Santiago Carbó: «La vivienda es lo que puede hacer saltar todo por los aires»
Santiago Carbó (Valencia, 1966) es licenciado en Ciencias Económicas por la Universitat de València y Doctor (PhD) en Economía, además de Máster en Banca y Finanzas por la University of Wales (Reino Unido). Actualmente, es catedrático de Fundamentos del Análisis Económico en la Universitat de València y director de Estudios Financieros de la Fundación Funcas, donde también ejerce como director ejecutivo del Observatorio de la Digitalización Financiera. Asimismo, es profesor investigador en el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
Fue catedrático de Análisis Económico en la Universidad de Granada hasta noviembre de 2022 y ha desempeñado el cargo de Catedrático de Economía y Finanzas en CUNEF y en la Bangor University (Reino Unido) hasta 2020. Su trabajo se centra en el análisis económico y financiero, con especial atención a la digitalización del sector bancario.

La cara B del crecimiento económico
– Entidades como el Banco de España o el Instituto Nacional de Estadística (INE) destacan un crecimiento positivo de la economía española basándose en los datos del PIB. ¿Cuál es la otra cara de este crecimiento? ¿En qué aspectos debe mejorar la economía española?
Yo nunca sería muy grandilocuente cuando se habla de que la economía va bien. Recientemente, el Banco de España apuntaba a que solamente las personas mayores de 65 años han recuperado la renta de 2019. Sí, se ha recuperado en el conjunto, pero solamente lo han sentido las personas más mayores, que representan un porcentaje muy elevado en la población.
El PIB está creciendo a buen ritmo. Tenemos un modelo productivo mucho menos dependiente de una transformación industrial, dependemos mucho más de los servicios, y eso está muy fuerte desde la pandemia. Ha habido ahorro, la gente quiere viajar y España tiene una enorme oferta hotelera y de todo tipo, algo que lógicamente nos está beneficiando. Esto tiene que seguir creciendo, pero teniendo muy en cuenta que el modelo turístico debe respetar el medio ambiente.
Hay muchas otras razones detrás de este crecimiento. Ha aumentado la población, hay mucha inmigración latinoamericana y nómadas digitales. Y hay un modelo teórico clarísimo, que es de primero de Economía: cuando hay más población, hay más PIB.
El PIB per cápita ya es otra historia y es donde no estamos evolucionando tan favorablemente porque la productividad no crece. Es un reto que hemos olvidado en los últimos 20 años después del final de la burbuja, y considero que es un tema muy importante.
Y, por supuesto, nos estamos beneficiando de las empresas que vienen aquí porque encuentran talento y porque quizás el mix energético está ayudando. Tenemos un mix energético donde las renovables pesan más y es más barato que, por ejemplo, en Alemania. Entonces, eso ayuda y va a seguir ayudando porque el mix basado en las renovables seguirá creciendo.
Y, aunque no se haya sacado todo el jugo ni mucho menos, los Fondos Next Generation también habrán ayudado algo para el crecimiento de la economía española.
La productividad, el gran reto pendiente
– El empleo es otro de los grandes datos que el Gobierno resalta para poner en valor el comportamiento de la economía española. ¿Se está generando empleo de calidad? ¿Sigue fallando la productividad?
La productividad es el gran reto pendiente de la economía española. ¿Qué es esa productividad? Que seamos capaces de producir y vender con las mismas horas un mayor producto. Como la productividad no ha evolucionado muy favorablemente, los salarios tampoco han crecido.
Entonces, en el sentido de las figuras contractuales, el empleo se ha mejorado. Con la reforma laboral se mejoró mucho la situación de los contratos indefinidos, pero lo que falla en el sistema son los salarios. Unos salarios que, además, son muy bajos para aquellos que tienen menos de 30 años. Tampoco se han hecho determinadas reformas en el sistema de pensiones, por ejemplo. Es una carga enorme para todos y está claro que todo el mundo tiene derecho a una pensión.
Eso perjudica de alguna manera también a los jóvenes en el tema de la vivienda. Al no haber hecho nada, la vivienda se nos ha convertido en el trombo enorme que puede hacer saltar todo por los aires. Las personas ya se empiezan a cansar y hace falta que la política espabile. Sí, el Gobierno central es de un signo y las comunidades autónomas, de otro. ¿Y qué? Las competencias están en las comunidades. Empecemos a solventar esto que es un problema muy grave cada vez para más gente.
El problema de la vivienda
– ¿Cuáles son las grandes reformas que, a su juicio, se deberían acometer para resolver el problema de la vivienda en España? ¿Se trata de la falta de suelo o de que hay que construir más viviendas más rápido?
No hay falta de suelo. Suelo urbanizable en España hay tanto como el que hay construido, pero no está en fase finalista, que es la fase en la que se construye. Tenemos muchos mercados de vivienda, no es igual lo que está pasando en Madrid, Barcelona, Valencia o Málaga que lo que está pasando en el mundo rural en Castilla-La Mancha o Castilla y León.
Entonces, lo primero que hace falta, como medida estrella, es la Ley del Suelo, algo que se intentó y que considero que fue un error no aprobar. En este momento, hay un montón de incertidumbres jurídicas para muchos promotores. Por ello, la Ley del Suelo se debe aprobar porque sin eso, realmente es muy complicado que esto arranque. Hay que generar incentivos privados de diferente tipo para que las empresas promocionen y que las entidades financieras presten para la promoción.
Lo que necesitamos es nueva oferta y, desde luego, no seguir adoptando medidas que desanimen a los propietarios del actual stock de vivienda. Si tú topas los precios o si tú pones una excesiva regulación, la gente retira. O a veces hay inseguridad jurídica y no tienes muy claro cómo va a ser tu inquilino. Ese debate es necesario tenerlo: ¿qué sería bueno para que inquilinos y propietarios se sintieran cómodos? ¿Qué seguridad necesitan las dos partes?
Además, hacen falta una serie de actuaciones en las que puede intervenir el sector público. Evidentemente, Madrid, Barcelona, Málaga y Valencia necesitan actuaciones urgentes y hay que hacer promoción pública de vivienda social. Quizás es donde se tiene que poner las pilas para aliviar un poco los sitios más tensionados.
– Ahora que los bancos centrales están bajando los tipos de interés desde hace unos meses, ¿hacia qué escenario nos movemos en lo que a la inflación se refiere?
En este momento, yo creo que estamos en una situación en la que se ha ganado esta primera gran batalla a la inflación que nos llegó en 2022 con la guerra de Ucrania. La batalla a la inflación de costes se ha empezado a ganar y, además, con bastante éxito. ¿Por qué? Es verdad que han subido bastante los tipos de interés, pero no ha causado recesión y eso es bueno. Porque cuando tienes una recesión, tienes quiebras o aumento del paro, y eso no lo hemos visto. Ha sido una situación distinta probablemente porque la economía estaba más saneada. Es cierto que habíamos tenido una pandemia, pero no era una economía con tanta deuda como en 2008. No obstante, cometeríamos un error si pensáramos que todos los futuros procesos inflacionarios van a solventarse tan fácil.
Las expectativas han funcionado muy bien y se ha podido cortar esa espiral de precios. Y, además, hemos sabido gestionar bien las crisis geopolíticas. ¿Hay riesgos? Si repunta, vamos a ver qué hacen los bancos centrales. Como esto se ha resuelto muy fácilmente, pues a lo mejor las expectativas no funcionan tan fácilmente en el futuro. No olvidemos que una de las partes importantes del modelo es creer que va a bajar la inflación cuando suban los tipos de interés.
– La Unión Europea lleva unos años de fragilidad económica, lastrada especialmente por la economía alemana. El pasado mes septiembre se presentó el informe Draghi que tiene como objetivo hacer que la economía europea sea más competitiva. ¿Es viable este plan?
Tanto el primer informe del ex primer ministro Enrico Letta como el de Draghi hacen un diagnóstico estupendo y ofrecen salidas que si se aplicaran, serían muy buenas. No sabemos si integrar los mercados energéticos, financieros y de telecomunicaciones será suficiente para generar gigantes europeos y poder competir más de tú a tú con EE.UU. y con China, pero sí que puede ayudar.
El fondo de 800.000 millones se nota que es una propuesta italiana de que venga el dinero de Europa, y quizás es la parte más complicada políticamente.
Se tendría que tomar una conciencia enorme por parte de los países de que si vienen a comprar un banco tuyo que es más débil o no es tan fuerte, cédelo. Este sería un acuerdo para que podamos tener esas integraciones entre empresas y de mercados que, en este momento, no tenemos.
¿Eso ocurriría fácilmente? Pues por ahora no, yo creo que los políticos al final se deben a sus electores. Si se produce una operación en la que la empresa o el banco perdedor es de tu país, ellos creen que va a tener un coste electoral. Este es el problema: no se toma esa visión de Estado más arriba. Y esto es lo que hace falta.
Se creó Airbus con el esfuerzo de todos. Ahora no hemos hecho el Airbus de la inteligencia artificial y de prácticamente nada. Cuando se ponga en marcha la nueva legislatura europea más claramente, a ver si Ursula Von der Leyen pone las pilas al resto de los países. Se plantea muy bien la estrategia, pero soy escéptico con la respuesta de muchos de los países. España creo, por ejemplo, que sí creería.
– ¿Es el proteccionismo la solución a la pérdida de competitividad de Europa?
El proteccionismo es una mala solución, pero a veces es inevitable. Eso es lo que decía Draghi: si tenemos socios comerciales no confiables, como China, si nos queremos proteger y que no nos invadan completamente sin nada a cambio, es necesario durante un tiempo para proteger esas empresas europeas.
Nunca es una buena solución, porque normalmente lleva a la guerra comercial. Puedo entender que sea la solución en este momento, porque estamos más verdes en coches eléctricos y otras materias tecnológicas y ellos no juegan limpio, entonces realmente tenemos un problema.