Sábado, 27 de Abril de 2024
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La fundadora de Rastreator: «Cuesta entender el fracaso como parte del proceso»

La fundadora de Rastreator: «Cuesta entender el fracaso como parte del proceso»

La empresaria Elena Betés es la fundadora de Rastreator, firma que vendió en 2020 a la holding Grupo Zoopla por 560 millones de euros. En la actualidad se ha trasladado a Estados Unidos donde trabaja en un proyecto de educación.

«He pasado de ser una persona que no veía nunca las cuotas, ni se creía la conciliación reglada, a darme cuenta de que hay determinados aspectos que deben corregirse», asegura Betés, quien habla con Economía 3 de su recorrido laboral como mujer, liderazgo y techos cristal.

Cambio de mentalidad

-A lo largo de estos 30 años hemos visto como la mujer se ha ido incorporando al mercado laboral y ha pasado a ocupar puestos directivos. ¿Cuál es su propia experiencia sobre esta cuestión?

Hace 30 años, con 15 años, estaba convencida de que me iba a comer el mundo, era muy ambiciosa. Soy disléxica, entonces había luchado mucho y era muy trabajadora porque quería demostrar a todo el mundo que yo podía y que iba a ser una superwoman. Pensaba que no iba a tener ni marido ni hijos, que iba a dedicarme solo a ser una ejecutiva. Ese era mi sueño.

Más tarde, empecé a trabajar en una empresa muy grande del sector financiero en la que había muy pocas mujeres para demostrar que no había techos de cristal. Mientras trabajaba allí, empecé a pensar que igual la vida no era solo trabajar. Comencé a cuestionarme si hay alguna manera de crear empresas o entornos distintos en los que realmente yo pudiera seguir luchando por la excelencia en el trabajo. Entonces es cuando me planteo que, probablemente, tengo que emprender para crear este entorno.

A mí me chocaban muchas cosas. Por ejemplo, el networking era algo que parecía reservado solo a comidas entre hombres. Y yo veía que, por muy buena que fuera, no encajaba en ese mundo. Es entonces cuando, con 25 o 26 años, me planteo la primera meta: «Me voy a adaptar al mundo masculino y voy a romper el techo de cristal». En esta segunda década lo que hago es crear una empresa que trate de demostrar que se puede luchar por la excelencia, que puedes ser competitiva, ser líder, ganar, pero tiene que hacerse de una manera equilibrada. Es una década de éxitos y de fracasos.

Ya en la tercera década es el momento en el que se ven los resultados de que esto ha funcionado y es posible. En esta última, he pasado de ser una persona que no veía nunca las cuotas, ni se creía la conciliación reglada, a darme cuenta de que hay determinados aspectos que deben corregirse. Con 15 años, una cuota de género me habría parecido una ofensa personal. Si me dices con esa edad que el sistema va a promover la diversidad y va a hacer que las mujeres lleguemos a puestos directivos porque tiene que haber un mínimo del 30 % a mí me hubiera parecido un insulto. Pero en 30 años he evolucionado y me he dado cuenta de que todos los sistemas a veces necesitan correcciones.

Fracasar es parte del proceso

– Habla también, cosa que no suele ser habitual, de lo que cuesta llegar y de los fracasos.

Fracasar es parte del proceso. Es algo que sobre todo en España nos cuesta ver y entender. Muchos proyectos no salen y aproximadamente solo el 20 % sobreviven, con lo que lo normal es que fracases. Es bastante difícil montar una empresa desde cero y escalarla es todavía más complicado.

El fracaso es parte del proceso y la humildad es el resultante. Cuando empiezas a emprender al principio piensas que vas a poder con todo y lo primero que aprendes es que tienes muchas insuficiencias, que tú solo no puedes y ahí es cuando empiezas a formar equipos.

Por ejemplo, en el primer proyecto que monté no sabía suficiente de tecnología y la verdad es que sufrí muchísimo hasta que acepté que necesitaba reforzarme y crear un equipo. Como yo he fracasado mucho también he aprendido a rodearme muy bien y, por lo tanto, creo que un buen emprendedor es el que ha fracasado antes y es humilde en aceptarlo.

– ¿Se fracasa igual cuando se es joven que con más edad?

La edad –y la experiencia– ayuda a fracasar menos. Estadísticamente, está probado que el emprendedor de 45 años va a fracasar menos que el de 25. Pero si, de repente, te lanzas a emprender en un sector del que no sabes nada pues seguramente vuelvas a tener una curva de aprendizaje importante, tengas la edad que tengas.

Mantener las conexiones

– También ha comentado que «los hombres están migrando hacia un liderazgo femenino». ¿Qué diferencias existen entre ambos liderazgos?

No me gusta hablar de liderazgo femenino o masculino, pero en el fondo todos tenemos esos prototipos en la cabeza. Por ejemplo, que un liderazgo femenino conecta más con la persona, los empleados, los equipos. Tiene un alto grado de empatía. Eso es una característica que ha estado vinculada al liderazgo femenino. Y ahora los líderes valoran mucho esa cualidad y, en concreto, los masculinos se están viendo forzados a adoptarla. Mantener las conexiones y el trabajo en equipo –sobre todo en la era del trabajo en remoto– es fundamental.

Liderazgo en entorno cambiante

– Vivimos en un entorno totalmente cambiante debido en gran medida a los avances tecnológicos. ¿Cómo influye este entorno en el liderazgo?

La vida nos ha cambiado y nos va a seguir cambiando. Los avances tecnológicos están creando un cambio exponencial que ahora mismo no somos capaces de procesar, ni de ver, ni de tratar.

Las nuevas generaciones no van a trabajar como nosotros nos lo hemos planteado. No se van a comprometer con proyectos que no les den libertad. Eso nos da una pista de hacia dónde van los entornos productivos, que serán muy competitivos.

Como líder hay que mantenerse al día porque te quedas anticuada muy rápido

¿Qué impacto tiene esto en el liderazgo? Como líder hay que mantenerse al día porque te quedas anticuada muy rápido. Lo que está clarísimo es que estas nuevas generaciones no se comprometen solo por un resultado económico. Una de las mejores maneras de motivarles es tener empresas que no solo tengan un propósito económico o financiero, sino que realmente quieran cambiar el mundo.

No estamos diciendo que el impacto económico no sea necesario, está claro que si tú tienes una empresa que no está generando rendimientos no vas a poder seguir avanzando. Pero esto ya pasa a ser un requisito mínimo. Cada vez hay más empresas que realmente se preocupan por su impacto, tanto ecológico como social.

Salir adelante

– Vive en Estados Unidos. ¿Se vive de manera diferente el emprendimiento y el liderazgo en la empresa fuera de las fronteras españolas?

Se emprende diferente porque aquí el fracaso sí que está mucho más aceptado como parte del proceso. Te encuentras a mucha gente que ha avanzado en su carrera con numerosos éxitos y fracasos y está bien, no es un problema para ellos escribir sus fracasos y éxitos con el mismo grado de detalle.

Otra cosa que me parece muy interesante es que el espíritu empresarial aquí está generalizado. Vas por la calle y encuentras cientos de carteles de autónomos y servicios profesionales. En este país hay un espíritu muy fuerte de autónomo y pequeña empresa que crece y funciona.

Hay que sobrevivir y si te quedas sin trabajo vas a tirar para adelante y vas a hacer lo que haga falta

Quizá esté relacionado con que aquí no existe la Seguridad Social. Hay que sobrevivir y si te quedas sin trabajo vas a tirar para adelante y vas a hacer lo que haga falta.

Rodearse de diversidad

– También pone el punto en las empresas con diversidad. ¿Cómo definiría a estas compañías?

La diversidad es fundamental. Hay que abandonar el género, tan solo es una variable más. El género es una variable, la edad es una variable, tu origen es una variable… Todo son variables que hacen que seas distinto a los demás y que tu opinión pueda tener otro punto de vista. Esa es la clave, rodearte de gente diferente.

Hay un aspecto en el que yo pongo siempre el foco en los equipos, que es el tipo de personalidad que tenemos cada uno. Se puede categorizar a las personas en cuatro colores: rojo, amarillo, verde y azul. Siempre trato de identificar qué tipología de persona tengo enfrente porque eso ayuda mucho a cómo vas a comunicar, a trabajar en equipo…

La diversidad se puede medir desde muchísimos aspectos y lo importante es ser consciente de que tienes que crear equipos diversos para llegar al mejor camino posible porque la diversidad está claramente relacionada con un resultado más positivo.

Nuevos aprendizajes

– Después de 14 años de la puesta en marcha de Rastreator. ¿En qué proyectos está trabajando ahora?

Ahora estoy explorando y aprendiendo. Es una de las razones por las que accedí a venir a Estados Unidos a trabajar en un proyecto de educación. Es lo que hablábamos antes, cuanta más experiencia tienes menos probable es que fracases. Pero también cuanto más conoces una industria, más posibilidades tienes de no fracasar.

Estoy muy preocupada por la sostenibilidad social, qué impacto van a tener la inteligencia artificial y la robotización en el desempleo y, en ese entorno, cómo debemos formar a las próximas generaciones para que esto se equilibre y tener un futuro sostenible.

– ¿Cómo imagina el mundo laboral de nuestros hijos?

Vamos hacia un mundo en el que vas a tener que estar muy cómodo en el universo digital, pero además ser muy bueno en lo que quieres ser. Es muy importante no quedarte solo en tu carrera y continuar formándote toda la vida.

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