Noche santa: un tiempo de luz en medio de la oscuridad
Un tiempo de luz en medio de la oscuridad, la llegada de una fecha única, ese momento especial que vivimos al celebrar la Navidad. Esto es lo que nos traslada la canción navideña «Oh, noche santa», escrita en 1847 por un vendedor y distribuidor de vinos francés llamado Placide Cappeau a petición de un clérigo católico. La entonación musical fue obra de Adolphe Charles Adams. Ninguno de los dos vivía ya cuando, en 1906, «Oh, holy night» se convirtió en la primera canción en ser retransmitida a través de las ondas de radio y traspasar fronteras.
Un mensaje que se torna especialmente relevante ante los desafíos a los que nos enfrentamos y ante las adversidades que han vivido las zonas afectadas por la DANA, permitidme este especial recuerdo para ellos. La Navidad nos recuerda que, incluso en los momentos más difíciles, siempre hay espacio para la esperanza y la renovación.
La Navidad es una época del año que evoca una serie de valores como la generosidad, la esperanza, la unión y la paz. Estos valores no solo resuenan en el ámbito personal, sino que también deben ser un faro que guíe a las empresas en su camino hacia un futuro más humano y sostenible.
La generosidad: en un mundo donde el consumismo a menudo eclipsa el verdadero significado de la festividad, las empresas tienen la oportunidad de liderar con el ejemplo.
La esperanza: ser capaces de proyectarnos hacia el futuro con la esperanza de que lo mejor está por venir. Todo tiene una razón de ser, hay una meta a la que nos dirigimos, que en parte depende de nosotros y en parte no, por eso hay que evitar la frustración.
La unión: otro de los valores que promueve la Navidad y que, en el contexto empresarial, se traduce en la importancia de construir equipos cohesionados y fomentar un ambiente de trabajo inclusivo.
Y, finalmente, la paz, que es un valor que todos anhelamos; a nivel mundial, porque hay 56 conflictos armados activos que afectan a miles de personas. Y también es deseable que pensemos en la paz a nivel personal y empresarial; la envidia solo lleva a las guerras personales, familiares, empresariales, políticas y así sigue la escalada hasta el máximo nivel. Liderando con humildad se evitarían las guerras.
Desde esa primera versión en una pequeña misa de Navidad en 1847, «Santa la noche» se ha cantado millones de veces en iglesias de todos los rincones del mundo. Y desde el momento en que un puñado de personas lo escucharon por primera vez en la radio, el villancico se ha convertido en una de las canciones espirituales más grabadas y tocadas de la industria del entretenimiento.
«Oh, noche santa, hermosas las estrellas.
Nació Jesús, nuestro gran Salvador»
Feliz Navidad