Domingo, 05 de Mayo de 2024
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El caso de la crisis de Evergrande

El caso de la crisis de Evergrande
Pablo Barroso, Analista en Economía 3

La crisis de Evergrande continúa acaparando titulares dentro de los principales diarios económicos de todo el mundo. Los mercados, y por tanto los inversores, internacionales siguen mirando con lupa la evolución del gigante inmobiliario y su posible quiebra.

Sin embargo, su mayor temor no es que esta se produzca. Actualmente, su principal miedo reside en que la bancarrota del conglomerado chino de ‘real estate’ provoque un efecto dominó que contagie al resto del sector inmobiliario del gigante asiático. Derivándose, finalmente, en una crisis económica a nivel global.

Recordemos que el grupo inmobiliario, con sede en Guangzhou, acumula en su balance un pasivo de más de 300.000 millones de dólares. De los cuales, más del 40% son obligaciones a corto plazo. Es decir, la compañía tendrá que atenderlas (si no es capaz antes de refinanciarlas) en los próximos doce meses.

Pues bien, en su camino al precipicio, Evergrande ha ido reafirmando su (cuando menos) delicada situación patrimonial; incorporando en las últimas semanas nuevos hitos en su decidido itinerario hacia la ruina.

Así, la compañía cometió el pasado 23 de septiembre el primero de, hasta la fecha, los tres impagos de cupones, correspondientes con la emisión de diferentes bonos de Evergrande. Al primer impago de intereses de 83,5 millones de dólares le siguió otro, tan solo un día después de 47,5 millones de dólares. Finalmente, el tercer y último impago a los bonistas se produjo este mismo lunes, ascendiendo el importe a los 148 millones de dólares.

Un importante aspecto técnico, respecto a la emisión de estos títulos, es que recogen un periodo de gracia de 30 días, antes de que, ante el impago de cupones, la compañía incurra en ‘default’ de una manera oficial. Por tanto, técnicamente Evergrande no ha cometido aún ningún impago. Actualmente, el grupo inmobiliario se encontraría en la antesala del mismo, incurriendo en una situación de retraso en la remuneración a sus bonistas.

En este contexto, otras promotoras chinas están pasando, también, por una situación de liquidez bastante complicada. Así, la preocupación por el temido efecto contagio en todo el sector, que mencionábamos al principio, continúa ganando enteros.

Sin ir más lejos, la también inmobiliaria china Modern Land (de dimensión considerablemente inferior a Evergrande) ha pedido formalmente a sus inversores retrasar el vencimiento de un bono de 250 millones de dólares tres meses. Con sucesos así no resulta extraño que los que abogan por una crisis general del sector ganen cada vez más adeptos.

No obstante, la pregunta del millón no es si Evergrande va a ser capaz de evitar el ‘default’ o no. Por las últimas operaciones corporativas de la compañía resulta bastante probable que consiga la liquidez necesaria para afrontar los pagos de los cupones en cuestión.

Lo que realmente quita al sueño a los inversores es que pasaría si Evergrande incurriera en ‘default’. Más concretamente, cómo actuaría el Gobierno chino ante esta hipotética, pero más que factible, situación. ¿Dejaría caer a Evergrande? O por el contrario, intervendría ante el riesgo de que se produjera un efecto en cadena que repercutiera terriblemente en su economía.

Pese a que el Ejecutivo liderado por Xi Jinping tiene una decidida intención de penalizar aquellas empresas sobreendeudadas, en su particular lucha contra la especulación (cruzada contra las criptomonedas incluida), no parece que merezca la pena la pena correr el riesgo. Más, aún, estando tan presente todavía los antecedentes de Lemahn Brothers.

Hace más de diez años que fuimos testigos directos de las consecuencias que puede tener dejar caer a una empresa estratégica sin ningún tipo de miramiento. Además, las autoridades chinas tienen la capacidad y el músculo financiero necesario para poder evitar un posible colapso.

Y lo más importante de todo, hacerlo de una forma que no exima de responsabilidades las posibles negligencias financieras de los dirigentes de Evergrande (las cuales tendría que penalizar con severidad y sin contemplación alguna). Una manera en la que lo único que se salvaguarde sean los intereses de los millones de chinos que ya han adelantado el dinero de sus promociones inmobiliarias.

No obstante, si algo nos ha enseñado la historia a lo largo de los siglos es la inherente capacidad del ser humano en tropezar una y otra vez con la misma piedra.

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