El Banco Europeo de Inversiones (BEI) destinó en 2020 un tercio de su financiación a la lucha contra la pandemia de coronavirus, 25.500 millones de euros que han servido sobre todo para mantener a flote a pequeñas y medianas empresas, pero también para invertir en hospitales, vacunas o tratamientos.
En total, el banco público de la Unión Europea (UE) concedió el años pasado 76.800 millones de euros en financiación y el 40 % se destinaron a proyectos de acción climática, un aumento respecto al 34 % del año anterior pese a que la pandemia ha obligado a un esfuerzo adicional en otras áreas.
«Ha sido un año difícil, pero crucial», dijo este el presidente del BEI, Werner Hoyer, en la presentación de los resultados anuales del grupo que, añadió, en 2020 «ha demostrado ser un instrumento vital para la autonomía estratégica de la UE», que puede actuar «rápido» y en «todos los frentes».
Inversión frente a la covid-19
De los 25.500 millones de euros que se invirtieron en la lucha contra la pandemia, la mayoría se destinó a apoyar a las pymes y a sus trabajadores, sobre todo en los países europeos que no podían permitirse enormes rescates públicos, pero también se dieron préstamos o avales para infraestructuras hospitalarias o para el desarrollo de vacunas y tratamientos.
Es el caso de un préstamos de 100 millones de euros concedido a la empresa alemana BioNTech, que desarrolló con Pfizer la primera vacuna autorizada en la UE y ya había recibido financiación del BEI para otras investigaciones, o del crédito de 400 millones a la iniciativa internacional Covax destinado a permitir que los países de rentas medias y bajas accedan a la vacuna.
El BEI ha financiado otros 25 proyectos «prometedores» en vacunas, diagnóstico y tratamientos del covid-19, explicó Hoyer.
«Como banco público, entramos para invertir donde el mercado privado no lo haría por los grandes riesgos y el largo plazo de estos proyectos«, dijo.
Ayuda adicional para las pymes
Como consecuencia de estas ayudas por la pandemia, las inversiones del BEI en pymes aumentaron en 5.000 millones, hasta los 30.600 millones de euros en 2020, que permitieron ayudar a 425.000 empresas, según cálculos del banco.
A esta financiación se suman 5.400 millones de euros concedidos a través del nuevo fondo de garantías que la UE decidió poner en marcha en abril pasado, dentro del paquete de medidas de emergencia frente a la pandemia.
El presidente del BEI anunció que en «los próximos seis meses» esperan movilizar «cerca de 50.000 millones de euros» con este instrumento, que «está aumentando muy rápido y de forma eficiente».
Este fondo -que está fuera del balance general del BEI- funciona con 25.000 millones de euros en avales aportados por los países de la UE, que permiten al banco dar financiación a pymes o empresas de mediana capitalización, bien directamente o través de intermediarios, como fondos de inversión o bancos de promoción nacional.
El objetivo del BEI es atraer gracias a su aportación financiación privada adicional para movilizar en total 200.000 millones de euros para ayudar a las pymes que, de no ser por la pandemia, serían viables.
«Hasta ahora hemos dado oxígeno a la economía, pero en adelante tendremos que complementar este alivio de emergencia con financiación para una recuperación larga y difícil», advirtió Hoyer.
Crece la inversión en clima
Para el presidente del BEI, el grupo ha demostrado además que «no hay que elegir entre financiar la recuperación o invertir en clima e innovación».
Aparte de los 36.600 millones de euros en pymes, se invirtieron 16.800 millones en proyectos medioambientales, 15.000 millones en infraestructuras y 14.400 millones en innovación, las cuatro áreas prioritarias del banco.
En total, los proyectos con impacto climático o medioambiental coparon el 40 % de las inversiones (unos 30.700 millones), lo que acerca al BEI a sus metas de destinar el 50 % de su financiación a clima e invertir un billón de euros en total para 2030.
El grupo irá reduciendo sus inversiones en aeropuertos o carreteras y aumentándolas en eficiencia energética o innovación verde, ejemplificó Hoyer, quien reconoció que, si bien el gas «está acabado», se mantendrán inversiones en proyectos concretos con este combustible puesto que algunos países dependen totalmente de él para su transición energética.