Miércoles, 24 de Abril de 2024
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Aumenta el ‘alquiler Covid’ en la ciudad de València

Aumenta el ‘alquiler Covid’ en la ciudad de València

Las restricciones de movilidad impuestas como consecuencia de la crisis sanitaria de la COVID-19 han supuesto un momento crítico para el sector turístico. Un sector importante para la Comunitat Valenciana, que el año pasado recibió a 9,5 millones de turistas. La imprevisibilidad de la evolución de la situación sanitaria, tanto a nivel internacional, como estatal o regional, así como la falta de precedentes, genera un elevado grado de incertidumbre. Las patronales y lobbies de este sector barajan distintos escenarios, pero todos ellos ligados a previsiones económicas marcadamente negativas.

Frente a estos malos presagios para la actividad del sector, las viviendas vacacionales, que en la capital del Turia son más de 4.900, se adaptan a los tiempos del coronavirus con una nueva modalidad de ‘alquiler Covid’. Así lo denomina el estudio Alquiler turístico y crisis sanitaria en València elaborado por Andrea Kruithof Ausina y José Miguel Sánchez Ocaña, investigadores del equipo de la Càtedra d’Economia Col·laborativa de la Universitat de València. Señala el informe que bajo diferentes formas -algunas más evidentes que otras, como el requisito de ser personal sanitario- se estarían ofreciendo pisos turísticos para alquiler residencial de manera temporal.

El estudio ha realizado un análisis comparativo entre los anuncios de Idealista y Airbnb en la primera etapa de la cuarentena de València. Entre las conclusiones que extraen los investigadores, apuntan que en torno al 20% de los anuncios de Idealista publicados en los últimos 32 días declara la voluntad de los arrendadores de realizar alquileres temporales, mayoritariamente orientados a su uso durante los próximos meses. «Advertimos la aparición de anuncios en Idealista con unas características muy similares a las que se alquilan en Airbnb, especialmente respecto a su concentración espacial -en los barrios más céntricos- y las características de las viviendas – principalmente el tamaño y el número de habitaciones-«, apuntan.

Pese a ello, señalan en el estudio que «no parece evidente que haya una traslación directa entre oferta Airbnb y mercado residencial a largo plazo». Indican que en la plataforma de alquiler vacacional el 18 % de los anuncios analizados muestra falta de disponibilidad en los meses de abril, mayo, junio y julio, o bien la exigencia de reservas mínimas para estos meses de entre 15 y 20 días, pero que el el alquiler turístico tiene una rentabilidad de entre el 100% y 200% superior a la que ofrece el alquiler habitual, lo que podría explicar que las empresas especializadas se hayan resistido de momento a retirar las propiedades que gestionan del mercado turístico.

«Derivado de ello, no se ha producido una bajada de precios significativa en los precios de alquiler, reducida, en la mayoría de los casos y como hemos visto, a usos de temporada», apuntan los investigadores de la Càtedra d’Economia Col·laborativa y añaden que «la mayoría de anunciantes, por tanto, ha optado por mantener de momento sus apartamentos» en la plataforma de alquiler vacacional. Ello iría en concordancia con las instrucciones dadas por Airbnb, que aconseja a sus anfitriones medidas para minimizar el impacto de la crisis como descuentos mensuales y semanales para optimizar el hospedaje mediante estancias largas o flexibilizar la política de cancelación y facilitar los reembolsos.

Todo ello, en el contexto en el que Airbnb ha establecido que las cancelaciones entre el 14 de marzo y el 31 de mayo se reembolsarán totalmente si se hacen con motivo de la crisis sanitaria del coronavirus. Por ello, la plataforma se ha comprometido a auxiliar con un total de 230 millones de euros en todo el mundo a los anfitriones que vean canceladas sus reservas. Airbnb correría a cargo del 25% del coste de la cancelación, lo que supondría que el anfitrión mantendría dicho porcentaje en su bolsillo.

En esa línea, prosigue el estudio, son los gestores profesionales de inmuebles destinados al arrendamiento los actores que mayoritariamente parecen haber adoptado estrategias específicas a raíz de la crisis sanitaria derivada del coronavirus. En particular, tratando de alquilar alojamientos por un período igual o superior, generalmente, a los 30 días desde abril a julio de 2020. Es decir, se trata de un arrendamiento de duración significativamente superior a las dos o tres noches de reserva mínima que suele emplearse en el alquiler vacacional en Airbnb que les ofrecen una mayor rentabilidad.

Finalmente, el estudio se plantea como «hipótesis razonable» que nos encontramos en una fase inicial con un elevado grado de incertidumbre social y económica e inseguridad jurídica que no permite adoptar estrategias a medio o largo plazo, lo que ha supuesto que los particulares no tomen medidas de arrendamiento alternativas por el momento y que las gestoras profesionales hayan adoptado medidas con efectos a corto o a medio plazo. Por tanto, «será necesario continuar monitoreando los cambios para obtener datos más ponderados de las tendencias a medio plazo», concluyen los investigadores.

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