El IVAM «resitúa» la figura de la escultora Ángeles Marco con la exposición Vértigo

El IVAM «resitúa» la figura de la escultora Ángeles Marco con la exposición Vértigo

La figura de la artista valenciana Ángeles Marco (1947-2008) «es un nombre que debe resituarse, tanto para los que ya conocíamos su obra como para las nuevas generaciones que no saben quién fue»Jaime G. Cortés, director del Institut Valencià de l’Art Modern (IVAM) ha justificado así el esfuerzo que ha supuesto reunir una gran cantidad de obras de la escultora para la exposición antológica Vértigo, que ocupa toda la Galería 7 del recinto. Esfuerzo que se alinea, a su vez, con uno de los discursos expositivos que predominan en el museo desde la llegada de su director: reivindicar la obra de las mujeres artistas y «recavar en la memoria para conocer el arte de las últimas décadas, generalmente el de figuras que no han recibido la atención que merecían».

Tanto es así que el comisario de la muestra, Joan Ramon Escrivà, ha calificado a Ángeles Marco «como una artista valenciana fundamental en los últimos 30 años. Conectó con corrientes artísticas internacionales que llegaban a nuestro país en cuentagotas». Marco «dio la vuelta a los principios de la escultura minimalista dominante en los 80», según los cuales la obra de arte es el propio objeto, «exclusivamente aquello que podemos ver», como ha descrito el comisario, «y abordó la escultura entendida como no ficción: sus trabajos proceden de sus recuerdos, reflejan sus miedos, porque, en definitiva, entendía la escultura como metáfora».

Como consecuencia de ese carácter narrativo de las obras de Ángeles Marco, la muestra se presenta por orden cronológico y dividida en series temáticas. En Espacios Ambiguos (1981-1985), con metales que muestran sus crudos relieves grisáceos, la artista aborda problemáticas como la ambigüedad perceptiva mediante juegos de transgresión de la visión del espectador; Entre lo real y lo ilusorio (1986) representa la etapa en que incorporó el concepto de instalación, es decir, la apuesta por definir una narración escultórica en forma de escenografía, con objetos reconocibles procedentes del mundo doméstico; El tránsito (1986-1987), a partir de una exposición realizada en la antigua Caixa de Pensions de València, en la que artefactos como puertas, o aceras, simulan ser enigmáticos  accesos a espacios inhóspitos; y, finalmente, la serie Salto al vacío, que agrupa las piezas de Ángeles Marco más conocidas: trampolines metálicos, superficies de caucho deslizantes, puentes dislocados o palancas resbalizas. Obras que causan una sensación de vértigo y que dan nombre a la antología.

En total,  la exposición reúne 120 obras, incluido abundante material de archivo inédito, procedentes del Reina Sofía, la Colección Soledad Lorenzo, el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA), la Fundación La Caixa, la Diputación de Alicante, el IVAM y de la propia familia de la artista, entre otras aportaciones.

La prueba de vértigo que puede suponer (re)descubrir a la desparecida escultora valenciana se puede experimentar hasta el 6 de enero de 2019.

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