Ayer se presentó en el claustro del Centre Cultural La Nau la IX edición del PhotOn Festival, una cita de referencia en el ámbito del fotoperiodismo que no ha dejado de crecer desde sus inicios en 2011. Cinco exposiciones en diferentes espacios culturales de València, así como en marquesinas de la EMT y en paradas de Metrovalencia, se podrán contemplar hasta el 11 de mayo: Little Black Dress, de Yolanda Domínguez; DesTieRRRadas, de Pedro Armestre; Llano, de Juanita Escobar; PhotOn Worldwide, de András Polgár + Eden Bernal; y el proyecto colectivo Agitadoras de conciencia. Las exposiciones, junto a las distintas conferencias y proyecciones nocturnas que conforman la marca del festival, estarán dedicadas este año a las Mujeres poderosas, definidas por la organización del festival como «mujeres que aspiran tanto a ser quienes cuenten su propia historia como a reivindicar el papel femenino en el mundo de la fotografía; que apuestan por mirar en lugar de ser el eterno objeto de las miradas».

A todo ello se suma la reconocida #BecaPhotOn, una de las más importantes de España y dotada con 8.000 euros. En esta edición la iniciativa ha recibido proyectos provenientes de más de una docena de países, lo que subraya el carácter internacional que está adquiriendo el festival. De todo ello charlamos con su directora y fundadora, la fotoperiodista Tania Castro.

-PhotOn llega a su IX edición, contando con la colaboración de La Nau, el Ayuntamiento de València, la Fundación Cañada Blanch o La Imprenta CG, entre otras muchas entidades. Cuando lanzaste la primera edición del festival, ¿te imaginabas que llegarías a conseguir tanta implicación?

-Las entidades que has mencionado son nuestros patrocinadores. Este festival no podría salir adelante sin su apoyo. Todas las actividades son gratuitas y eso supone que el dinero que se utiliza para exposiciones, transportes, pago a los artistas, proviene de ellos. La verdad es que no podía imaginar llegar a implicar a tanta gente. PhotOn ha crecido muchísimo. En la presentación nos acompañó Alfredo de Stefano, director del Festival Internacional de Monterrey de México, el más grande del país, y con el que este año nos hemos hermanado. Estamos en la fase de internacionalizar PhotOn Festival. Desde aquella primera edición, no me imaginé acabar reuniendo a tanta gente que me ayudara a hacerlo tan grande y ahora, además, a internacionalizarlo. Ha sido un gran paso.

-Prueba de ello es que habéis creado una nueva Beca PhotOn para fotógrafos mexicanos.

–La Beca la hemos llevado a México y también a Rumanía este año. Tenemos una proyección internacional bastante fuerte, gracias sobre todo a ella. Cuando abrimos la convocatoria, todos los años recibimos fotografías y proyectos de muchísimas partes del mundo, incluso hemos llegado a lugares sin saber cómo. Nos han enviado trabajos desde Japón, por ejemplo. Nos alegra mucho ver que el festival funciona. Queríamos dar visibilidad y promover los trabajos de los fotoperiodistas, que en la prensa siempre se quedan en una única imagen, reuniendo sus obras al completo. También queríamos dar oportunidades a la gente joven, a los nuevos talentos que serán nuestros ojos en un futuro, para que puedan estar en contacto con los profesionales, con los editores y directores de festivales. Lo estamos consiguiendo y no podemos estar más contentas.

Cartel de la exposición colectiva «Agitadoras de conciencia», de PhotOn Festival 2019. | Foto: Anna Surinyach

-¿A qué atribuyes la relevancia alcanzada por PhotOn?

-Al amor, a la pasión y al compromiso por el fotoperiodismo. Sin ninguna duda. Creemos que el fotoperiodismo es una herramienta de cambio social. Una imagen puede cambiar algo. Está demostrado que te puede hacer pensar, reflexionar. En esta edición, Agitadoras de conciencias, contamos con fotógrafas que con sus trabajos provocan que el espectador se detenga ante las imágenes, se cuestione qué es lo que está mirando y qué significa. Y eso es agitar una conciencia. La imagen es un arma poderosísima. Se entiende sin importar el idioma que se hable. Lo importante es que conciencie, sirva de documento para registrar las injusticias que tenemos en el planeta y así intentar cambiarlas al máximo.

Tania Castro, a la derecha de la foto. Junto a ella, Antonio Ariño, vicerrector de Cultura y Deporte de la UV. | E3

– Las «Mujeres poderosas» son el pricnipal objeto de reflexión de esta edición. ¿Cuál es tu visión personal sobre el papel de la mujer hoy?

-Nuestro papel es de lucha. Desde luego, tenemos un espacio mucho más importante que antes, pero también, como demuestra la exposición Little black dress que tenemos en el claustro de La Nau, la mujer vive en una falsa democracia donde parece que todo es más igualitario, que ya no hay diferencias o batallas por las que luchar, cuando es todo lo contrario. Esta exposición la protagoniza un vestido negro, que se supone que nos debe quedar bien a todas, y es mentira. Así, analizamos ciertos tipos de cánones utilizados por la sociedad para constreñirnos. Si vas a comprar un vestido, tienes que encajar en la talla 38 que, además, en realidad es una 36 o una 34. Si no encajas, mal.

-La dictadura de las tallas.

-Es una dictadura muy salvaje. Además, la sociedad ahora nos da una palmadita en la espalda y nos dice “no sé de qué os quejáis, ¡si estáis estupendas, todo va bien!”. Aunque se nos diga que ya estamos en una situación muy igualitaria, no es real.

-Por último, en este mundo tan digitalizado y con tantos dispositivos móviles circulando, ¿cuál es la situación del fotoperiodismo? ¿Cualquier persona por azar puede conseguir una imagen que sea considerada fotoperiodismo?

-Es indiscutible que el periodismo ciudadano, resultado de la globalización de la fotografía, pueda hacer que todo el mundo se sienta capaz de conseguir una buena imagen. Pero la importancia del fotoperiodismo no radica en obtener una imagen, sino en la persona que sabe lo que está mirando y sabe traducirlo en una imagen. No es lo mismo que vayas por la calle y de cualquier cosa saques una imagen sin saber lo que has fotografiado, a que lo haga un fotoperiodista, que tiene una información en la cabeza, que conoce los acontecimientos que tiene ante él y los fotografía. Existe una intención. Sabe qué significa que dos personas concretas se den la mano. Alguien que lo capte por la calle y no esté informado, no va a saber reconocerlo, darle la importancia que requiera ese choque de manos. No es un disparo, no es un simple clic, sino la traducción de un montón de información en una sola imagen.