En un entorno económico mundial cada vez más dinámico, más globalizado y en plena transición hacia una economía mucho más digitalizada, la clave que permitirá a los países (a nivel macro) y las empresas (a nivel micro) afrontar con éxito los desafíos presentes y futuros reside en el incremento de la productividad. Pues bien, la inversión en activos intangibles será el factor determinante para su crecimiento de una manera sostenible y prologada en el tiempo.
¿Qué son los activos intangibles?
El primer acercamiento a la definición de algo intangible nos lleva a algo que no se puede tocar. Y, por tanto, no es material. De esta forma, se consideran intangibles aquellos activos que provienen de los conocimientos, habilidades y actitudes que desarrollan para las empresas sus respectivas plantillas.
Los intangibles desde el punto de vista financiero más célebres serían el fondo de comercio y las patentes. No obstante, el repertorio de esta clase de activos es considerablemente más amplio. Incluye la inversión en formación que una empresa pone al servicio de sus trabajadores; cualquier proceso de digitalización que lleve a cabo, etc.
Estos últimos, y otros de naturaleza similar, a menudo son erróneamente considerados como meros gastos o consumos de la compañía, cuando en realidad cumplen a la perfección la definición de inversión, ya que las empresas esperan obtener un retorno (mejora del rendimiento) asociado al desembolso que realizan.
‘Banking Lab’
A colación de la creciente relevancia de los activos intangibles, se ha celebrado una sesión de ‘Banking Lab’ (impulsada por la fundación AEB, a través de CUNEF). Estuvo focalizada en la importancia de la financiación de los activos intangibles para alcanzar una mejora productiva que permita garantizar el crecimiento económico.
Para ello, tuvo lugar una mesa redonda compuesta por Joaquín Maudos, catedrático de economía de la Universitat de València (UV), director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y colaborador de CUNEF; Angel Estrada, director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución del Banco de España; Remedios Ruiz, head of Enterprise Wide Risk Management del Banco Santander; y, finalmente, Rafael Salinas, head of Global Risk Management del BBVA. Todo ello, con Santiago Carbó, coordinador del Banking Lab de CUNEF y catedrático de Economía de la Universidad de Granada como moderador del debate.
La inversión en intangibles como termómetro de la economía
“Aquellos países o economías que más inviertan en activos intangibles serán los que experimente un mayor crecimiento (sostenible) desde el punto de vista de la productividad”, apuntaba Ángel Estrada. Todos los ponentes hicieron hincapié en esta idea señalando, además, la necesidad de la economía española (aplicable, también para la economía europea) de estrechar el ‘gap’ que separa a la Unión Europea de otras economías avanzadas (la norteamericana o la china, entre otras) en el peso relativo de los activos intangibles en la economía.
Por su parte, Maudos añadió: “Debemos diseñar medidas que incentiven la financiación privada”. La apuesta por la digitalización no puede depender en exclusiva de la financiación pública mediante la realización de subvenciones. Sin ir más lejos, a pesar de que una gran parte de los fondos europeos destinados a la recuperación de la economía van a estar dirigidos a que las empresas apuesten fuerte por la digitalización, es necesario una combinación público-privada para que la transición tecnológica que se está produciendo se realice con plenas garantías de éxito.
Un mercado de capitales sólido y accesible para todas las empresas como solución para estrechar las diferencias
Resulta fundamental para obtener una economía productiva que todas las empresas (independientemente de su tamaño) puedan acceder a la financiación necesaria para poder invertir y desarrollar sus proyectos de I + D + i. Para ello, es necesario que “se produzca en el mercado una actitud de competencia que, incluso, aumente el número de ‘players’ en el mercado para que se dinamice la inversión en intangibles; es decir, que el entorno de la financiación sea competitivo”, señaló Rafael Salinas.
“La financiación de intangibles debe alejarse de la financiación bancaria tradicional, girando hacia la financiación vía capital (vehículos financieros que posibiliten financiar a las compañías entrando en su ‘equity’)” añadió Salinas.
Para ello, resulta imprescindible que el sector bancario sepa adaptarse al entorno cambiante y a las nuevas necesidades financieras que emergen en la economía. En esta línea, Remedios Ruiz afirma que “los proveedores financieros deben acompañar a sus clientes a lo largo de toda su vida económica”. Afirmó también que, para ello, “la inversión en equity o instrumentos más cercanos al capital son más idóneos que la deuda tradicional”.
Podemos concluir, en este sentido, que para que el proceso de digitalización y la transformación de la economía llegue a todas las empresas la existencia de un amplio mercado de capitales (en Europa, en este caso) es una necesidad imperante.
Por último, es también de vital importancia la concienciación por parte de los empresarios de lo relevante que resulta para sus empresas digitalizarse y tratar de ‘cuantificar lo intangible’, como señalaba Ruiz, para que sean conscientes del potencial que puede tener la inversión en este tipo de activos para el crecimiento de sus compañías.