El modelo cooperativo de Agrosevilla impulsa empleo rural y frena la despoblación

Julio Roda, director general de Agrosevilla
Más de 4.000 agricultores socios dan vida a Agrosevilla, una cooperativa de cooperativas que produce anualmente más de 80.000 toneladas de aceitunas que exporta a más de 70 países de todo el mundo.
Agrosevilla, integrada por doce cooperativas, controla todas las fases de proceso productivo de la aceituna, que pasan desde el cuidado de los olivos hasta la fabricación, distribución y comercialización del producto final, una fórmula que garantiza toda la trazabilidad de la aceituna.
La cooperativa también es experta en la exportación de aceite de oliva. Hablamos con Julio Roda, director general de Agrosevilla, sobre su trabajo para transformar el territorio rural, fomentar la estabilidad laboral y visibilizar el liderazgo femenino en las cooperativas.
– Agrosevilla nació del esfuerzo colectivo de un grupo de agricultores. ¿Qué importancia tiene hoy el modelo cooperativo en vuestra identidad y en vuestra forma de hacer empresa?
El modelo cooperativo está en el origen y en el corazón de Agrosevilla. Nos permite integrar toda la cadena de valor, desde el campo hasta la mesa con una fuerza de comercialización en los mercados internacionales, garantizando una trazabilidad total y un compromiso a largo plazo con nuestros agricultores y consumidores.
La industria cooperativa es una forma de hacer empresa que combina competitividad, sostenibilidad y cohesión social.
– De ser una zona con poca actividad, habéis transformado el entorno rural en un polo de desarrollo. ¿Qué impacto social y económico habéis tenido en las comarcas donde operáis?
Hemos generado un impacto profundo en las comarcas donde operamos, tanto en términos sociales como económicos.
La actividad industrial ha dinamizado el territorio, creando empleo estable, tanto directo como indirecto, atrayendo inversión y generando valor añadido en origen. Actuamos como motor económico en la comarca y como factor de fijación de la población rural, contribuyendo al arraigo, al relevo generacional y al desarrollo sostenible de las zonas agrícolas.
Según el estudio de la Universidad de Loyola de 2023, Agrosevilla genera un impacto económico en su zona de influencia de más de 230 M€, y más de 4.000 empleos indirectos, fruto de la actividad desarrollada en nuestro entorno.
– En cuanto al empleo, ¿cómo promovéis la estabilidad laboral y el desarrollo profesional dentro de la cooperativa?
Apostamos por el empleo estable y de calidad como base de nuestro modelo. Trabajamos activamente en planes de formación continua, promoción interna y cualificación técnica. Fomentamos un entorno de trabajo seguro, con oportunidades reales de desarrollo profesional, lo que nos permite consolidar un equipo alineado con los valores de la compañía.
Fomento del liderazgo femenino
– Habéis lanzado el programa Lideracoop para potenciar el liderazgo femenino en las cooperativas. ¿Qué respuesta habéis recibido hasta ahora y qué objetivos concretos esperáis alcanzar?
Este programa, que subraya nuestro compromiso con el desarrollo de la mujer en el mundo rural. Nace con el fin de incrementar el número de mujeres en puestos de alta responsabilidad dentro de los consejos rectores y órganos de gobierno de las cooperativas. Apostamos por la igualdad de oportunidades y estas empiezan por la formación.
LideraCoop ofrece un enfoque práctico y multidisciplinar, abordando áreas clave como gobernanza y buen gobierno, dirección estratégica, finanzas para la alta dirección, liderazgo y habilidades interpersonales. A través de estos módulos, las participantes adquirirán conocimientos fundamentales en toma de decisiones estratégicas, planificación a largo plazo, análisis competitivo, gestión de riesgos y sostenibilidad.
– ¿Qué barreras estructurales siguen existiendo para que más mujeres accedan a puestos de decisión en el sector agroalimentario cooperativo?
Aunque se han dado pasos importantes, siguen existiendo barreras estructurales que dificultan el acceso de más mujeres a los espacios de decisión. Estas barreras no responden tanto a una falta de preparación o voluntad, sino a inercias culturales profundamente arraigadas, a modelos de liderazgo tradicionales y a estructuras que no siempre favorecen la conciliación ni reconocen los distintos ritmos de participación.
También influye la escasa visibilidad de referentes femeninos en órganos de gobierno, lo que perpetúa la idea de que ciertos puestos no les pertenecen. Superar esta situación requiere un cambio profundo que combine compromiso institucional, formación, sensibilización y voluntad real de transformar la cultura organizativa desde dentro.

Instalaciones de Agrosevilla
4.100 módulos fotovoltaicos ayudan a la sostenibilidad
– En materia de sostenibilidad, recientemente habéis invertido en energía fotovoltaica. ¿Qué papel juega la sostenibilidad ambiental en vuestra estrategia empresarial?
La sostenibilidad ambiental es un pilar esencial en nuestra estrategia empresarial. Más allá de cumplir con los estándares internacionales, hemos integrado prácticas que promueven la eficiencia energética, la economía circular y la reducción de emisiones.
Además de la instalación de 4.100 módulos fotovoltaicos, gestionamos eficientemente el agua mediante tratamientos avanzados y llevamos a cabo políticas de cero residuos a través de la reutilización de materiales.
Nuestro crecimiento económico debe ir de la mano con la responsabilidad ambiental.
– En cuanto a internacionalización, exportáis a más de 70 países. ¿Cómo conciliáis la proyección global con el arraigo local?
Aunar la proyección global con el arraigo local en una industria cooperativa que exporta a más de 70 países, como es nuestro caso, requiere un modelo de negocio que combine identidad territorial con visión estratégica internacional. La clave está en transformar el origen local en un valor diferencial global: productos con trazabilidad, calidad certificada y una misión, visión y valores que respaldan el proyecto desde el origen.
Desde el punto de vista operativo, se logra mediante una cadena de valor integrada y profesionalizada, en la que nos regimos por estándares internacionales de calidad, sostenibilidad y eficiencia. Esta combinación permite competir globalmente sin perder la autenticidad local.
Además, reinvertir parte del valor generado en innovación, sostenibilidad y desarrollo rural refuerza el vínculo con la comunidad y garantiza que el crecimiento en el ámbito internacional beneficie directamente al entorno local. Así, el arraigo no se ve como un límite, sino como el núcleo desde el cual se construye una proyección global coherente y sostenible.
Difícil acceso a la financiación
– ¿A qué retos se enfrentan hoy las cooperativas agroalimentarias en un contexto marcado por la inflación, el cambio climático y la presión sobre los márgenes?
Nos encontramos en un escenario marcado por una inflación estructural más moderada pero aún persistente en determinados insumos, las secuelas de los conflictos geopolíticos -especialmente la prolongación de tensiones en Europa del Este y Oriente Medio-, y los efectos cada vez más severos del cambio climático. Este entorno genera una presión constante sobre los márgenes operativos y exige una transformación profunda del modelo cooperativo tradicional.
Aunque la inflación general ha mostrado signos de estabilización en la eurozona, los costes energéticos y logísticos siguen siendo volátiles debido a la incertidumbre geopolítica y a la transición hacia fuentes renovables.
La subida de tipos de interés durante los últimos años ha encarecido el acceso a la financiación, lo que limita la capacidad de inversión de muchas cooperativas, especialmente las de menor escala.
En este contexto, el fortalecimiento de la solvencia, la eficiencia en la gestión de costes y la búsqueda de financiación alternativa (fondos europeos, bonos verdes, alianzas público-privadas) se vuelven prioritarios.
Geopolíticamente, la fragmentación de los mercados internacionales, el aumento de los aranceles proteccionistas, la reconfiguración de las cadenas de suministro y la presión regulatoria nos obliga, tanto a diversificar nuestros destinos comerciales como a plantear inversiones estructurales en sostenibilidad, digitalización y trazabilidad.
En el aspecto climático, 2023 y 2024 han sido años críticos en los que hemos enfrentado una sequía persistente que ha afectado a la producción. Los agricultores se están viendo obligados a adoptar nuevas prácticas de gestión del agua, mejorando los procesos de irrigación y transformando los cultivos hacia modelos intensivos y superintensivos, lo que implica fuertes inversiones en innovación.
Necesario un Plan Nacional para el Agua
Al mismo tiempo, se evidencia la necesidad de contar con un Plan Nacional para el Agua por parte de la Administración pública, que responda a las necesidades hídricas del país.
En este contexto, las cooperativas agroalimentarias deben avanzar hacia un modelo más empresarial, sin perder su identidad social ni su papel vertebrador del medio rural. Esto pasa por una mayor profesionalización de la gestión, alianzas estratégicas entre cooperativas, escalabilidad operativa, integración vertical en la cadena de valor y una firme apuesta por el valor añadido: productos diferenciados, sostenibles y orientados a nichos de consumo de alto valor en mercados nacionales e internacionales.
La sostenibilidad del modelo cooperativo ya no es solo un reto operativo, sino una cuestión de visión estratégica en un mundo más incierto, más competitivo y cada vez más condicionado por factores exógenos y globales.
– Desde la perspectiva de gobernanza, ¿qué ventajas ofrece una estructura cooperativa frente a otros modelos empresariales en cuanto a resiliencia y sostenibilidad?
Nuestra estructura cooperativa está basada en el equilibrio de poderes y la toma de decisiones compartida, lo que fortalece la cohesión interna y la transparencia en la gestión y en la rendición de cuentas.
Recientemente, hemos obtenido el distintivo de Buen Gobierno otorgado por el Instituto de Gobernanza Empresarial (IGE) que respalda y reafirma nuestro compromiso con nuestros socios y con la responsabilidad social corporativa.
Este modelo promueve una sostenibilidad social real, al reinvertir los beneficios en el territorio, y refuerza la sostenibilidad de gobernanza al alinear los intereses económicos con principios de equidad, responsabilidad y compromiso a largo plazo.
– ¿Qué mensaje os gustaría trasladar a los jóvenes del medio rural que se debaten entre irse o apostar por quedarse?
Quedarse en el medio rural es una decisión valiente que puede convertirse en una oportunidad de desarrollo personal y profesional. El sector agroalimentario ofrece espacio para el emprendimiento, el crecimiento y la innovación, siempre que se afronte con pasión y visión de futuro. Necesitamos jóvenes que apuesten por transformar el campo desde dentro.