Mujeres al Timón
La ejecución del Brexit parece más cerca que nunca tras la elección de Boris Johnson como primer ministro británico. La nueva autoridad gubernamental británica ya ha expuesto sus intenciones de llevar a cabo la ruptura, a la que considera una «enorme oportunidad económica» para —dice estar convencido— hacer las cosas que no les han permitido hacer durante décadas. No convocará elecciones anticipadas, al amparo de que tiene que «cumplir con el mandato de la gente«, según afirma: la salida de la Unión Europea y no otro evento electoral.
Frederic Mertens es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia. Comentamos con él algunas de las cuestiones que van estar sobre la mesa en los próximos meses en torno al Brexit y la hoja de ruta de Boris Johnson.
-La intención de Johnson al parecer es culminar la salida de la UE en sus primeros 100 días de mandato. ¿Lo ves posible? ¿Qué escenarios eres capaz de presagiar?
-El problema es que se va a tener que negociar en dos ámbitos. Aunque en su propio partido, con el 66% de los votos, tiene una base sólida en cuanto salir sí o sí, en el Parlamento va a tener que negociar su posición con unos tories que no están tan a favor de una salida. Además, tiene enfrente a otros partidos que están favor solo de una salida negociada.
Luego está la negociación con los europeos. Y el mensaje de las instituciones europeas es que no van a volver a negociar un acuerdo. Se enfrenta a esa doble disputa. Y en un contexto de dificultades en cuanto a la solidez de su gobierno, no está tan claro que vaya a poder imponer fácilmente su punto de vista tanto sobre el Brexit como sobre cuestiones internacionales, como los proyectos de negociación del acuerdo comercial con EE.UU., o sobre cuestiones domésticas de política interna vinculadas con el empleo, con la economía, con el tema medioambiental, las infraestructuras sanitarias, etc.
«No veo muchos escenarios. Veo uno y es el peor: el que llaman Halloween of Brexit, el bloqueo total»
Cien días son pocos días. El 31 de octubre ya está ahí. ¿Cuáles son los escenarios que se pueden establecer? No es fácil de prever, pero hay uno seguro: los europeos no están dispuestos a volver a negociar algo que ya costó mucho que se pactara. No veo muchos escenarios. Veo uno y es el peor: el que llaman Halloween of Brexit, el bloqueo total.
Hay otro escenario pero va a ser difícil: que haya unas concesiones mínimas. Pero un tercer aplazamiento no lo veo posible ni factible. La tentativa de Johnson va a ser conseguir algunas concesiones por parte de los 27, sobre todo en el ámbito económico y comercial. Es consciente de que la posición de Reino Unido fuera del grupo regional económico más potente de la Unión Europea va a ser bastante delicada. No creo que el posible acuerdo comercial con Trump vaya a resolver la situación de un país cuya cifra de negocios, recordemos, depende en al menos un 50% de la economía europea.
-Entonces, ¿todo avanza sin remedio hacia un brexit duro…?
-Veo, y no soy el único, un paso claro hacia un brexit duro. Hace un par de días Tony Blair pidió a Johnson plantearse seriamente el referéndum porque está claro que van hacia un muro. No hay motivos para que los europeos vuelvan a abrir la puerta a otro aplazamiento. Esto nos debilita a todos, también a los europeos. Tenemos que salir sí o sí de la incertidumbre. Tanto las empresas europeas como las británicas lo necesitan. Las multinacionales están a la espera de que se concretice este Brexit duro o cualquier otra vía. Pero creo que vamos a un escenario en el que las cosas van a aclararse y, además, de una forma abrupta. Puede haber alguna sorpresa, pero lo dudo mucho.
-El papel que va a tener la UE a partir de ahora, entonces, ¿cuál va a ser?
-Una señal: la primera visita fuera de Bruselas de la recién elegida presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, ha sido París. ¿Por qué? Para mandar un mensaje de que Europa va a defenderse —porque no hay que olvidar que Reino Unido tiene o tenía un papel importante en la defensa europea—. Ha venido a Francia para hacer saber a los europeos que las instituciones europeas toman cartas en el asunto de mantener a Europa unida, incluso en el ámbito de la defensa frente a las consecuencias del Brexit.
«Los europeos ven a Johnson como un elefante en una tienda de porcelana»
Insisto en que Europa va a mantener una posición firme contra Johnson, a sabiendas de que tiene fama de no acabar de materializar sus políticas, incluso con algunos fracasos sonados como cuando fue alcalde de Londres o cuando fue ministro de asuntos exteriores. Los europeos le ven como un elefante en una tienda de porcelana. Muchos le consideran un doble de Trump. No creo que los europeos bajen la guardia con un personaje así. Al revés, lo van a tener más fácil para decir: esto es lo que hay y nada más.
-Me hablabas de que va a tener que lidiar con muchas tensiones incluso dentro de su gobierno. Sin embargo, a pesar de haberse mostrado a favor del Brexit duro, Johnson ha tenido gestos como nombrar al moderado Mark Spencer como su portavoz ante el Parlamento. ¿Qué intenciones crees que maneja realmente? ¿Cuál va a ser su estrategia a partir de ahora?
-Es consciente de que tiene un margen de actuación limitado políticamente, porque aunque tenga mucho apoyo en el seno de su partido, en el Parlamento va a tener que negociar cada punto. Teniendo esto en cuenta, va a tener hacer gestos hacia una mayor cohesión política. En el contexto de un Brexit, tendrá que trabajar en la unidad del país frente a ese reto y, para ello, echar puentes en diferentes direcciones, duras y moderadas, también a nivel de políticas nacionales. Deberá tener un plan para reducir no solamente el impacto del Brexit en la vida de sus compatriotas, sino también en otras cuestiones de ámbito político, como las tensiones con Irán por los supuestos actos de piratería en Ormuz. Si Johnson consigue atender, además del Brexit, las emergencias que vive el país en el resto de ámbitos, a lo mejor sobrevive al Brexit. Si no, igual tenemos a los laboristas en las próximas elecciones británicas, adelantadas o no.
-¿Qué deberá tener un nuevo acuerdo para convencer a la mayoría de la Cámara? ¿Qué sensibilidades debe aunar?
-Es complejo, pero el gran escollo es Irlanda, con la cuestión de la frontera entre Irlanda del Norte y República de Irlanda. Ahí hay tensiones y divergencias incluso en el seno de su propio partido y Johnson va a tener que crear consensos. Respecto a la posición de Reino Unido frente a los europeos, creo que no va a tener tantas dificultades para negociar con el Parlamento, porque creo que el propio Parlamento necesita también una postura muy clara y adoptará sin demasiadas dificultades una posición de convergencia en torno a este tema. Es una buena idea haber nombrado a un moderado, incluso partidario del mantenimiento de Reino Unido en la UE, porque indica que quizá se resigna a una salida pero de una manera no tan dura. Está lanzando gestos para alcanzar una cohesión en su partido y el Parlamento, pero hay todo un grupo enfrente que está esperando su caída con la idea de que se adelanten las elecciones.
-Si Johnson fracasa en su intento por llegar a un consenso….
Irán a las elecciones.
-Y en el caso de que ganaran los laboristas. ¿Cómo actuarían frente a esta situación?
-Tienen el mismo problema. En el seno de los laboristas también hay dos alas, una a favor de un nuevo referéndum, con Tony Blair a la cabeza a pesar de la pérdida de credibilidad a raíz de las mentiras con respecto a las armas de destrucción masiva en la Guerra del Golfo; otra, personificada en Corbyn, que de momento mantiene su conformidad con el resultado del Brexit. Plantean un Brexit suave que acepte el acuerdo firmado previamente. No veo a lo británicos capaces de volver por enésima vez a la mesa para discutir este acuerdo a menos que sea para plantear un abandono del proceso y mantenerse en la UE. Ni siquiera entre los laboristas hay una posición a favor del mantenimiento. Si yo fuera Corbyn, no me arriesgaría a lanzarme a otro referéndum porque podemos llevarnos una sorpresa. Podemos tener, de hecho, una reconfirmación del Brexit.
–El Corte Inglés ha negado que controle la matriz de Iberia. ¿Qué pasaría con Iberia en caso de Brexit duro?
-Quizá ya estén mirando otros grupos y alianzas posibles entre esa compañía y otras compañías europeas. Aunque la Agencia Española de Seguridad y la Autoridad de Aviación Civil confirmaron que tanto Iberia como Vueling cumplen la normativa europea para operar en los cielos de la UE, en caso de un Brexit duro, creo que podemos llegar a la situación de que Iberia busque alianzas en los cielos europeos, como con Air France-KLM, que está con dificultades pero podría ser un aliado, pues ya son una agrupación de aerolíneas. O, imagínate, Iberia-Lufthansa. Lufthansa está comiéndose el mercado con varias compañías nacionales; la última, Brussels Airlines, la compañía belga. Yo creo que igual están hablando del tema ahora tal y como lo hablamos tú y yo.
«Mañana Iberia desaparece y no te cuento el trauma que hay en este país. Probablemente están buscando ya un plan B o un plan C»
Con IAG vamos a tener normativas europeas y normativas británicas en caso de Brexit duro. Iberia no es solo un negocio, sino también un símbolo. Mañana Iberia desaparece y no te cuento el trauma que hay en este país. Probablemente están buscando ya un plan B o un plan C.
-Si finalmente se produce la independencia definitiva, ¿qué consecuencias inmediatas tendría para las relaciones comerciales y financieras con España y específicamente con la Comunitat Valenciana?
-De manera inmediata y violenta, vamos a ver impuestos que van a crecer drásticamente sobre las importaciones y exportaciones de bienes, servicios, mercancías y capitales. De manera que vamos a tener, de la noche a la mañana, reducciones drásticas de las tasas de importación y exportación. Respecto a la CV, todo lo que intercambiamos con Reino Unido va a salir más caro. Como las empresas de la Comunitat son pequeñas y medianas, a las que hacen negocios con Reino Unido les va a pasar factura.
Por otra parte, aunque leí hace un par de meses que el Brexit no afectaría tanto al turismo británico, yo creo que sí. Ya se ve incluso un movimiento de turistas que buscan vender sus chalets y pisos de la costa de Denia, Jávea y compañía, porque saben que no van a poder aguantar el coste del euro frente a la libra esterlina. Ten en cuenta que la mayoría de los británicos que viven aquí son jubilados. Si están aquí es porque viven con una pensión que les permite vivir aquí y no tanto en Reino Unido. Pero con el Brexit van a tener un poder adquisitivo más reducido. Muchos se plantean volver a Reino Unido o hacer los trámites para pedir la nacionalidad española. Por lo tanto, el sector del turismo sí que va a verse afectado.
-¿Seguir alargando la incertidumbre que genera en las economías la no resolución de la situación es peor que el hecho de que finalmente se produzca la salida?
-La incertidumbre es peor que la salida. Al ser designado Johnson como primer ministro, la libra esterlina ha aumentado. Y a la Cámara de Comercio británica le ha parecido fenomenal: «El Brexit duro no es lo que queremos, pero la certidumbre del escenario nos ayudaría mucho a hacer nuestro negocios». Lo peor para un empresario es la incertidumbre, sea económica, política o jurídica. El problema es que en el Brexit estamos con las tres inseguridades. El Brexit no solo significa que de un día para otro vaya a haber más tasas e impuestos. También implica que los británicos van a necesitar tiempo, incluso varias décadas, para adoptar o crear sus propias normativas jurídicas, sobre todo en el ámbito económico y mercantil. Y yo, si soy un inversor tercero, voy a o poner mi sede social en Europa, porque ahí las reglas del juego están muy claras. Para resumir: la incertidumbre es peor que una salida programada.
