Los bonos de Bután o cómo invertir en felicidad para alcanzar el nirvana financiero
Enclavado en el corazón del Himalaya, Bután es un reino que mide su éxito no por su riqueza, sino por la felicidad de su gente. Guiado por la filosofía de la Felicidad Interior Bruta, su gobierno prioriza el bienestar espiritual, cultural y ambiental sobre el crecimiento económico. O eso es, al menos, lo que este pequeño país de apenas 800.000 habitantes expresa al resto del mundo. Lo que prefieren callar es que el dinero parece que –guste más o menos reconocerlo– sí da la felicidad.
Recientemente, el estado con capital en Timbu ha decidido emitir bonos para financiar la construcción de la Ciudad de la Conciencia Plena de Gelephu.

Cualquiera podría pensar, visto lo visto, que este pequeño territorio asiático es ciertamente el lugar más feliz del mundo, ¿pero es esta felicidad real? Lo cierto es que ni los butaneses han dejado de ser pobres ni de emigrar a otros países en los últimos años. Además, su posición geográfica tampoco contribuye demasiado a la dicha colectiva: las fricciones territoriales entre China e India involucran de manera recurrente al suelo butanés.
¿Invertir en felicidad?
¿Cómo participar de una sociedad donde la simplicidad y la alegría son tesoros cotidianos? Como decíamos al inicio de este reportaje, Bután está emitiendo bonos por valor de 100 millones de baht (2,8 millones de euros, al cambio) con el objetivo de financiar la construcción de la Ciudad de la Conciencia Plena de Gelephu –también conocida como Gelephu Mindfulness City (GMC)–, que pretende ser una ciudad sostenible inspirada en los principios espirituales del budismo.
La Corporación de Inversión y Desarrollo de Gelephu (GIDC) –establecida como organismo soberano de la iniciativa– y el banco en línea con reservas digitales ORO Bank –entidad oficial de la GMC– son los encargados de gestionar este programa de depósito a plazo fijo destinado para los butaneses no residentes en el extranjero.
Esta financiación incluye opciones de colocación de depósitos o de colocación de suscripciones, en ambos casos con opciones de reembolso en dólares estadounidenses o en gultrum butaneses. En concreto, el interés es del 10% en divisa local y del 4% en dólares. Actualmente, la divisa oficial de Bután equivale a aproximadamente 0,011 euros. El gultrum tiene la paridad fijada con la rupia india, debido a que este país asiste al gobierno butanés desde la década de 1960 en su desarrollo económico.
El hogar de los «negocios conscientes»
La GMC ha sido ideada por el actual monarca Jigme Khesar Namgyal Wangchuch para albergar «negocios conscientes y sostenibles», inspirados en la herencia espiritual budista, la religión mayoritaria de este pequeño reino. Este ‘paraíso’ del mindfulness estará localizado en el sur de Bután, en la falda de las montañas, y su extensión cubrirá más de 2.500 kilómetros cuadrados.
Por su parte, el actual director ejecutivo de la corporación GIDC ha expresado que más que una oportunidad financiera, «es un llamado a contribuir de forma activa a nuestra visión compartida de un Bután próspero, consciente y resiliente». También ha destacado que el desarrollo de la ciudad promoverá la construcción de un nuevo aeropuerto internacional que servirá como «puerta de entrada de Bután al sur de Asia».
El pasado mes de octubre la junta directiva que se encarga de la gestión de Gelephu se reunió al completo y designó al ex primer ministro butanés Dasho Lotay Tshering como gobernador de la ciudad, que gozará de cierta autonomía ejecutiva, legislativa y judicial. Se espera que la construcción y puesta a punto de la GMC culmine en la próxima década. La previsión es que la Ciudad de la Conciencia Plena se convierta en la localidad más poblada del pequeño Bután.
La otra economía de Bután
Aunque el budismo sostiene que el dinero no hará que tu vida sea completa, el Gobierno de Bután se ha fijado una meta muy concreta con una fecha límite muy marcada: convertirse en un país de renta alta en 2034. Para ello, en apenas una década deberá crecer, como mínimo, un 13% anual, ya que su desarrollo en los últimos cinco años ha sido tan solo del promedio del 1,7%. Si bien se trata de un estado independiente con una monarquía constitucional, donde se celebran elecciones parlamentarias cada cinco años, Bután es, en realidad, un país bajo tutela india y su burocracia se ha formado en Nueva Delhi.
No hay que olvidar que se independizó de este país en 1949 e ingresó en las Naciones Unidas en 1971. A día de hoy, India es con gran diferencia el principal socio comercial de Bután. El 94 % del total de las exportaciones butanesas se dirigen a India, mientras que el 85% de las importaciones destinadas a Bután provienen de este inmenso país de Asia del Sur, según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores español.
Principales exportaciones
Entre sus principales exportaciones, destaca la venta a la India de electricidad. Las fuertes inversiones de capital que requieren inicialmente las centrales hidroeléctricas han elevado el nivel de endeudamiento exterior del país, según la misma fuente. Cabe destacar que Bután es el país asiático que menos inversión exterior directa atrae. La media anual de los últimos cinco años no alcanza los 10 millones de dólares.
A pesar de sus bellos paisajes e imponentes templos, el turismo tampoco parece sonreírle a la ‘Tierra del Dragón’. Tres cuartas partes de sus visitantes son –exacto, otra vez– indios. ¿El problema? Esta nacionalidad está exenta de pagar la tasa diaria de 200 dólares impuesta por el país a sus turistas.
A ello se suma que, a diferencia de otros países del Sudeste Asiático como Filipinas, Malasia, Tailandia o Vietnam, Bután no acepta el ‘turismo de mochileros’, ya que todos los extranjeros que viajan hasta allí deben hacerlo, por mandato gubernamental, en viajes organizados. Es más, ya ha avisado de que la Ciudad de la Conciencia Plena de Gelephu aspira a escoger por invitación a los visitantes, empresas y grandes patrimonios interesados en ella.
El éxodo juvenil
Los butaneses no son ricos en monedas, pero tampoco parecen serlo en felicidad. En un país donde la media de edad se sitúa en los 27,6 años la emigración de los jóvenes es cada vez más preocupante. Gran parte de sus estudiantes deciden formarse en el país vecino, India; pero muchos otros –y cada vez más– escogen Australia o Canadá.
Hasta aquí todo bien, excepto por un inconveniente: gran parte de este talento ya no regresará jamás. Solo en 2022 alrededor de 15.000 jóvenes abandonaron el país. La cifra parece insignificante, pero si tenemos en cuenta que estamos hablando de un territorio que ni siquiera alcanza el millón de habitantes, el número pasa de insignificante a alarmante. Esta salida masiva equivale a una pérdida importante de su futura –y presente– fuerza laboral.
El alto desempleo juvenil, que alcanzó un 29 % en 2023, es un factor clave detrás de esta migración, junto a las limitaciones de una economía doméstica que no ofrece demasiadas opciones más allá de la agricultura y el turismo. De acuerdo con los datos ministeriales, el sector agrícola emplea al 49,2 % del conjunto laboral del país. Los principales cultivos son arroz, trigo y maíz. En las zonas montañosas, los ganaderos crían ganado vacuno y yaks. También cuentan, aunque en menor medida, con una industria metalúrgica orientada a la exportación.
Relaciones con España
Las relaciones económicas bilaterales con nuestro país son reducidas. Los intercambios comerciales no suelen superar el millón de euros anuales y, por lo general, son deficitarios para España. Nuestro país exporta a Bután sobre todo productos de alimentación e importa bienes de fundición, hierro y acero. Respecto a las oportunidades de negocio, se centran fundamentalmente en la construcción de centrales hidroeléctricas e inversiones en los sectores de la agricultura y el turismo.
El camino a la felicidad
Nadie sabe con exactitud si la felicidad plena residirá en el valor de las inversiones o en alcanzar el nirvana. Sin embargo, lo que sí está claro es que el proyecto de Gelephu es una apuesta histórica y determinante para un pequeño territorio que tiene más carencias económicas que espirituales. El objetivo principal es atraer inversiones, mejorar el desarrollo de capacidades y la generación de empleo.
Gelephu Mindfulness City se desarrollará en varias fases y su finalización completa está prevista para dentro de 20 años. Se espera que los socios privados financien la infraestructura esencial, como carreteras, puentes, un aeropuerto, zonas residenciales, escuelas, hospitales e instalaciones comerciales. Las autoridades prevén que la ciudad atraerá a unos 150.000 residentes en los primeros 10 años y que, cuando esté totalmente terminada, llegará a tener más de un millón de habitantes. En lo que piensas, te conviertes.
Felicidad Interior Bruta
La Felicidad Interior Bruta (FIB) es un concepto desarrollado en Bután como una alternativa al Producto Interior Bruto (PIB) para medir el progreso y el bienestar de un país. Este enfoque se basa en la idea de que el desarrollo no debe centrarse únicamente en el crecimiento económico, sino también en el bienestar espiritual, social y medioambiental de las personas.
El término fue acuñado en la década de 1970 por el anterior rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck, quien argumentó que la felicidad de los ciudadanos era más importante que la riqueza material. Desde entonces, el concepto ha evolucionado y se ha institucionalizado en el país. De hecho, ha prosperado tanto que el ‘Rey Dragón’ terminó introduciéndolo en la Constitución, justo antes de convocar elecciones por primera vez en 2008 y ceder el trono a su hijo, el actual rey Jigme Khesar.