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La guerra comercial escala: China responde a EE. UU. con nuevos aranceles

Publicado a 10/03/2025 18:23 | Actualizado a 11/03/2025 18:07

El enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China suben otro escalón tras la entrada en vigor este lunes de los nuevos aranceles chinos a mercancías agropecuarias estadounidenses. Pekín ha justificado este movimiento como respuesta a las tasas impuestas previamente por Washington contra sus productos. Con esta nueva medida, China gravará con un 15 % las importaciones estadounidenses de pollo, trigo y maíz, y con un 10 % a las de soja, carne de cerdo, de vacuno, productos acuáticos, frutas y lácteos, entre otros.

La decisión llegaba a finales de la semana pasada, después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, decidiese duplicar al 20 % los aranceles adicionales impuestos al país asiático desde que regresó a la Casa Blanca, justificando su decisión al afirmar que, a su juicio, Pekín no hace lo suficiente para evitar la entrada de fentanilo en Estados Unidos.

La guerra comercial escala: China responde a EE. UU. con nuevos aranceles

China, que también añadió a varias empresas estadounidenses a su lista de control de exportaciones y a su lista de entidades poco confiables, ha reiterado en los últimos días que considera la explicación del republicano un mero «pretexto», dado que la política antidrogas china «es una de las más estrictas del mundo».

China recoge el guante

Para Antonio Sanabria, profesor asociado en el Departamento de Economía Aplicada, Estructura e Historia de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la reacción del gigante asiático se puede leer como una respuesta de oposición ante la guerra comercial que plantea Trump. «Por irónico que parezca, el Partido Comunista Chino (PCC) es en la actualidad el mayor defensor del libre comercio que tenemos a escala internacional. El anuncio de los nuevos aranceles no es una respuesta drástica, sino gradual y bien enfocada. China ha escogido sectores específicos para cada vez lograr un impacto mayor. Las primeras medidas de anuncios de aranceles no tenían un gran impacto para los norteamericanos, pero conforme escala la situación las medidas van enfocadas a provocar un daño mayor».

Al recoger el guante estadounidense, China manda también un mensaje de que su modelo de industria exportadora sigue siendo imparable. Esta competición, sin embargo, tendrá consecuencias. «De hecho, los datos del IPC del mes de febrero en china muestran una inflación negativa. Si la producción china está yendo a la baja, esto significa que tendrán una capacidad mayor de adaptarse ante la subida de precios de una supuesta guerra comercial», explica Sanabria.

Por contra, este domingo Donald Trump anunciaba un «periodo de transición» económica marcado por los aranceles que EE.UU. ha impuesto o pretende imponer a los bienes de otros países. Para el profesor de la UCM, sin embargo, el discurso estadounidense es muy errático. «Utilizan la política comercial para presionar sobre otros aspectos que no tienen nada que ver. Anunciar unas medidas de este calado para después decir que las suspendes provisionalmente supone mandar un mensaje final muy confuso.

Y concluye al respecto: «Algo más estúpido que iniciar una guerra comercial es establecer una política comercial de medidas impredecibles. Más allá de presionar con estos anuncios, que diplomáticamente es una práctica que deja bastante que desear, hay que tener en cuenta que se puede generar una incertidumbre que acabe por golpear tu propia economía. El riesgo que corremos todos es que en una guerra comercial no gana nadie».

La política de presión estadounidense

La incógnita ahora es hasta qué punto Estados Unidos podrá apretar el «acelerador» en términos de sanciones, aranceles y restricciones comerciales, antes de que se genere un punto de no retorno. De continuar en esta línea dura, entre los posibles escenarios de futuro no se puede descartar una escalada más allá de la guerra comercial, hacia un conflicto más amplio o una reconfiguración de la economía global.

«Algunas amenazas las ha cumplido, el problema es que luego se ha tenido que echar para atrás al poco tiempo. Es un poco difícil saber el recorrido que puede tener esta situación, aunque en términos de política doméstica cuenta con la ventaja de que está transmitiendo una imagen de fortaleza. A la población estadounidense no le importa tanto lo que ocurra fuera de Estados Unidos. Es difícil saber cómo se desarrollarán los acontecimientos, sobre todo cuando se está siendo más duro con los aliados tradicionales que con países como Rusia, por ejemplo», asegura Sanabria.

Habrá que esperar para conocer los efectos que toda esta situación de incertidumbre tendrá sobre la economía estadounidense. A nivel político, explica el profesor, hay que tener en cuenta también el papel de las elecciones de medio mandato o midterms en Estados Unidos. Este factor podría explicar la posición de fortaleza que Trump desea vender de cara a sus votantes.

«En todo caso señalaría que sí parece haber una estrategia de Estados Unidos para separar a Rusia de China. Quiere acercarse no solo por afinidades ideológicas, sino porque pretende girar su atención y recursos hacia Asia-Pacífico y, para eso, debe poder asegurar el frente europeo», concluye Antonio Sanabria.

El impacto de las medidas chinas, por productos

Maíz

Estados Unidos llegó a ser el principal proveedor de maíz para China, pero ha sido rebasado en los últimos años por Brasil y Ucrania. En 2024, China importó 13,76 millones de toneladas de maíz, de las cuales 2,07 millones (el 14,5 %) procedieron del país norteamericano, frente a las 7 millones de toneladas registradas en 2023.

 Trigo

China importó el año pasado 11 millones de toneladas de trigo, de las que 1,9 millones procedieron de EE. UU. (17,3 %), lo que representa un 7 % menos que en 2023. Países como Australia y Canadá superan a la nación norteamericana en ventas a China, donde la diversificación de proveedores también ha permitido ganar terreno a otros como Kazajistán.

 Soja

La dependencia de China de la soja de Estados Unidos también ha disminuido en los últimos años. En 2024, el país asiático importó unos 105 millones de toneladas de soja, de los que 22,1 millones de toneladas (21 %) tenía EE. UU. como país de procedencia, un 5,7 % menos que en el año previo. El gran beneficiado en este caso es Brasil, de donde ya procede el 71 % de la soja que importa el gigante asiático.

 Carne de vacuno

En 2024, China importó la cifra récord de 2,87 millones de toneladas de productos de vacuno, un sector en el que Estados Unidos tampoco representa el principal proveedor del mercado chino, liderado por Brasil, al que siguen Argentina, Uruguay y Australia. Las importaciones de vacuno desde EE. UU. disminuyeron un 4 % en comparación con 2023, sumando algo más de 138.000 toneladas.

 Carne de porcino

Las importaciones de porcino por parte de China el año pasado fueron de 1,06 millones de toneladas y siguieron la tendencia descendente de los ejercicios anteriores, propiciada por una mayor producción local en este sector. De esa cifra, poco más de 467.000 toneladas provinieron de EE. UU., un 6 % por debajo de la cifra de 2023. El principal exportador de porcino a China es España, seguida por Brasil, Dinamarca, Países Bajos y Canadá.

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