Sábado, 20 de Abril de 2024
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Los cuentos al fin son cuentas

Los cuentos al fin son cuentas
Marc Agliata, Director en Agliata+ RSCompany

Seguimos viviendo y disfrutando de una época de cambios vertiginosos acelerados exponencialmente por una pandemia con la cuenta atrás en marcha a la espera de la vacuna. Aquí va una buena muestra: según un estudio realizado en las últimas semanas por la Red Española del Pacto Mundial, el 85 % de las empresas españolas asegura estar trabajando en alguno de los ámbitos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El análisis asegura que los ámbitos más trabajados por las compañías son la Igualdad de Género (ODS 5), Salud y Bienestar (ODS 3) y el de Acción por el Clima (ODS 13). Los menos, la Vida Submarina (ODS 14), Hambre Cero (ODS2) y el de Paz, Justicia e Instituciones Sólidas (ODS16).

En cuanto a las políticas responsables, el estudio concluye que las tres más extendidas son la política de salud y bienestar para empleados (54 %), el código ético (53 %) y la estrategia medioambiental (50 %). Las relativas a innovación, lucha contra el cambio climático y movilidad sostenible son las menos frecuentes entre las empresas consultadas, casi 2.000 en toda España.

En relación al tamaño de las empresas, el 99 % de las grandes compañías realiza prácticas para contribuir a los ODS, mientras que en las pymes y los autónomos la cifra desciende, levemente en el primer caso, hasta el 83 %, y algo más en el segundo, hasta el 61 %.


En relación al tamaño de las empresas, el 99 % de las grandes compañías realiza prácticas para contribuir a los ODS

Otra cifra muy destacada es que el 47 % de las empresas que participaron en el muestreo aseguran que disponen y desarrollan una estrategia de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Quizá, en mi opinión, es el número más destacado de todos los presentados por el Pacto Mundial. Los ODS deben estar incluidos y enmarcados en una política de RSC que sea capaz de alinear los compromisos y valores con la estrategia corporativa y, sobre todo, que incremente la reputación de la empresa, marca, productos o servicios. Todo lo contrario, no sirve o sirve mal o está mal enfocado, como quieran decirlo.

Hago hincapié en la cifra de la RSC porque recuerdo ahora ante el gran desarrollo sostenible que disfrutamos, al menos teóricamente, cuando hace algo más de una década se decía en los foros y congresos internacionales que la Responsabilidad Social era una moda y que ya veríamos si había llegado para quedarse.

Quizá ya podemos afirmar con esta cifra hallada que estamos ante uno de los períodos de transformación más importantes en la gestión de las empresas españolas. Lejos parece quedar, aunque todavía se podría trillar, aquel anglicismo que denostaba, ya hace años también, las actitudes responsables empresariales: el greenwashing o marketing verde, que en muchas ocasiones escondía tras los productos –supuestamente sostenibles– un agujero negro ético y de integridad. Las empresas se han dado cuenta también actualmente de que no toda la sostenibilidad es medioambiental, sino que lo económico, lo social y el buen gobierno también existen. Podemos afirmar que la RSC se ha quedado y que marca la pauta de la competitividad nacional y, sobre todo, internacional.

No podemos negar que llegamos a esta situación gracias a que diferentes administraciones han legislado en torno a la RSC y su aplicación. La Ley de Estado de Información No Financiera y Biodiversidad del Gobierno de España y la Ley de Fomento de la RSC de la Generalitat Valenciana, ambas de 2018, han contribuido sin duda a que los empresarios y empresarias hayan cambiado su mentalidad y sus estrategias. De todos modos, no hay que olvidar que la RSC debe seguir siendo, como se decía en su origen, voluntaria. Otra cuestión es cumplir con criterios e indicadores sostenibles. Pero este es otro tema.

Lo esencial de los datos desglosados más arriba es que otra de las minusvaloraciones y menosprecios sobre la RSC que también se realizaba, y que a los que nos dedicábamos a esto ya hace casi tres lustros no nos amedrentó en su momento,–la RSC es un cuento– ya no sirve tampoco.

Viendo los números hechos públicos por el Pacto Mundial, los cuentos de la RSC al fin ya son cuentas para todas las empresas y organizaciones españolas.

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