Ingenieros geomáticos reivindican su papel ante la crisis climática
Redacción E3
Las pérdidas económicas globales por desastres naturales van en aumento y no todas las regiones cuentan con la misma protección aseguradora. Entre 2012 y 2021, el promedio de cobertura por seguros para todas las catástrofes naturales a nivel mundial fue del 38,7%, lo que deja una brecha de protección del 61,3%. Esto significa que gran parte de las pérdidas económicas totales causadas por estos eventos no está cubierta por seguros.
Así se expone en el informe ‘Cambio Climático, Riesgos Extraordinarios y Políticas Públicas’, elaborado por el servicio de Mapfre y que ha sido presentado en el marco de la trigésima Conferencia Climática de la ONU (COP30).
Por tipo de catástrofe, entre 2013 y 2022, los huracanes, tifones y ciclones tuvieron un promedio de cobertura aseguradora del 40%, dejando una brecha de protección del 60%. En el mismo periodo, las inundaciones contaron con apenas un 19,4% de cobertura, lo que significa que el 80,6% del riesgo quedó sin protección.
Entre 2012 y 2021, los eventos climáticos en su conjunto estuvieron cubiertos por seguros en un 40,7 %, con una brecha de protección del 59,3%. Los terremotos, en cambio, tuvieron una cobertura mucho menor, de solo 14,7%, con una brecha de protección del 85,3%.
Las pérdidas económicas globales por desastres naturales muestran importantes variaciones cada año, pero mantienen una tendencia creciente. Según el Swiss Re Institute, las pérdidas aseguradas han aumentado entre un 5% y un 7% anual desde el año 1992.
Aunque a menudo se vincula este incremento al cambio climático, también influyen otros factores como el crecimiento económico y demográfico, la urbanización en zonas vulnerables y el aumento del valor inmobiliario. Aun así, existe consenso en que el calentamiento global está intensificando y haciendo más frecuentes los eventos climáticos extremos.
De acuerdo con el informe de Mapfre, en la última década (2015-2024), Asia presenta la mayor brecha de protección aseguradora: solo el 17,2% de las pérdidas por catástrofes naturales está cubierto, dejando una brecha del 82,8%. Le sigue América Latina con una brecha del 81,0%.
En contraste, América del Norte es la región con menor brecha, con un 43,2% de pérdidas no aseguradas.
Por otro lado, en Oceanía, las inundaciones y los ciclones son los principales peligros, aunque las tormentas convectivas severas —como el granizo y los tornados— están ganando protagonismo.
Para los mercados en desarrollo, especialmente en islas del Pacífico, la brecha se explica por la baja penetración de seguros y la falta de conocimiento sobre estos productos. En Asia, influye además el rápido crecimiento urbano, la elevada densidad de población y la acumulación de activos expuestos, especialmente en zonas propensas a inundaciones, que suelen estar menos aseguradas que los riesgos de viento.
En la región de Europa, Oriente Medio y África, la brecha aseguradora media entre 2015 y 2024 fue del 69,6%, lo que significa que solo alrededor del 30% de las pérdidas por catástrofes naturales estaba cubierto por seguros. Destaca el caso de la Unión Europea, donde, de media, solo una cuarta parte de las pérdidas económicas estaba asegurada, y en algunos Estados miembros la cobertura era incluso inferior al 5%.
El informe de Mapfre concluye que las pérdidas económicas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos están aumentando y es previsible que continúen haciéndolo debido a la creciente frecuencia y gravedad de estos eventos, impulsados, entre otros factores, por el calentamiento global.
Entre 1981 y 2023, las catástrofes naturales causaron alrededor de 900.000 millones de euros en pérdidas directas en la UE, y más de una quinta parte de estas pérdidas se concentró en los últimos tres años. Este incremento responde principalmente al aumento de la exposición económica, resultado del crecimiento de la riqueza y del valor de las propiedades situadas con frecuencia en zonas de alto riesgo, y también al cambio climático, que amplifica fenómenos como inundaciones, incendios forestales, tormentas, sequías y olas de calor.
Europa es el continente que más rápidamente se está calentando y que el número de eventos climáticos extremos ha alcanzado niveles récord, especialmente en 2023. Asimismo, la brecha de aseguramiento en la UE se mantuvo en niveles muy elevados, situándose en el 79,2% en 2022, el 79,6% en 2023 y el 80% en 2024.
En 2022, casi la mitad de las pérdidas económicas por catástrofes en la UE fueron por inundaciones, seguidas por las tormentas con fuertes vientos y, en menor medida, por los terremotos, siendo un sismo en Italia el evento más costoso del año. Las mayores brechas de aseguramiento se registraron precisamente en los riesgos sísmicos, con un 97% de pérdidas no cubiertas, seguidos de los incendios forestales, con un 93%, y de las inundaciones, con un 84%.
Grecia e Italia son, de hecho, los países con las brechas de protección más elevadas, en gran parte debido a la frecuencia de terremotos y a la escasa penetración de seguros que cubren este tipo de riesgo.
En 2024, las catástrofes naturales causaron pérdidas económicas de entre 320 y 368 millardos de dólares en todo el mundo, superando los 300 millardos por noveno año consecutivo y situándose un 14 % por encima de la media histórica.
Aproximadamente 140‑145 millardos estaban asegurados, con una cobertura del 44‑48%, afectada principalmente por tormentas severas, ciclones e inundaciones, siendo el huracán Helene el evento más destructivo con 79 millardos en daños.
La brecha de aseguramiento, estimada en 181 millardos, se debe a la baja penetración de seguros en economías emergentes, la concentración urbana en zonas de riesgo y la mayor frecuencia de eventos extremos por el cambio climático.
Entre 2000 y 2024, los ciclones tropicales y las inundaciones generaron las mayores pérdidas económicas, seguidos de los terremotos y las tormentas convectivas severas. Según el informe, la brecha de protección aseguradora es particularmente alta para las inundaciones, seguida de cerca por los terremotos. En el caso de los eventos climáticos, se observa un patrón similar al de todas las catástrofes naturales, con grandes variaciones anuales y una tendencia al alza tanto de las pérdidas como de la falta de cobertura.
Los ciclones tropicales, huracanes y tifones son de los desastres más costosos. Entre 2013 y 2022, estos fenómenos generaron pérdidas económicas por 899 mil millones de dólares, de las cuales solo el 40% estaba asegurada.
En total, entre 2000 y 2024, las pérdidas acumuladas por desastres naturales alcanzaron los 2,3 billones de dólares, de los cuales un 60% no estaba cubierto por seguros. Esta falta de protección se explica, en parte, porque muchos de estos eventos ocurren fuera de regiones con alta penetración de seguros. Destaca 2017, con los huracanes Irma y Harvey, que duplicaron las pérdidas de años anteriores, y el huracán Katrina (2005), que sigue siendo el más costoso registrado.
Cabe señalar que las inundaciones son la amenaza natural que afecta a más personas en todo el mundo, con un 29% de la población expuesta. Desde 2011, han sido responsables de más de un tercio de las muertes por desastres naturales y ocurren con mayor frecuencia que los ciclones y las tormentas severas. Entre 2013 y 2022, causaron 496 mil millones de dólares en daños, con un déficit de cobertura del 80,6%, mientras que entre 2000 y 2024, las pérdidas acumuladas por inundaciones alcanzaron 1,9 billones de dólares.
Casos como las inundaciones en Tailandia en 2011 muestran la magnitud de la brecha de aseguramiento. Aunque la cobertura ha mejorado en algunos años, el déficit mundial sigue siendo alto, según Mapfre. El seguro contra inundaciones, tradicionalmente vinculado a programas gubernamentales, empieza a expandirse en el sector privado como una herramienta para fortalecer la resiliencia frente a este riesgo que sigue aumentando.
Laura SanfélixGraduada en Periodismo por la Universitat de València, con un máster en Periodismo Político Internacional y otro en Comunicación y Marketing Político. He desarrollado mi trayectoria profesional en medios como Europa Press, así como en el ámbito de las agencias de comunicación. En la actualidad, escribo sobre información económica y empresarial en la web y la revista de Economía 3.
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