«No sé si crees en el destino…», comienza esta entrevista Elena Betés, fundadora de Rastreator y actual CEO de Dide. Siete palabras que reflejan una evidente realidad: este no es un proyecto cualquiera para la empresaria.
Betés, que vendió el famoso comparador a un holding internacional por 560 millones de euros en 2020, se lanza ahora a una nueva aventura, tan tecnológica como la anterior, pero mucho más personal. Dide es una herramienta tecnológica que permite conocer de forma individual e inmediata las necesidades del alumnado, detectar su potencial y prevenir futuras dificultades.
Gracias a los 35 indicadores sociales, emocionales, de desarrollo y de aprendizaje que conforman la herramienta, se crea un perfil individual de cada alumno ofreciendo al docente el conocimiento, la información y las propuestas y soluciones más beneficiosas para cada situación.
Y es que la emprendedora española, que ha sabido lo que significa lidiar con la dislexia durante la etapa escolar en su propia piel, no dudó ni un momento cuando le presentaron la iniciativa. Eso sí, a través de un mensaje de LinkedIn y sin una propuesta clara en un primer momento.
¿Cómo surgió esta nueva aventura? La recién estrenada CEO de Dide habla para Economía 3.
Del comparador de seguros a la tecnología educativa
– Acabas de ser nombrada CEO de Dide. ¿Cómo surge esta relación con la empresa educativa? ¿Cómo os ponéis en contacto?
No sé si crees en el destino o en la casualidad…. El fundador de Dide está muy arropado por un montón de socios minoritarios pertenecientes al mundo de la educación. Son docentes que han probado la herramienta, les gusta mucho y la apoyan. Uno de ellos vio una entrevista mía en la que yo decía que quería dedicarme a la educación.
Yo en ese momento vivía en Estados Unidos, pero me contactó por LinkedIn y me explicó que tenían una herramienta que querían que conociera. Quedé con ellos y me presentaron una herramienta que permite localizar problemas de aprendizaje. Yo soy disléxica y entonces, automáticamente, mientras me la estaban presentando le vi mucha utilidad.
Les pregunté qué querían de mí y me dijeron que no lo sabían, solo que viera el proyecto. Les pedí muchísima información, les fui conociendo, me parecía que tenían un compromiso maravilloso y les dije: «Creo que lo que falta aquí es comunicar, explicar lo que hacéis y yo estaría encantada de unirme».
– Del comparador de seguros a la tecnología educativa, ¿qué ha cambiado en estos años?
No son mundos tan diferentes porque los dos tienen una base tecnológica. Esa fue una de las razones del salto. Rastreator se lanzó en 2008 y desde ese año hasta la actualidad ha habido un cambio muy fuerte tecnológicamente hablando. Sin embargo, la base de los dos modelos es la tecnología. También, les une el localizar una necesidad.
A veces, tratamos de plantear modelos para poner en funcionamiento tecnologías y no sabes para qué. Pero, en ambos casos, había una necesidad clara. En 2008, las pólizas de seguro eran muy farragosas, muy difíciles de comparar y la gente que no tenía esa educación financiera lo sufría más. Había un problema. Igual que en este nuevo proyecto hay un problema de aprendizaje en algunos niños y no todos tienen las mismas oportunidades de detectarlos y de resolverlos.
Así es Dide
– ¿Qué es Dide? ¿Cómo funciona?
Funciona de una manera muy sencilla. Es un cuestionario con preguntas básicas: «¿El niño confunde determinadas letras?», «¿Duerme bien?», etc. Aspectos muy básicos que vas observando en los niños. El cuestionario lo completan los padres o los docentes que han detectado que en el aula ese niño tiene dificultades.
¿Qué consiguen estas preguntas? Un perfil inmediato.
En ese perfil hacemos una detección precoz. Dide funciona desde los tres hasta los 16 años. No solo damos un perfil, sino que también ofrecemos unos recursos de mejora y herramientas para que el niño desarrolle esa resiliencia. Al final, yo siempre digo que para mí ser disléxica fue casi un regalo porque desarrolló en mí una capacidad de trabajo, pero tenían que descubrirlo porque tuve unos años muy duros en los que me decían: «Esta niña es tonta».
Esto te pone en ‘un cajón’. Y el objetivo de Dide es no ‘encajonar’ a los niños, no etiquetarlos, decir este niño tiene unas deficiencias y vamos a darle los recursos para que las trabaje. Que no haya ningún niño que sienta que algo falla y que está solo en ese fallo.
Más de 20.000 niños
– ¿Tenéis acuerdos con centros educativos?
Por supuesto. Aunque no se ha promovido comercialmente su uso hasta el momento, sí ha tenido una muy buena acogida con el ‘boca a boca’. Ahora mismo está implantado en más de 50 colegios y ha sido usado con más de 20.000 niños.
Es una herramienta que ha sido validada científicamente. Está muy rodada, con 20 socios que son docentes y la usan en sus centros. El planteamiento ahora es cómo escalarla.
– ¿A qué nivel operáis ahora mismo?
Es curioso porque como han ido respondiendo los colegios que iban contactando tenemos centros en Chile, Perú, México, Costa Rica y España. Si tienes docentes motivados, estos localizan herramientas que son relevantes para ellos y empiezan a usarlas.
Escalabilidad y equidad, las líneas de Elena Betés
– ¿Qué proyectos quieres desarrollar bajo tu liderazgo? ¿En qué estarán enfocados?
Hay dos líneas. La primera, la escalabilidad. Esto es una herramienta descubierta por los docentes y hay que averiguar en qué medida somos capaces de aumentar el número de docentes que la conocen. Y no solo docentes. ¿Qué conseguimos si abrimos esta herramienta a los padres directamente? Ese es el planteamiento. Una nueva área con la ambición de escalar.
La segunda es tratar de desarrollar una equidad educativa. Nosotros damos recursos cuando tienes un perfil, pero soy muy ambiciosa ahí y quiero que, en el plazo de 12 meses, esos recursos te conecten con herramientas que te van a ayudar en esa cuestión concreta.
Por ejemplo, que las familias que no pueden contratar un logopeda tengan herramientas tecnológicas muchísimo más baratas que les permitan trabajar en el problema.
Escalabilidad y equidad, estas serían las dos líneas de trabajo.
El sistema educativo en la actualidad
– En tu opinión, ¿cuáles crees que son los principales fallos en el sistema educativo actual?
Los dividiría en tres áreas.
La primera, la financiación. No estamos dedicando los recursos suficientes, ni invirtiendo en el futuro de nuestros estudiantes. Esto genera muchas disparidades y un reto a nivel casi mundial. Esa inversión tiene que hacer que no haya brecha tecnológica. La tecnología está moviéndose a una velocidad muy alta y no podemos permitir que exista una brecha tecnológica desde el día uno.
La segunda parte está relacionada con la calidad. Vemos que hay muchos desafíos en el currículo escolar: la mayoría están desactualizados, las aulas llenas… y el docente, que es la clave, tiene una carga de trabajo altísima. Además, no tiene el reconocimiento social que se merece y ahí se puede trabajar una parte muy importante de empoderar al profesor y capacitarlo.
La tercera, que cada vez hay más problemas de estrés, ansiedad, acoso escolar… ¿Qué está pasando? Realmente, hay una escalada muy fuerte de problemas de salud mental y bienestar que tenemos que solucionar.
Cómo formar a los líderes del mañana, según Elena Betés
– Hablando del mundo de la empresa, ¿en qué valores deberíamos formar a los líderes del mañana para tener empresas responsables y comprometidas con la sociedad?
Los líderes tienen que ser visionarios. El mundo está cambiando muy rápido y esos líderes del mañana tienen que anticiparse a lo que viene. Hay un escenario muy peligroso de falta de equidad y de un mundo en el que trabajan unos pocos y eso genera una inestabilidad social muy fuerte.
El líder tiene que anticipar el crecimiento sostenible. Además, debe tener una base de valores humanísticos y ser consciente de hacia dónde vamos y de dónde venimos. La clave es formar visionarios con corazón.