Bruselas plantea solo diez días de pesca y el sector lo califica de «barbaridad»

La propuesta de la Comisión Europea para 2026 ha encendido todas las alarmas en el Mediterráneo: reducir el esfuerzo pesquero a tan solo diez días de trabajo al año por barco. El sector lo califica como de «barbaridad» y «ruina». Las familias, las lonjas y el producto fresco que llega a los consumidores quedan en el aire ante una medida que, según los pescadores, puede  comprometer la continuidad de todo el tejido pesquero.

La Navidad se acerca y España ha tenido que ampliar de urgencia los días de pesca para evitar una caída drástica en la oferta de pescado y marisco. «Se han dado de media unos 13 días adicionales por barco, y para muchos ha supuesto un alivio», explica Javier Garat, presidente de la Confederación Española de Pesca (Cepesca). Pero esta noticia quedó eclipsada por una propuesta de Bruselas que el sector califica de «inesperada», «ridícula» y «una auténtica barbaridad». La Comisión Europea plantea que, en 2026, cada barco del Mediterráneo solo disponga de diez días de pesca al año

Sobre esta cuestión, Garat reconoce que, «tal y como ocurrió el año pasado, puede haber una serie de mecanismos de compensación que, si se cumplieran todos, hasta se podría llegar a los días que tenemos en la actualidad en este año 2025».

Un golpe incomprensible tras cinco años de sacrificios

«Es imposible vivir con diez días. Es una ruina. Eso es directamente que no salgan los barcos a pescar», denuncia Garat. La propuesta forma parte de la actualización de posibilidades de pesca para 2026, presentada por la Comisión Europea para el Mediterráneo y el Mar Negro. Aunque Bruselas asegura que busca «un enfoque equilibrado» e insiste en los avances científicos -como la recuperación de biomasa y la reducción de la mortalidad por pesca-, también subraya que «muchas poblaciones siguen sobreexplotadas» y defiende recortes adicionales para alcanzar niveles sostenibles.

Sin embargo, para el sector español, esta decisión supone un golpe incomprensible tras cinco años de sacrificios. «Desde 2020 se han reducido más de un 40% los días de pesca», recuerda Garat. «Hemos cambiado artes de pesca, adoptado medidas técnicas y cumplido con todo lo que se nos ha pedido. Los informes científicos hablan de tendencia positiva y pensábamos que por fin iban a devolvernos días de trabajo. Y sorprendentemente ha sido lo contrario».

No hay un escenario viable

La Comisión propone que los pescadores puedan «recuperar días mediante medidas de conservación adicionales», pero el presidente de Cepesca insiste en que ni siquiera así se vislumbra un escenario viable. «Este año, gracias al cambio obligatorio de mallas y otros esfuerzos, llegamos a unos 130 días de media, y con la ampliación del Ministerio llegaremos a 143. Ya era insuficiente. ¿Cómo pretenden que pasemos de eso a diez días?», lamenta.

Garat se muestra especialmente indignado por el contraste entre las palabras del comisario  europeo de Pesca y Océanos, Costas Kadis y la propuesta final. «Nos dijo claramente que ya no podían pedir más y más sacrificios, que ahora tocaba compensar al sector. Pero parece que esas palabras se las ha llevado el viento». La frustración es profunda y Garat expresa que  «la comisión nos ha indignado a todos».

Precios disparados

Mientras tanto, y a las puertas de la Navidad, donde el consumo de pescados y marisco se dispara, Pedro Carmona, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Torrevieja incide en que «si no hay producto, el precio se dispara”. Garat coincide en que  «si llega la Navidad y no hay pescado mediterráneo, el poco que aparezca costará mucho más. Claro que podría entrar de importación, pero no sería nuestro producto fresco y no beneficiaría a nuestra flota».

Más allá del consumo, la incertidumbre es devastadora para todo el ecosistema pesquero. «No sabemos cuántos días tendremos en 2026. Imagina lo que eso significa para las familias, para las lonjas, para la fábrica de hielo, para los comercializadores, para las pescaderías… Todo el tejido socioeconómico depende del barco y sus días de trabajo», apunta Garat. «La incertidumbre es lo peor que puede existir para cualquier empresa».

Futuro financiero incierto

El sector afronta además un futuro financiero complicado ante la reestructuración del nuevo marco europeo. «Han reducido el fondo específico de pesca en un 67%», denuncia Garat, que participa como ponente del nuevo dictamen europeo. Por ello, reclama que «la pesca no puede competir con otros sectores para buscar fondos. Necesitamos un fondo propio como siempre hemos tenido».

Si continúan las restricciones extremas, advierte, la pesca mediterránea se encamina a un colapso socioeconómico. En concreto, expresa Garat que  «si siguen recortando, acabarán con nuestros pescadores. Y cuando desaparecen los pescadores, desaparecen también las lonjas, las cofradías, las fábricas de hielo. Todo».

Y la caída de consumo del pescado

La caída del consumo de pescado agrava aún más el problema. «Es un drama sanitario», corrobora Garat. «El pescado previene enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, problemas visuales, articulares… Si seguimos con esta tendencia, aumentará el gasto sanitario del país».

A pesar de este escenario, Garat mantiene que la pesca sí tiene futuro, siempre que Bruselas cambie su enfoque. «Si de verdad quieren simplificar normas y facilitar la vida a los pescadores, el futuro será bueno, porque producimos la proteína animal más saludable y con menor huella de carbono», señala. «Pero si siguen poniéndonos trabas, será muy difícil», advierte.

Para el líder de la pesca española,  «la UE tiene que reconocer el trabajo de los pescadores, dejar de castigarlos y devolverles la posibilidad de trabajar dignamente. Diez días no es una propuesta seria. No es viable ni económica ni socialmente».