Tras un primer informe elaborado por el Ivie sobre el impacto económico de la COVID-19, el instituto acaba de publicar un segundo informe sobre la Salud financiera de las empresas valencianas: capacidad de resistir el impacto del COVID-19, elaborado por el catedrático de la UV y director adjunto del Ivie, Joaquín Maudos y la economista del Ivie, Consuelo Mínguez.

Así el informe señala que la paralización de la economía se traduce en un problema de liquidez para las empresas que sufren una intensa caída de sus ingresos. Sin embargo, esta situación no afectará por igual a aquellas empresas que sean solventes y, por tanto, puedan ampararse en las medidas del Gobierno para estimular la financiación bancaria, que a aquellas consideradas más vulnerables, es decir, que tengan una deuda excesiva y/o una baja rentabilidad.

Es decir, si los problemas de liquidez se prolongan en el tiempo, pueden transformarse en problemas de solvencia, más pronto y más graves si la capacidad de resistencia de las empresas es limitada. Y esa capacidad de resistir es
menor cuanto peor sea su posición de partida en términos de rentabilidad, endeudamiento y carga financiera.

En este sentido, la Comunitat Valenciana se encuentra en mejor posición que la media nacional, ya que el porcentaje de las compañías que tiene una débil salud financiera asciende al 13,6%, frente al 14,6 % en el conjunto de España.

Se considera que una empresa es vulnerable o está en riesgo cuando, por una parte, si está sobre endeudada, concretamente, si la ratio de endeudamiento (deuda con coste / activo total) está por encima de la mediana del sector al que pertenece, es decir, se encuentra entre el 50 % de empresas más endeudada; y por otra, si la ratio de cobertura de interés (cociente entre el margen de explotación o EBIT y los gastos financieros) es inferior a 1 o su rentabilidad es negativa.

Con estos criterios se puede decir que la salud financiera de las empresas valencianas ha mejorado mucho tras la crisis de 2008, gracias a una combinación de mejora de la rentabilidad, intenso esfuerzo de desapalancamiento y caída en los costes de la financiación como consecuencia de la reducción de los tipos de interés.

El tamaño resulta determinante: mientras el 39% de las micro empresas valencianas tenía deuda excesiva antes de la COVID-19, en el caso de las grandes empresas, este porcentaje se reduce hasta el 16,6%.

En términos de empleo, entre las grandes empresas el empleo que generan las vulnerables solo representa un 4%, mientras que en las micro empresas el porcentaje casi se triplica (11,7 %). Si bien, en todos los tamaños los porcentajes de las valencianas son inferiores a los de la media española, residiendo la mayor diferencia en
las grandes empresas (4% vs 7,6%).

Según los análisis de Joaquín Maudos y Consuelo Mínguez estos resultados permiten obtener tres conclusiones:

• La situación financiera de las empresas valencianas antes de la crisis del coronavirus había mejorado mucho y los porcentajes de empresas vulnerables estaban muy acotados. Sin embargo, la situación se deteriorará rápidamente si no se adoptan medidas adecuadas.

• Es importante diseñar programas específicos de ayuda para las empresas, pero muy especialmente para las más pequeñas, dada su mayor vulnerabilidad financiera.

• Es importante discriminar entre empresas vulnerables y sólidas y ser conscientes de que los fondos públicos a comprometer deben destinarse al segundo grupo, y no a apuntalar de forma artificial empresas zombi, sea cual sea su tamaño.