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Asia y China impulsan la demanda de café pero su escasez eleva precios globales

Asia y China impulsan la demanda de café pero su escasez eleva precios globales
Publicado a 10/06/2025 18:15 | Actualizado a 13/06/2025 12:57

El  café se va a convertir en un bien de lujo. «Vamos a seguir consumiendo café pero va a ser bastante más caro», confirma Javier Sanz, CEO de Filantrópico.

A lo largo de este año, las corrientes del Niño y la Niña han afectado mucho a Brasil, el mayor productor del mundo, lo que ha provocado que bajara su producción habitual y «la consiguiente restricción de la oferta», corrobora Sanz.

La misma situación se ha dado en Vietnam, otro de los grandes productores de café. Con lo cual, incide Sanz, «nos hemos encontrado con que hay menos oferta de café, mientras que su demanda aumenta todos los años un 5%».

¿Por qué se incrementa la demanda? Sanz explica que los dos países más grandes del mundo, como China e India «se están pasando al café en detrimento del té».

Además, el precio de la materia prima, el café verde, el grano de café sin tostar, se ha multiplicado por 2,5 veces en menos de seis meses, lo que está generando grandes tensiones en el mercado y creando problemas de financiación, acopio y, sobre todo, de especulación. «Los cafeteros -informa- no quieren vender el café por si el mes que viene vuelve a subir su precio».

¿Y las economías locales?

Entre Brasil y Vietnam producen algo más del 60% del café del mundo. El resto se cultiva en los países que se encuentran entre los dos trópicos.

Salvo Brasil, que aunque tiene menos cosecha, el aumento de los precios está compensando las pérdidas, en el resto de países productores «con cosechas igual de buenas que el año pasado o mejores y que se están vendiendo al doble de precio, se trata de pan para hoy y hambre para mañana», asegura Sanz.

«Este año, los productores invierten sus ganancias -avisa- pero el año que viene la situación se invierte y entonces se arruinan». Es decir, reconoce, «vaivenes muy bruscos en los precios no son buenos para nadie porque a medio plazo generan tensiones importantes en los mercados».

Despoblación rural y abandonos

El CEO de Filantrópico corrobora también que en estas zonas productoras de café se están produciendo abandonos de tierras y despoblación rural. «El precio del café, en los últimos treinta años, ha subido poco o nada, incluso ha bajado», señala.

Con lo cual, las nuevas generaciones han abandonado las producciones. No hay relevo generacional. Por ejemplo, informa Sanz, «se ha notado mucho en Colombia donde todos los jóvenes que se tenían que dedicar al cultivo del café han acabado abandonando el país, desplazándose a otros territorios para trabajar en sectores como puede ser la construcción».

El envejecimiento de los productores está generando un problema de inversión en tecnología en los cultivos. El productor del café tiene un coste elevado en mano de obra ya que, en aquellos países donde se cultiva en colinas «se recoge grano a grano», señala. Con lo cual, «cuando cae el precio del café, la mano de obra no está bien remunerada con lo que abandona su puesto de trabajo», asegura.

Esta situación provoca grandes flujos migratorios. «En primer lugar, -aclara- por parte de los productores porque no hay relevo generacional y, en segundo lugar, como no hay inversión en las producciones genera que la oferta descienda cada año».

Aquellos que producen en llanuras pueden mecanizar sus producciones mientras que los que están en colinas lo hacen manualmente, una situación que también conlleva el hundimiento de los precios.

¿Y cómo afecta al consumidor final?

Javier Sanz señala que los tostadores de café tienen que comprarlo a un precio más caro y «tarde o temprano hay que trasladar el precio al cliente final porque no se puede aguantar».

Por ello, el precio ha subido para el consumidor final en torno a un 10 y un 15% hasta un 20 o 30% en el lineal.

Por otra parte, los gobernantes de los países productores sí que muestran preocupación por esta situación «ya que es una fuente de riqueza importante», matiza Sanz. En Brasil, el sector cafetero genera muchísimo dinero y la entrada de divisas y lo mismo ocurre en Colombia. Ambos países invierten en mejorar los procesos y en contar con buenos profesionales bien formados en la técnica del café y en tecnología.

En cuanto al empleo hay unos 26 millones de familias viviendo del café en el mundo.

¿Y el futuro?

«Nos dirigimos hacia un mercado de café de mayor calidad», explica Javier Sanz. Por el contrario, «España es el país que consume el café de peor calidad del mundo entre los países desarrollados. Estamos hablando del torrefacto, un producto que solo se consume en España. Italia y Portugal ya lo han prohibido», atestigua.

«España -clarifica Sanz- consume muchos robustas, cafés de muy baja calidad». Sin embargo, está cambiando la tendencia y «nos estamos inclinando hacia el consumo de arábicas de mucha calidad, mejor café y más caro. En cuanto al productor, el caficultor está mejor pagado y el café está mucho más trabajado».

«Ya no hay vuelta atrás en este proceso», avisa Sanz, ya que «si consumes café de mejor calidad, las otras variedades no te van a gustar», advierte.

«El consumidor va a pagar mucho más por el café de forma voluntaria y se va a convertir en objeto de deseo», explica. El café de calidad cuesta un mínimo de 30 euros el kilo. Es definitiva, constata Sanz, «hasta ahora, el café era una comodity. Ahora, el consumidor busca un café de calidad, «lo que significa un cambio de paradigma enorme».

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