¿Qué es el triángulo del litio y cómo la gigafactoría de Sagunto depende de él?
El paradigma de la movilidad se encuentra en la actualidad en un punto de cambio hacia la descarbonización para el que ya no hay vuelta atrás. Las economías de los principales países han iniciado la transición hacia modelos de consumo sostenibles basados en las energías renovables. ¿Pero en qué se traduce exactamente implementar una electromovilidad sostenible en nuestras sociedades? Fundamentalmente en una gran necesidad de materias primas y recursos.
Las palabras descarbonización y sostenibilidad están en boca de todos, pero son todavía muchas las incógnitas por despejar acerca de cómo se llevará a cabo, cuánto costará y de dónde se van a obtener los recursos necesarios para implementar estos procesos. La futura gigafactoría de baterías de Volkswagen en Sagunto ha supuesto una inversión de 4.500 millones de euros, y es un claro indicativo de que Europa apuesta su futuro al vehículo eléctrico y el desarrollo tecnológico de las baterías.
Sin embargo, hablar de baterías implica necesariamente hablar de carbonato de litio, un mineral fundamental para su fabricación. El «problema» es que los expertos estiman que entre el 60% y el 70% de las reservas mundiales de este mineral se encuentran localizadas en el que se conoce como «triángulo del litio» y que conforman Bolivia, Chile y Argentina.
Litio, el nuevo oro
No es complicado entender por qué el precio del carbonato de litio se ha disparado durante los últimos años. Con la apuesta cada vez más clara del mercado de la automoción por la movilidad eléctrica, la fabricación total de vehículos que requieren baterías alcanzó los 3 millones ya en 2020. A cierre de 2022 se ha elevado por encima de los 11 millones.
Este brutal aumento de la demanda ha hecho que el valor del mineral haya experimentado un crecimiento de hasta el 400% sólo entre 2021 y 2022. Si a principios de 2020 el precio de la tonelada de esta materia prima costaba 4.000 dólares, en la actualidad se aproxima a los 71.000 dólares por tonelada, según Trading Economics.
Esta situación ha forzado una particular fiebre del oro que ha tenido como grandes ganadores aquellos países que cuentan con buena parte de las reservas mundiales. Según el ingeniero Cristian Desideri, vicepresidente del Foro de Reflexión, en Argentina, uno de estos países ricos en el preciado mineral, la exportación de litio se ha triplicado durante los últimos años.
«El reto ahora es ver qué valor añadido se le va a dar en los países de origen del recurso natural. Se están planteando industrializarlo para crear puestos de trabajo y que el carbonato de litio no salga únicamente como materia prima, sino que se exporte ya como baterías. Ese desafío es el mismo que plantea en España con la fábrica de baterías de Sagunto, lo cual implicará, a la fuerza, importar la materia prima desde este triángulo del litio», explica Desideri.
Sagunto no tiene alternativa al litio
Es probable que en el futuro se logren desarrollar otras tecnologías que puedan suplir la dependencia del litio, explica Javier Cervera, responsable de Transición Energética en Baleària y presidente de la Association of Energy Engineers Spain Chapter. En la próxima década las baterías de sodio pueden destronar al litio como la única tecnología viable económica y técnicamente, tanto para el funcionamiento de vehículos eléctricos como de la red de renovables. Por el momento, la gigafactoría de baterías de Volkswagen en Sagunto dependerá exclusivamente del litio.
«Las baterías que se están instalando en los coches eléctricos hoy en día son de litio-fosfato, libres de cobalto. La movilidad eléctrica de Volkswagen no puede plantear una alternativa por el momento. Da la sensación que el litio es el nuevo oro, en España contamos con el segundo yacimiento de litio más importante de Europa, pero por en la actualidad no se está explotando», explica Cervera.
Es mucha la competencia a la que se tendrá que hacer frente desde la fábrica de Sagunto, tanto para adquirir las materias primas como para vender el producto final. La apuesta de la multinacional alemana garantiza la inversión para materializar el proyecto y un acopio de litio en base a contratos de compra asegurados.
«Multinacionales como Volkswagen, con estrategia multifábrica de baterías por el mundo, serán de las que menos sufran. Otra cosa son las empresas más pequeñas que se dediquen a invertir en baterías y que no dispongan de este tipo de recursos. El grupo alemán dispone también de factorías en China, así que si se han decantado por Sagunto es porque resulta rentable por su ubicación, su logística, la mano de obra especializada y por el contrato de energía renovable que alimentará la planta», asegura el director de Transición Energética.
Argentina redoblará la apuesta
El gran aumento en apenas dos años de la cotización internacional del litio ha supuesto una gran oportunidad para Argentina que su gobierno no está dispuesto a dejar pasar. En este sentido, se está trabajando en una cuota de volumen de producción con el objetivo de que no todo el mineral extraído vaya a parar a la exportación, sino que una parte importante pueda destinarse a la reindustrialización del país mediante diversos proyectos, como la fabricación de baterías.
Argentina podría contar, por tanto, con las materias primas y los medios necesarios para postularse como un serio competidor en el mercado. Para Desideri, quién se lleve el gato al agua dependerá «no tanto de los jugadores, sino de cómo las multinacionales estén orientando su plan de negocios. No estamos hablando de pymes, la tecnología es muy costosa y requiere mucha investigación, desarrollo e innovación. Serán las multinacionales automotrices, vinculadas con empresas electrónicas, quienes decidan dónde se fabrica».
«Argentina es proveedor energético de la Unión Europea y eso implica hablar de minerales estratégicos, como el litio, y también del hidrógeno verde. Estos son la nueva frontera de la electromovilidad y de todo el desarrollo económico, porque todos necesitamos energía. Dependerá de muchos factores, pero el desafío es muy grande con lo que respecta a la revolución productiva que supone el valor añadido», sentencia el ingeniero.