La incertidumbre impulsa un diseño del hábitat más inclusivo, confortable y emocional

Los tiempos de incertidumbre política y económica que atravesamos se reflejan en todos los ámbitos de la vida, también en la forma en que concebimos los espacios que habitamos. Esa incertidumbre está impulsando una evolución del hábitat hacia espacios más inclusivos, optimistas, confortables y creativos, donde el componente emocional adquiere un protagonismo creciente.

Esta es una de las principales conclusiones del nuevo Cuaderno de Tendencias del Hábitat 2026, elaborado por el Observatorio de Tendencias del Hábitat, un sistema pionero iniciado en 2006 e integrado por el Instituto Metalmecánico, Mueble, Madera, Embalaje y Afines (Aidimme), el Instituto Tecnológico Textil (Aitex) y el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC), todos ellos miembros de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit).

El Cuaderno, que cuenta con el respaldo del Instituto Valenciano de Competitividad (IVACE+i) de la Generalitat Valenciana, ofrece información para empresas, profesionales y personas interesadas en el sector. El estudio proporciona una fotografía de la situación actual del hábitat para detectar corrientes y movimientos en la industria.

El hábitat, un concepto cargado de significado emocional

Las líneas de fondo que detecta el Observatorio en su nuevo análisis se sustentan en transformaciones sociales, culturales y socioeconómicas que están redefiniendo el diseño de los productos vinculados al ámbito del hábitat. Hoy, el concepto de hábitat se aleja de una visión meramente funcional para convertirse en un espacio flexible y cargado de significado emocional.

«Responde a nuevas formas de vivir, de trabajar e incluso de relacionarnos. Todos los productos del hábitat adquieren un papel estratégico: materiales, componentes y mobiliario que ofrecen soluciones adaptadas a estos cambios», explica la responsable de la Unidad de Diseño de Producto y responsable del Observatorio de Tendencias del Hábitat del ITC, Lutzia Ortiz.

El actual contexto de incertidumbre política y económica ha situado la dimensión emocional en el centro del diseño del hábitat. Según explica la responsable del Observatorio de Tendencias del Hábitat del ITC, «desde hace años se buscan materiales y superficies que transmitan sensaciones de identidad, bienestar y confort, reforzando ese concepto de refugio del hogar del que tanto se habla». «No es algo nuevo y todo apunta a que seguirá acompañándonos durante mucho tiempo», añade.

Esta situación de inestabilidad, señala, influye de forma directa en las tendencias recogidas en el cuaderno. Refuerza la necesidad de bienestar y confort, pero también estimula la creatividad y mantiene vivo el interés por el universo del lujo. Un lujo que, en el contexto actual, se expresa de manera más sostenible, consciente y responsable, apunta Ortiz.

Espacios inclusivos y lujo «consciente» para jóvenes

Una de las principales tendencias identificadas por el Observatorio es Opulence in Fluxe, que describe cómo el concepto de lujo está cambiando. Según Ortiz, «el lujo evoluciona hacia experiencias más exclusivas, tecnológicas y sostenibles, orientadas a generaciones más jóvenes que buscan calidad y autenticidad». En este contexto, la tecnología y las experiencias inmersivas se convierten en un reclamo para una juventud que entiende el lujo desde un consumo más consciente y ético.

Otra tendencia destacada es Retro Reference, que propone una nueva manera de diseñar los espacios a partir de la combinación de artesanía, memoria y tecnología. El resultado son entornos más cálidos y emocionalmente cercanos, en los que conviven elementos retro y contemporáneos. Se trata de espacios pensados para generar conexión emocional, reforzar el sentido de comunidad y equilibrar estética y funcionalidad.

La inclusión y la equidad ocupan también un lugar central en el diseño del hábitat. El hogar se concibe ahora como un espacio flexible, capaz de adaptarse a distintas edades, formas de convivencia y usos. Se priorizan el diseño funcional y la durabilidad, con soluciones versátiles que respondan al paso del tiempo y a las distintas circunstancias de un contexto marcado por la inestabilidad. En este marco se sitúa la tendencia Design for Us, en la que, como señala Ortiz, «el diseño del hábitat se orienta hacia la inclusión y la durabilidad, respondiendo a hogares diversos, cambiantes y multigeneracionales en un contexto de inestabilidad global».

Optimismo y sostenibilidad en el diseño

El diseño del hábitat avanza hacia una visión más global, en la que estética, tecnología y naturaleza se integran para mejorar el bienestar de las personas. Esta forma de entender los espacios se recoge en la tendencia Feel Appeal, que concibe el hogar como un refugio emocional. Según explica Lutzia Ortiz, «el hogar se consolida como un refugio emocional y restaurador, donde el diseño se une con la naturaleza y la tecnología». En la práctica, esto se traduce en espacios pensados para generar calma, confort y conexión con el entorno.

La sostenibilidad sigue siendo uno de los ejes centrales del diseño del hábitat. Bajo el concepto We are Nature, el Cuaderno de Tendencias identifica una evolución hacia modelos más responsables, en los que la sostenibilidad no solo se declara, sino que se demuestra. «Es una tendencia en la que la sostenibilidad es el eje principal y evoluciona hacia modelos más regenerativos y verificables», detalla Ortiz. Cobran fuerza los modelos circulares, orientados a reducir el impacto del actual sistema de producción y consumo, mientras los consumidores exigen soluciones reales, medibles y transparentes. En este contexto, la aparición de nuevos materiales, la biotecnología y tecnologías como la inteligencia artificial abren nuevas posibilidades para el diseño.

La sexta tendencia identificada es Limitless Creativity, que sitúa la creatividad y el juego en el centro del diseño. Se expresa a través de espacios y productos más optimistas, con colores, texturas y estímulos sensoriales que buscan reducir el estrés y generar emociones positivas. Tal y como señala Lutzia Ortiz, esta tendencia «pone el foco en la creatividad, el juego y la tecnología para impulsar espacios más optimistas y sensoriales, con el objetivo de generar emociones positivas en una época marcada por la incertidumbre».