Entre la vivienda en alquiler y la propiedad, en España se empieza a abrir paso una nueva forma de uso de la vivienda. El coliving o cohousing. En Alicante, Vida Sostenible es la organización de referencia en este nueva fórmula que, además, tiene como objetivo crear comunidad.
Prudencio López, coordinador de Vida Sostenible, argumenta que existe una «necesidad real y creciente en el uso de la vivienda que permita una cierta estabilidad, pero que, al mismo tiempo, no ate a la persona y mucho menos la hipoteque de por vida».
El cohousing ha ido desarrollándose en el pasado en grupos de personas próximas a la jubilación que se unían en un proyecto que les permitieran disponer de unos servicios mínimos para garantizar su bienestar. Sin embargo, esta fórmula ha ido evolucionando para satisfacer las necesidades de otros grupos humanos.
«La solución de la compra para muchas personas, cada vez más, es imposible por los precios y la cantidad de dinero que hay que aportar y el alquiler está experimentando unos aumentos de precio brutales», asegura López, que ha gestionado ya varias iniciativas de este tipo.
Por ejemplo, y cita el caso que mejor conoce, «en Alicante no encuentras una vivienda módica por menos de 600 euros al mes, para muchísima gente es una barbaridad».
El cohousing es un modelo residenal ampliamente desarrollado en Dinamarca y Alemania
Para dar respuesta a estas necesidades sin solución en el mercado, Vida Sostenible puso en marcha la vivienda colaborativa, un modelo que está muy desarrollado en Europa, especialmente en Dinamarca y Alemania, pero también en Francia e Italia.
El proyecto de cohousing parte de unir un grupo de personas con intereses afines que son las promotoras de su propio proyecto. En ese proceso cuentan con la ayuda de especialistas, teniendo en cuenta que lo que se desarrolla no es una vivienda, sino un proyecto de vida, asegura Prudencio López.
Se trata de iniciativas que se desarrollan a medio y largo plazo. Un proceso que viene a durar unos tres años y en el que intervienen desde arquitectos a abogados, financieros o constructores. La puesta en marcha se produce cuando hay entre 5 y 7 unidades de convivencia interesadas. «A partir de ahí, través de la base de datos que tenemos y las relaciones, se completa el grupo hasta obtener entre 20 y 30 unidades», añade el coordinador de Vida Sostenible.
Si el número de personas interesadas supera a las unidades previstas, se abre una lista de espera para cubrir bajas o, incluso, participar en nuevos proyectos.
«Los proyectos son más económicos porque no hay especulación ni sobrevaloración ni beneficio empresarial, solamente el valor de las personas que intervienen. En muchos aspectos es una solución ideal», subraya López.
Vida Sostenible gestiona en estos momentos un proyecto intergeneracional sobre suelo público en Alicante
Vida Sostenible se ha adjudicado la promoción de viviendas sobre suelo público cedido durante 75 años por la Entitat Valenciana d’Habitatge i Sol. Se trata de la comunidad colaborativa de Rabassa, con 18 unidades de convivencia, viviendas adosadas para diferentes tipos de familia que saldrán por un alquiler medio de 395 euros mensuales. Para entrar en este proyecto de carácter intergeneracional es precisa una aportación de unos 24.000 euros que puede recuperarse cuando se deja la vivienda.
En este caso de cohousing se proyecta una zona común que incluye desde cocina y comedor hasta espacio de coworking, habitaciones para cuidadores, lavandería, salas de cuidado terapéutico y hasta un café-tienda abierto al barrio.
La construcción se realiza siguiendo las directrices de casas saludables y sostenibles. «Nuestros arquitectos -agrega López- hacen casas que, al mismo coste, ganan mucho en la salud de las personas. Cumplen e incluso superan todos los preceptos que marca la ley en cuanto a uso de materiales sostenibles, emisiones, uso de energías limpias, accesibilidad …»
En el diseño de las casas intervienen de forma decisiva los futuros habitantes en un proceso de co-creación, contrando con el asesoramiento de los arquitectos. Así se deciden los espacios comunes o se determina el equipamiento de la vivienda. Mientras, de la parte de la financiación se ocupa la cooperativa que recurre a la banca ética para obtener la inversión necesaria para la construcción.