estar siempre conectado es uno de los principales factores de riesgo. Esto significa que, cuanto más se cree conocer el terreno que se pisa, más vulnerable se vuelve uno a sus peligros, debido a una excesiva confianza. Esto es precisamente lo que les ocurre a los más jóvenes.
La mitad de los jóvenes usa siempre la misma contraseña
Una de las cuestiones que más aumenta la vulnerabilidad de los usuarios son las contraseñas. Según la encuesta de National Cybersecurity Alliance, menos de la mitad (46%) de los participantes utilizan una contraseña diferente para sus cuentas más importantes, mientras que un 20% reconoce que nunca o rara vez lo hace. Además, solo el 43% afirma que crea contraseñas largas y únicas de manera habitual.
En el ámbito laboral, la situación tampoco es mejor. La mayoría de los jóvenes de entre 18 y 24 años consideran que las herramientas de seguridad son incómodas, y muchos admiten haber intentado saltarse las políticas de la empresa para hacer su trabajo más rápido.
Principales amenazas para los jóvenes hiperconectados
La hiperconexión expone a los jóvenes a riesgos como fraudes en redes sociales, estafas románticas y campañas de phishing. La facilidad para compartir información personal y la tendencia a actuar de manera impulsiva sin verificar la autenticidad de mensajes u ofertas, facilita que los ciberdelincuentes logren sus objetivos.
Entre las principales amenazas se encuentra la sextorsión, en la que las víctimas son engañadas para enviar imágenes íntimas o se enfrentan a la difusión de contenido falso creado mediante inteligencia artificial. Otro riesgo es el robo de cuentas, ya que los perfiles de redes sociales, las plataformas de juego y los servicios de mensajería son especialmente atractivos para los delincuentes, quienes se aprovechan de contraseñas débiles, repetidas o de la ausencia de autenticación multifactor.
Las estafas en línea también son frecuentes y se presentan a través de mensajes, anuncios en redes sociales y deepfakes de celebridades o cuentas hackeadas de amigos. Estos mecanismos buscan generar urgencia o miedo a perderse algo, conocido como ‘FOMO’, con el objetivo de robar datos personales o dinero. Además, las descargas maliciosas son un riesgo cuando los jóvenes buscan aplicaciones, juegos o contenido audiovisual gratuito en canales no oficiales, lo que los expone a malware, spyware y adware.
Cómo protegerse frente al cibercrimen
Para evitar ser víctimas del cibercrimen, ESET recomienda a los jóvenes seguir algunas pautas como, por ejemplo, descargar contenidos únicamente desde tiendas oficiales y evitar contenido pirata, así como revisar las opiniones de desarrolladores antes de instalar aplicaciones.
Importante también mantener los sistemas y programas siempre actualizados, usar soluciones de seguridad de proveedores de confianza y desconfiar de enlaces y archivos no solicitados, y verificar remitentes.
Además, se recomienda no fiarse de anuncios ni mensajes en redes sociales, incluso si parecen venir de amigos. Asimismo, es importante configurar la privacidad en redes sociales para limitar la exposición de información personal. «Y, recuerda que, si algo parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente sea una trampa», concluyen desde ESET.
Laura SanfélixGraduada en Periodismo por la Universitat de València, con un máster en Periodismo Político Internacional y otro en Comunicación y Marketing Político. He desarrollado mi trayectoria profesional en medios como Europa Press, así como en el ámbito de las agencias de comunicación. En la actualidad, escribo sobre información económica y empresarial en la web y la revista de Economía 3.
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