Ximo Puig propuso esta mañana en su discurso sobre el estado de la autonomía un nuevo contrato social basado en el desarrollo, la igualdad y la democracia. El presidente de la Generalitat abordó temas espinosos como la xenofobia, el racismo o la desigualdad. Pero, en términos generales, el tono general del discurso fue de optimismo ante la evolución económica y social de la Comunitat Valenciana. La propuesta se puede resumir en el paso del crecimiento al desarrollo.

Entre lo que no apareció en el discurso, destacó el olvido absoluto de la histórica reivindicación de la reforma del modelo de financiación autonómica.

El balance económico que realizó Puig fue francamente positivo. Se refirió a la tasa de paro, un 15,6% con una bajada de 1o puntos desde 2015 o la generación de 187.000 puestos de trabajo o la reducción de los niveles de pobreza.

Puig fundamentó ese optimismo anunciando la llegada al Distrito Digital de Alicante de empresas tecnológicas de primera línea, como Indra o Accenture, que sumarán más de 2.500 empleados en los próximos tres años. Unas empresas que actuarán como tractoras de más de medio centenar de startups de base tecnológica. Citó también La Marina de València como centro de innovación y anunció un nuevo plan de inversiones en la red de Iberdrola que supondrá energía más barata para la industria azulejera de Castellón.

El president puso como ejemplo del nuevo escenario económico la reactivación de Parc Sagunt, dónde se instalará la multinacional Crown. Anunció una próxima ampliación de 600.000 metros cuadrados para satisfacer la oferta.

Otra inversión destacada será la ampliación norte del Puerto de València, que se prevé aprobar en octubre, y que supondrá una inversión público-privada de 1.000 millones de euros para dar cabida a 5 millones de contenedores.

El apoyo a las tecnologías punteras y disruptivas se convierte en una estrategia irrenunciable. En este sentido, Puig aseguró que la AVI impulsará un polígonos digitales en Almussafes. Zeleros -la empresa valenciana que desarrolla un modelo de hyperloop– también recibirá el apoyo de la Generalitat con el objetivo de que Parc Sagunt acoja la infraestructura para probar su prototipo.

Inercia o futuro

Ante este dilema, Puig concentró la apuesta en el futuro, tal y como iba argumentando en su discurso en el que defendió la nueva economía para conseguir mejores trabajos, «coser» económicamente a la Comunitat Valenciana y hacerlo de forma sostenible.

El presidente se detuvo en sectores estratégicos, como el turismo, donde el objetivo es mejorar la calidad y el gasto del visitante; mejorar la rentabilidad de los alojamientos y la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores del sector.

En este sentido, anunció la aprobación del Plan estratégico de Turismo, desde la cogestión público-privada, hacia 2025, basado en la formación, la desestacionalización y la calidad.

Especialmente combativo se mostró en la defensa de la agricultura y no ocultó su preocupación por la Política Agrícola Común. Anunció que «vamos a instar al Gobierno a que defienda los intereses de la agricultura mediterránea; se incrementen los controles fito-sanitarios en frontera para evitar la entrada de plagas en las importaciones y que se doten adecuadamente las políticas de desarrollo rural».

Puig anunció que, en el plazo de cinco años, se recuperará la viabilidad de al menos 50.000 hectáreas de regadío con problemas de rentabilidad.

En relación con la innovación agraria, Puig recordó que el Ivia ha incorporado a 19 investigadores para poner en marcha nuevos proyectos para «seguir estando en la vanguardia de la producción agraria del mundo».

Un territorio cohesionado

Las infraestructuras se plantean como fórmula de cohesión del territorio. Además de reivindicaciones históricas como los corredores Mediterráneo y Cantábrico-Mediterráneo, Puig anunció el inicio inmediato de las obras del primer tramo de 12 kilómetros para duplicar a cuatro carriles la carretera Elche-Santa Pola dotada con más de 10 millones de euros en su totalidad; el replanteo del proyecto CV-95 en Orihuela, que estará acabado a principios de año, o el bulevar de la Plana que empezará este mismo es con un presupuesto de 30 millones.

Una cohesión que pasa por el apoyo a las localidades endeudadas por encima del 110%. Para ello, la Generalitat invertirá 22 millones de euros para que en 6 años todos los municipios valencianos estén saneados. También anunció una línea de inversión de 3 millones destinada a luchar contra la despoblación de las comarcas de interior.

El futuro energético, aseguró Puig, pasa por las energías limpias y ve necesario participar de forma más activa en la economía verde. Para ello, anunció la simplificación de los trámites burocráticos e impulsar tanto la producción de energía eólica como solar. A lo largo de la legislatura se han realizado 24 nuevas instalaciones que suman 13.000 MW y están en tramitación otros 1.100 MW.

Economía de calle

La economía que afecta al ciudadano de a pié también tuvo su espacio en el discurso sobre el estado de la comunitat. Puig se refirió en especial a los problemas de acceso a la vivienda y citó las subidas de los alquileres.

Para paliar este problema, el president anunció un plan contra la «burbuja del alquiler», que consistirá en la creación de un índice de precios no obligatorio. Dicho índice fijará un precio razonable en las condiciones específicas que se presente. Si el propietario se acoge a dicho índice, obtendrá beneficios fiscales. Además, se priorizarán las inspecciones a las viviendas deshabitadas para incentivar a los grandes propietarios a sacarlas al mercado.

Asimismo anunció la inversión de 100 millones para el plan de rehabilitación y ampliación del parque público que afectará a 6.000 viviendas.