desempleo juvenil

¿Es realmente tan abultada la tasa de desempleo juvenil en España?

La respuesta es un sí rotundo. Sin ambages. Tan demoledor como cierto. El desempleo juvenil es uno de los históricos problemas estructurales de la economía española. Además, en las fases bajas del ciclo económico, como la actual, motivada por la pandemia del Covid-19, la situación tiende a agravarse, aún más.

Si el paro es uno de los problemas endémicos de nuestra economía, este es especialmente incisivo con su juventud. La tasa de paro de los jóvenes españoles (considerando a estos a aquellos de menos de 25 años) actual se sitúa, con datos del mes de junio, en el 37,1%. Cotas impropias y de difícil conciliación con aquello que se entiende debería registrar la economía de un país desarrollado.

La tasa de paro juvenil más alta de toda la Unión Europea

Los jóvenes españoles son, dentro de toda la Unión Europea, los que presentan más dificultades para encontrar un trabajo. España, por desgracia, es la líder indiscutible de esta indeseable clasificación. La crisis sanitaria y económica, que asola el mundo desde el mes de marzo del año pasado, ha contribuido ferozmente a que este indicador se acentúe en nuestro país.

Dentro del entorno de la Comunidad Europea le sigue, a una distancia considerable de casi ocho puntos porcentuales, Italia. El desempleo juvenil en el país transalpino es del 29,4%. Cifra que tampoco resulta nada desdeñable. Francia se encuentra, también, al borde del 20%. La tasa de paro de los menores de 25 años en nuestro vecino al otro lado de los Pirineos es del 19,10%.

De las diez principales economías de la UE, tan solo dos tiene un desempleo juvenil inferior al doble dígito. Son los casos de Alemania y Países Bajos, donde la tasa de paro para los que, todavía, no han alcanzado el cuarto de siglo de vida es del 7,50% y del 7,30%, respectivamente.

La situación tampoco mejora si comparamos con el resto del mundo

En el conjunto de la Zona Euro el desempleo juvenil es del 17,30%. Es decir, la tasa española supera, dramáticamente, el doble de las conjunto de nuestros socios europeos.

Si nos vamos a dos potencias mundiales de primer orden, como son Estados Unidos y Japón, la desigualdad se intensifica. Así, en el país norteamericano el desempleo de los menores de 25 años es del 9,30%. Mientras que en el país nipón tan solo el 4,50% (podríamos hablar, prácticamente, de pleno empleo) de sus jóvenes no encuentra trabajo.

Si nos vamos a países de carácter más emergente, como son Chile (26,40%) y Turquía (24,00%) las diferencias se estrechan. No obstante, siguen superando los diez puntos porcentuales. Tan solo Sudáfrica, con una descomunal tasa desempleo juvenil del 64,40% supera a España.

La dependencia de sectores cíclicos y la escasa apuesta por la FP, principales causas

Todo el mundo sabe la fuerte dependencia que tiene la economía española por sectores, tan en consonancia con el ciclo económico, como la construcción y el turismo. Pues bien, la subordinación de nuestro país a este tipo de actividades (muy por encima de la media europea) es nuestra espada de Damocles cuando nos encontramos ante una situación de crisis. La covid-19 ha ratificado esta evidencia. El sector turístico llegó a paralizarse por completo durante meses, lastrando el empleo en una de las actividades que más empleo genera en nuestro país. El Gobierno trata ahora de buscar soluciones, veremos con cuánto éxito.

La actividad industrial, en cambio, es mucho más estable en términos de empleo. Además, esta suele llevar asociada, además de la cantidad, el vital concepto de calidad del empleo. Pues bien, uno de los motivos por las que en España no hay tanto empleo industrial como debiera es la falta de personal cualificado para desarrollarlo. Es decir, la ausencia de una apuesta decidida por la formación profesional.

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