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Las baterías son un problema para los eléctricos, pero también un nuevo mercado

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la presente -y futura- movilidad eléctrica es hallar una solución para las baterías de los vehículos eléctricos, altamente contaminantes y de difícil reciclado, una vez han terminado su vida útil.

Y es que en el interior de una batería existen minerales como el cobalto, el litio, el manganeso o el níquel; de los cuales únicamente el primero resulta provechoso económicamente para las empresas reciclar en la actualidad. De hecho, según la Asociación Española de Desguaces y Reciclaje del Automóvil (AEDRA), la cifra de baterías que agoten su vida útil en nuestro país se prevé que se multiplique progresivamente hasta ascender a 3,4 millones de unidades en 2025.

Las baterías son un problema para los eléctricos, pero también un nuevo mercado

No es casualidad, por tanto, el anuncio de PowerCo, durante la ceremonia el pasado marzo de colocación de la primera piedra, de que un tercio de los 1,3 millones de metros cuadrados que ocupará la futura gigafactoría de baterías de Sagunto se destinará a una planta de reciclaje de estos elementos.

¿Qué problemas plantean las baterías?

Las baterías de los vehículos eléctricos plantean una serie de graves problemas que, mal gestionados, pueden suponer un auténtico desastre medioambiental. El principal radica en el proceso de producción de las mismas, muy contaminante y exigente en recursos naturales que, además, no se encuentran en nuestro territorio.

Según Guillermo Escobar, coordinador técnico de la Plataforma Tecnológica Española de Eficiencia Energética (PTE-ee), la clave pasa por ser «lo más circulares posible». Para ello, asegura, «no debemos desaprovechar ninguna de las baterías que salen de servicio y hemos de tratar de reciclarlas completamente con métodos material y energéticamente eficientes».

Sin embargo, la tecnología de reciclado que se ha venido utilizando hasta la fecha resulta muy poco eficiente y requiere gran cantidad de energía sin que por ello aseguren la recuperación completa de los materiales. Según el experto, otras tecnologías, como el reciclado directo, permiten trocear los elementos de las baterías y recuperarlos con un rendimiento mucho mayor; aunque exigen nuevas instalaciones y requieren más mano de obra.

La soberanía energética debe ser un fin

Otro de los aspectos que resultan determinantes es el acceso a las materias primas necesarias para fabricar las baterías. Tal y como explica el coordinador de PTE-ee, la mayor parte de los elementos críticos que requieren las baterías de ión-litio en la actualidad no se encuentran en Europa.

«No podemos, por tanto dedicarnos a tirar las baterías, sino que debemos asegurarnos de poder reciclarlas totalmente y volverlas a poner en circulación o tendremos un problema en años venideros. Debemos lograr que este sea un proceso completamente circular, lo cual a día de hoy es una opción totalmente factible», asegura Escobar.

Y concluye añade: «Se habla mucho del litio, pero el problema más gordo es el de otros metales que son todavía más extraños y no podemos depender de Asia o África para nuestra movilidad».

Un nuevo mercado

Con unas estimaciones que proyectan que el reciclaje de materias de baterías alcance las 35.000 toneladas anuales en España para 2035, son cada vez más las empresas que ven en su reciclaje un atractivo nicho de mercado. Es el caso de TERA Batteries Recycling, una empresa valenciana que busca situarse como firma especializada en el reciclaje y la segunda vida de las baterías eléctricas.

Según el CEO de PCEX y TERA, David Santiago, se espera que en los próximos años el volumen de este mercado aumente exponencialmente. Y asegura que «hay unos sectores que tienen en la actualidad la necesidades específica de que alguien cubra la recuperación y reciclado de estos elementos».

«Tras el análisis y caracterización del producto, lo que hacemos es construir unas baterías de segunda vida bajo la denominación de TERA que servirán para otros sectores que no sean el automovilístico. Vamos a cubrir necesidades de almacenamiento energético para empresas pertenecientes al sector de las energías solares, eólicas o industriales», explica Santiago.

Actualmente la firma se encuentra inmersa en el proceso de construcción de una planta piloto donde, a una escala adecuada a las necesidades del mercado, se llevarán a cabo los primeros procesos para desmantelar baterías y extraer los componentes reutilizables. «Lo que queremos hacer es dar una aplicación comercial de toda la aplicación que llevamos haciendo desde hace tiempo», afirma el CEO de TERA.

Conformar el hub valenciano

Un elemento que será importante durante los próximos años será el de territorialidad. Con un importante hub de la movilidad eléctrica tomando forma en la Comunidad Valenciana, empresas como TERA buscan posicionarse como un jugador principal en el mercado del reciclado de cara a los próximos años.

«Va haber un gran mercado y nosotros estamos radicados en la Comunidad Valenciana, aunque buscamos cubrir todo el territorio nacional. Hay que tener en cuenta que la batería es un producto pesado, que cuanto menos lo muevas mejor. Esto supone que, además, hay que saber transportarlo y contar con los recursos adecuados para que no suponga un riesgo. Nosotros sabemos cómo hacerlo y queremos dar servicio a la necesidad que tendrán los talleres nacionales, el sector de la automoción y los desguaces», concluye el empresario.

Los grandes ven mercado

Son diversas las grandes firmas que están posicionándose en el mercado de soluciones industriales en el reciclaje de baterías de ion de litio. Entre ellas, la suiza Glencore y las españolas Iberdrola y FCC Àmbito, las cuales han anunciado esta semana que trabajarán juntas para comenzar a operar en Francia y Portugal.

Las tres firmas han indicado que la cuestión del reciclaje de esa baterías es un problema mayor a resolver en el mediano y largo plazo, por lo cual planean abordar la cuestión levantando una instalación dedicada a este fin, cuya localización está aún por definir y donde estos dispositivos de almacenamiento de energía podrían encontrar una segunda vida.

FCC Ámbito es una filial de FCC Medio Ambiente especializada en recuperación y reciclaje de residuos industriales, mientras que Glencore está dedicada al negocio de las materias primas y también produce, comercializa y recicla baterías, pero ha señalado su intención de acelerar la circularidad de los metales en estas últimas.

En este trío, Iberdrola, como empresa proveedora de energía renovable, busca que el acceso a este tipo de tecnologías sea más fácil con miras a la sostenibilidad medioambiental, según un comunicado conjunto.

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