Jueves, 21 de Noviembre de 2024
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La economía española sorprende a los economistas: crecerá hasta el 2,3% en 2024

Los buenos datos de la economía mundial han sorprendido positivamente a los economistas durante la primera mitad de 2024. Y es que, pese a las tensiones geopolíticas y las políticas monetarias restrictivas en la mayoría de las economías avanzadas, los principales organismos internacionales han revisado al alza sus previsiones de crecimiento para este año, situándolas entre el 3,1% y el 3,2%. Este ha sido también el caso del Instituto de Estudios Económicos (IEE), que ha presentado su informe semestral de Coyuntura Económica, titulado «La competitividad como oportunidad para la mejora de nuestro bienestar», a cargo de su presidente Íñigo Fernández de Mesa y del director general, Gregorio Izquierdo.

Fuente: IEE.

En relación a nuestro país, el informe destaca el notable dinamismo de su economía durante 2023 y los primeros meses de 2024, impulsado principalmente por los buenos datos de los servicios -especialmente turísticos-, y el aumento del consumo público. Sin embargo, las exportaciones de bienes y la inversión han mostrado un comportamiento más negativo de lo esperado. El IEE ha revisado también al alza sus previsiones para la economía española, estimando un crecimiento del 2,3% en 2024 y anticipando un avance del PIB del 1,8% en 2025.

La economía española sorprende a los economistas: crecerá hasta el 2,3% en 2024

El estudio apunta a varios elementos como los responsables del crecimiento de la economía española en 2024. Entre ellos destacan la mejora de la renta familiar y el aumento del ahorro, que van a sustentar el consumo; también las condiciones financieras menos restrictivas y el buen comportamiento del sector exterior. Por otra parte, jugarán un papel determinante el impacto de los fondos europeos en la inversión y la resiliencia del mercado laboral ante crecimientos del PIB moderados.

No es oro todo lo que reluce

Para Íñigo Fernández de Mesa, la economía española mantiene un buen crecimiento económico, «por encima incluso de nuestros socios europeos también en generación de empleo». Sin embargo, la economía española también tiene asignaturas pendientes: el bajo potencial de crecimiento o la debilidad de la inversión en bienes de equipo que está lastrando la productividad. Otro de los ámbitos que preocupan son los bajos niveles de la inversión empresarial, y la escasez de vivienda en algunas zonas de la geografía española, que puede reducir la movilidad laboral y el potencial de entrada de trabajadores extranjeros, al tensionar los precios.

Si bien la evolución del empleo apunta a una continuación del dinamismo del mercado laboral en el segundo trimestre, con la afiliación a la Seguridad Social en máximos históricos, nuestros niveles de paro continúan siendo elevados, con casi 3 millones de desempleados y una tasa de paro que repuntó hasta el 12,3% en el primer trimestre, siendo la tasa más elevada de la Unión Europea (UE).  A todo ello se suma que el tejido empresarial está soportando mayores costes laborales unitarios que en los últimos años, mientras que la productividad por ocupado continúa disminuyendo.

Dentro de los costes laborales, los economistas destacan la notable subida de las cotizaciones obligatorias, que en el primer trimestre fueron un 22,6% superiores a las del mismo periodo frente a 2019. En este sentido, España sigue siendo uno de los países europeos con mayores cotizaciones sociales pagadas por las empresas en porcentaje del PIB. En concreto, se sitúa en el 9,5% del PIB en 2022, por encima del 7,1% de promedio en la UE.

La inflación persiste, ¿por qué?

En lo transcurrido en 2024, la inflación está mostrando cierta resistencia a la baja y se mantiene en tasas alrededor del 3%. El componente energético no sólo ya no resta, sino que ha pasado a contribuir positivamente a la inflación general. Y, aunque los alimentos han moderado significativamente el ritmo de avance de sus precios, la inflación subyacente ha frenado su ritmo de descenso, e incluso ha registrado un ligero repunte.

Tanto en el caso de los alimentos como en el caso de los bienes industriales no energéticos, se espera una continuación en la senda de desaceleración de precios actual. Sin embargo, el dinamismo de la demanda de servicios y el aumento de los costes de producción, sobre todo los salariales, podrían ser factores que dificulten la contención de precios en este sector.

Desde el IEE, los economistas esperan que la inflación se mantenga en el 3,5% de media en 2024, a pesar de la desaceleración del componente subyacente (3%). De cara a 2025, la inflación general y subyacente podrían situarse en el 2,1% y el 2,3%, respectivamente.

La competitividad, la última frontera del crecimiento

La economía y la sociedad española, tras la crisis financiera y de deuda pública, registró una profunda transformación de sus estructuras productivas que conllevó una mejora de competitividad y, por ende, una recomposición de determinados desequilibrios que impedían a la economía española mantener sus tasas de crecimiento a largo plazo. Sin embargo, el impulso del consumo privado, público y la actividad externa de los servicios podría empezar a dar síntomas de agotamiento si no se acometen reformas para reactivar el crecimiento de nuestra productividad.

Fuente: IEE.

Según el Índice de Competitividad del International Institute for Management Development (IMD), en 2024 España ha experimentado una llamativa caída al puesto 40 de entre 67 países (en 2023 nuestro país se situaba en la posición 36), ocupando el lugar 19 de 30 países europeos (la 18 en 2023). Una situación preocupante, porque, lejos de atajarse, vemos cómo se viene agravando año tras año.

Así pues, según los expertos del IEE, los principales desafíos que deberá abordar la economía española son reducir la carga impositiva, asegurar un marco regulatorio estable para las empresas, invertir los fondos europeos de forma eficiente, reforzando la productividad y configurando una economía más resiliente.

Además, ante el contexto globalizado actual, España debe incrementar sus esfuerzos por impulsar la digitalización de las empresas, especialmente de las pymes, adaptar el marco educativo a las nuevas necesidades de las empresas y aumentar la inversión en I+D, fortaleciendo la coordinación entre los diferentes actores y promoviendo la transferencia de conocimiento.

 

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