Viernes, 26 de Abril de 2024
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El cambio climático pone en riesgo la comercialización de cítricos, vid y olivo

El cambio climático pone en riesgo la comercialización de cítricos, vid y olivo

El cambio climático pone en riesgo la viabilidad comercial a medio plazo de los cítricos, la vid y el olivo. Es una de las conclusiones de un estudio del grupo de investigación en Ecofisiología y Biotecnología de la Universitat Jaume I en colaboración con científicos de Francia, Grecia y Reino Unido.

El profesor Vicente Arbona, del Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural de la UJI, y coordinador del estudio indica que los datos obtenidos advierten que los efectos del calentamiento global reducirán la productividad de estas tres especies de frutales tradicionales e icónicos de la cuenca mediterránea.

Arbona que es también miembro del Seminario Interdisciplinario de Investigación en Cambio Climático de la UJI, sostiene que este fenómeno “provocará, no sólo un descenso de la productividad de especies icónicas como los cítricos, la vid o el olivo, sino que el incremento de las temperaturas o el déficit hídrico también reducirán su competitividad comercial”.

Añade que las variaciones previstas en Castellón, la Comunidad Valenciana y el ámbito mediterráneo en su conjunto, especialmente vulnerable, “afectarán a la fenología de estos frutales, alterando sus patrones para brotar, florecer, dar y madurar la fruta”.

Otro aspecto importante es la calidad de la fruta, clave en su viabilidad comercial. En los cítricos, las temperaturas elevadas alteran el equilibrio entre azúcares y ácidos, dando lugar a frutos sin su característico toque acídico, “como se observa en aquellos procedentes de regiones tropicales”, según se desprende de este trabajo de investigación.

En el olivo, el impacto puede ser “más dramático”, en opinión de los expertos, ya que si bien se trata de un cultivo muy bien adaptado a las condiciones mediterráneas, la acción combinada de la falta de lluvia y los elevados valores térmicos en otoño y principios de primavera determina el período de floración y su intensidad. De hecho, “la floración de esta especie se puede avanzar hasta 17 días a la vez que reducirse el porcentaje de cuajado de fruto y, por tanto, de producción”.

Estas alteraciones durante el período en que brotan o florecen incidirán de diferente manera en los insectos polinizadores: tanto es así, que puede producirse “una desincronización entre los ciclos de unos y otros, como ya se ha observado entre algunas especies herbáceas y sus polinizadores naturales, los zánganos, con su consiguiente efecto en la productividad de los frutales”.

El trabajo liderado por la UJI recientemente publicado en Frontiers in Plant Science muestra también la importancia de las técnicas denominadas ómicas como herramientas fundamentales para el estudio de la variabilidad vegetal y de los mecanismos de respuesta a estreses ambientales. Estas herramientas, afirma Arbona, “nos ayudan a averiguar las interacciones que, a escala molecular, controlan estas respuestas y a correlacionar las variaciones genéticas y metabólicas con un determinado comportamiento o fenotipo para identificar reguladores clave, susceptibles de mejora biotecnológica de las especies agrícolas”.

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