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Blanca Hernández, TuTechô: "La gente debe saber que con 1€ puede cambiar el mundo"

Se trata de la primera empresa social cotizada en BME Growth, que tiene como objetivo combatir el sinhogarismo y garantizar una vida digna para todas las personas y lo hace de la mano de una socimi y de una fundación. En algo más de dos años han conseguido que más de 600 personas se integren de nuevo en la sociedad

B. Hernández, TuTechô: «La gente debe saber que con 1€ puede cambiar el mundo»

Blanca Hernández, presidenta de TuTechô

Publicado a 14/06/2025 19:15 | Actualizado a 16/06/2025 18:10

Ayudar a las personas vulnerables en diferentes ámbito es uno de los objetivos de Blanca Hernández, presidenta de TuTechô, una labor que queda reflejada un su larga trayectoria personal.

Nuestra protagonista es también  fundadora de Magallanes Value Investors y presidenta de Fundación Ebro Foods. Es patrona de Fundación Capacis, Proyecto Hombre de Sevilla, Centro de Orientación Familiar Virgen de los Reyes y pertenece al consejo asesor de la Fundación Balia.

Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales y en Humanidades, con el proyecto TuTechô pone todo su empeño en acabar con el sinhogarismo. Hablamos con ella sobre este modelo y cómo lo están consiguiendo.

– ¿Qué te llevó a poner en marcha TuTechô?

Nos pusimos en marcha porque nos sentíamos incapaces de quedarnos indiferentes ante la situación de sinhogarismo que se está dando en España.

Nos dimos cuenta de que si a estas personas se les acompaña con un itinerario de inserción profesional desde la dignificación y estabilización de un hogar, son capaces de salir adelante.

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El problema fundamental es que las entidades sociales que acompañan a estas personas ven que nadie quiere alquilarles la vivienda cuando ven los perfiles que van a vivir en las casas o incluso que el pago del alquiler es inasumible. Por ello, nos marcamos como objetivo ayudar a los más excluidos de España.

Todos los perfiles vulnerables

– Cuando habláis de personas sin hogar, ¿a qué perfil os estáis refiriendo?

No hablamos solo de las personas que están viviendo en la calle, sino también de aquellas que huyen de sus casas por violencia, aquellos que caen en tratas de personas y en redes, los chicos jóvenes que están en centros de acogida y sabemos que a los 18 años van a la calle, aquellos que han solicitado asilo político o no tienen papeles y viven en situaciones de infravivienda…

– ¿Cómo pensáis ayudar a este colectivo?

Facilitando vivienda a entidades sociales que trabajan con todos estos perfiles, que les acompañan y que reclaman una vivienda para llevar a cabo su trabajo desde un lugar más digno.

Llevamos a cabo dos iniciativas. Por un lado, creamos una fundación y por otro lado una sociedad inmobiliaria porque solo con una fundación no veíamos viable el proyecto. Nadie nos iba a regalar viviendas y cuántas nos deberían regalar para poder transformar y acabar con esta lacra.

Creemos en la inversión de impacto. En concreto, en esa inversión que busca solucionar el mayor problema social que tenemos y cuyo inversor está dispuesto a ganar menos a cambio de una mayor rentabilidad social.

Viviendas ad hoc

– ¿Cómo lo conseguisteis?

Gracias al dinero de los inversores compramos las viviendas que necesitan las entidades sociales, ad hoc. Es decir, adquirimos lo que ellas nos piden.

– ¿Cómo se gestionan estas viviendas?

La ONG es la que decide quién vive en el piso. Estas se encargan de acompañar a estas personas, ya que no se trata solo de contar con una vivienda y hacer frente al alquiler, se trata de acompañarlas en cuestiones de salud, adicciones, papeles en regla, educación, empleo… hasta que consiguen su integración en la sociedad.

La ONG se encarga también de hacer frente al alquiler que está un 30% de media por debajo del precio de mercado.

Si aún así, la ONG no puede pagar el alquiler les ayudamos desde la Fundación que también hemos creado. Es decir, la filantropía al servicio de la inversión de impacto, que es la que de verdad puede escalar.

– ¿Cuándo comenzasteis vuestra actividad?

Nos pusimos en marcha a finales de 2022. Con lo que ya llevamos dos años y medio trabajando. Contamos con cerca de 400 viviendas en 17 ciudades de España.

Estamos centrados en tres focos: las grandes ciudades que es donde hay más bolsas de pobreza y donde hay que llevar también una mayor labor de prevención para no acabar en esa situación de exclusión tan severa. Y además, es en este ámbito donde hay un mayor tejido asociativo que puede acompañar a las personas.

También estamos en los asentamientos, al lado de aquellas personas que se han jugado la vida para venir a España y que están trabajando recogiendo fruta y verdura y que viven en torno a los invernaderos, en asentamientos humanos terribles.

Tres focos de actuación

En este caso en concreto, también construimos, ya que nuestro modelo es más de reciclar para salvar el planeta, ya que hay tres millones de viviendas vacías frente a las 40.000 personas que no tienen un hogar.

Con lo cual, vamos a reciclar lo que ya existe y vamos a intentar evitar muchos males como puede ser la ocupación ilegal, los narcopisos, los pisos patera… De esta forma, aumentamos el parque de vivienda social en España, que no es muy numeroso, al mismo tiempo que recuperamos a estas personas.

Y el tercer foco sería la España medio llena. Este es el último proyecto que hemos puesto en marcha porque de los tres millones de viviendas vacías, la mitad están en los pueblos que necesitan nuevos vecinos para que no cierren los colegios, los bares, las farmacias…

Mientras que en las ciudades tenemos muchas personas deseando contar con una segunda oportunidad y de independizarse de las ONG. Tampoco debemos olvidarnos que la situación se agrava debido a la crisis de vivienda y al precio de los alquileres.

– ¿Cómo gestionáis esas 400 viviendas?

Las hemos reciclado. Son viviendas de segunda mano, excepto Níjar (Almería) donde hemos construido.

Esas 400 viviendas, que están en esas 17 ciudades con esos tres focos de los que hemos hablado -Tu Techo rural (España medio llena), asentamientos y grandes ciudades- se las alquilamos a 75 entidades sociales.

De hecho, siempre tiene que haber una entidad social que lleve a cabo el acompañamiento. Se trata de un binomio entre vivienda y acompañamiento.

– ¿Quiénes conforman esas entidades sociales?

Tenemos de todos los perfiles, desde entidades religiosas, hasta aquellas de carácter nacional que llevan a cabo protección internacional, hasta muy de nicho, dedicadas a una actividad muy concreta. Por último, también hay ONG centradas en la discapacidad y en acompañamiento en la enfermedad.

En BME Growth

– ¿Cómo os financiáis? ¿Cómo os ayuda vuestra presencia en BME Growth?

Hasta ahora ha sido todo capital privado, desde inversores que han aportado 5 euros hasta 100.000 por poner un ejemplo. Salimos a bolsa en abril de 2024. Nos convertimos en la primera empresa social en cotizar.

Esta iniciativa nos ha hecho mucha ilusión porque era una manera de dar a conocer la inversión de impacto, una clase de activos muy desconocida. Queremos democratizar este tipo de inversión y que la gente sepa que desde un euro puede transformar el mundo si pone el foco en la solución de problemas.

– ¿Puedes definirnos qué es la inversión de impacto?

Este modelo de inversión está a medio camino entre lo que es filantropía y una inversión. Tiene en común con la filantropía que busca la solución de un problema. En nuestro caso, estamos centrados en ayudar a los que están más excluidos en España.

Y por otra parte, tiene en común con la inversión que tiene que ser rentable para que se sostenga solo y de verdad se produzca esa transformación.

Este año hemos añadido financiación de apalancamiento, de deuda privada con la Caixa y también contamos con el apoyo en este ámbito de Cofides (Compañía Española de Financiación al Desarrollo) una entidad público-privada.

Estructura de gastos competitiva

– ¿Cuál sería el modelo de negocio?

Contamos con una estructura de gastos muy competitiva porque nadie de los que gestionamos esta sociedad inmobiliaria lo hacemos con ánimo de lucro.

A esta iniciativa se han sumado muchas compañías y, cada una en su ámbito, presta sus servicios profesionales gratis. Entre estas compañías se encuentran EY, Renta 4, Idealista, Azora Capital, CBRE… que llevan a cabo su labor desde su RSC.

En definitiva, hay una gran cantidad de empresas y se siguen sumando.

Por último, las ONG pagan un alquiler por las viviendas. Con lo cual, la combinación de pocos gastos con los ingresos suficientes nos aporta una rentabilidad en torno al 2%,  suficiente para ese inversor de impacto que quiere transformar la sociedad.

– ¿Qué papel juega la Fundación?

La Fundación es una iniciativa de todas estas empresas que colaboran con nosotros, que además de prestar sus servicios profesionales gratis, también ayudan con donaciones. También acompañan a las ONG para que esas personas puedan integrarse finalmente en la sociedad y les ayuden también con el alquiler.

Quería destacar que estoy contenta porque acabamos de dar ese dividendo a los inversores y muchos de ellos han renunciado y lo han donado a la Fundación.

Con lo cual, cuanto más grande sea la socimi, que realmente es la que puede escalar, mayor será la Fundación. Juntas podrán llevar a cabo un mayor impacto para conseguir lo que todos queremos y que consiste en que estas personas vulnerables salgan adelante.

Más de 600 personas independientes

– ¿Qué valoración haces después de más de dos años?

La valoración es positiva. Ya han pasado por nuestros pisos 2.400 personas. Ahora mismo, hay viviendo en ellos 1.600, de los que 400 son niños. Yo siempre me pregunto qué sería de estos niños sino estuvieran en estos pisos. Desde luego, no tendrían una vida como el resto de los niños.

Otra cifra muy ilusionante y que nos demuestra que combinar acompañamiento desde la estabilidad de un hogar funciona, es que cerca de 600 personas ya han conseguido la independencia.

– ¿Cómo definirías esa independencia?

Que esas personas se recuperen, curen sus heridas, consigan un trabajo y puedan vivir independientemente sin depender de TuTechó  ni de la ONG. Es decir, salen de nuestros pisos y están alquilando vivienda en el mercado libre. Queremos que estas personas se integren en la sociedad.

Hemos puesto en el centro a las personas y por otro lado está el inversor, que ayuda a comprar las viviendas y que está dispuesto a ganar menos a cambio de una rentabilidad social.

Por su parte, las entidades sociales convierten estos pisos en hogares y, lo más importante, acompañan a estas personas hasta su integración social.

Las administraciones y los filántropos tienen que sujetar al tejido asociativo para que estas personas puedan pagar los alquileres. Y por último están todas estas empresas con alma que desde su RSC están permitiendo que este modelo escale.

– ¿Qué planes tenéis para el futuro?

El objetivo es seguir creciendo. Estamos haciendo ahora mismo una ronda de capital de 8 millones de euros, más los cinco millones que nos acaba de prestar Cofides, con lo que tenemos cerca de 15M€ para seguir creciendo.

Nuestros pisos de media rondan los 130.000 euros de precio.

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