Viernes, 19 de Abril de 2024
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Una desconocida en el mundo inversor

Araceli de Frutos Casado, Directora AdFE en Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros (FEBF)

El mundo del asesoramiento y de las inversiones está cambiando a pasos agigantados, como cambia nuestro entorno con la incursión de los procesos tecnológicos. Sumergidos en la era de los tipos 0 y con la economía parece que en buena forma, los inversores buscan el Santo Grial de la rentabilidad. Más de diez años después de la crisis financiera que se fechó con la caída de Lehman Brothers, los tipos de interés siguen marcando mínimos. Se creía que no se podía ir más allá, pero a diferencia de lo que se enseña en las Facultades, los tipos de interés sí han estado en terreno negativo.

En este contexto, la cultura financiera cobra cada vez más importancia y se debe conocer las opciones que se tiene al alcance, con los riesgos que ello implica. Más aún, ante la, esperemos que inminente, aprobación de la nueva directiva comunitaria en nuestro país, la llamada MIFID II.

Cada vez hay más medios y alternativas a nuestro alcance para poder gestionar incluso de manera autónoma nuestro dinero, y es bueno conocer las opciones que existen. En este sentido, me gustaría dar a conocer una figura que lleva en España casi diez años y que creo que es una gran desconocida para el público en general: la Empresa de Asesoramiento Financiero. No nos referiremos a ellas con las siglas EAFI, ya que, con MIFID II, las autoridades lo pretenden modificar.

Para ponernos un poco en contexto, la figura de la Empresa de Asesoramiento Financiero surgió en España en 2009, consecuencia de la trasposición de la directiva comunitaria MIFID I, dando respuesta a las debilidades que se manifestaron en la crisis financiera.

La crisis había destapado las debilidades que existen en el ámbito de la inversión y, especialmente, en el del asesoramiento en nuestro país, poniendo en tela de juicio, no sólo la labor de algunas entidades financieras a la hora de vender los productos, sino también la falta de seguridad jurídica de las inversiones, con la proliferación de los llamados comúnmente “chiringuitos financieros”.

Según la Comisión Nacional del Mercado de Valores (en adelante CNMV), la Empresa de Asesoramiento Financiero lleva a cabo recomendaciones relacionadas con la inversión de instrumentos financieros, y lo hace mediante un asesoramiento personal. Este servicio será realizado por petición del cliente o por iniciativa de la empresa.

Esta figura, regulada y supervisada por la CNMV, da un reconocimiento al asesoramiento financiero como servicio de inversión de primer nivel y no como un servicio auxiliar. Este servicio está al alcance tanto del gran inversor como del pequeño inversor. Así, una Empresa de Asesoramiento Financiero realizará las recomendaciones de inversión velando exclusivamente por los intereses del cliente. Lo hará aportando seguridad jurídica, profesionalidad y transparencia.

Lamentablemente, a pesar de estas bondades, las Empresas de Asesoramiento Financiero no han tenido la acogida entre el pequeño inversor que tienen en otros países de nuestro entorno.

¿Cuáles parecen ser los obstáculos en su implantación?
> Poco o nulo conocimiento de esta figura por el público en general. Creo que este es el principal obstáculo, el desconocimiento. Se precisa una labor didáctica importante, no sólo para dar a conocer la figura, sino para instruir al inversor particular sobre la necesidad de recibir asesoramiento. Más aún en el caso español, dónde las recomendaciones desde las entidades financieras a los clientes han sido, digamos, “poco acertadas”. Además de acostumbrar a la sociedad a pagar por un servicio, el de asesoramiento.

Se dice que con la entrada en vigor de MIFDII los gastos de asesoramiento por parte de las entidades financieras deberán estar especificados y reportados al cliente, y que entonces el cliente buscará la mejor opción, viendo que ya el asesoramiento no es gratis. Ver para creer.

No obstante, con la entrada en vigor de MFID II y las mayores exigencias por parte del regulador que ello conlleva, con los trámites y papeleo para el pequeño inversor, se dice que muchos de ellos se quedarán huérfanos de asesoramiento, al igual que está ocurriendo, según diversos estudios, en otros países como el Reino Unido.

>El intrusismo en el sector. Luchar contra el intrusismo, no sólo porque los “pseudoasesores” se lleven parte del negocio, sino por el propio cliente, que no tiene la seguridad jurídica de estar respaldado por una entidad regulada por CNMV para la defensa de sus intereses.

En este sentido, aquí existe un riesgo añadido en la proliferación de múltiples páginas web en las que, ante el reclamo de la ganancia fácil, se está convirtiendo en otro tipo de intrusismo e inseguridad para los inversores, que no practican el viejo refrán español de que “nadie da duros a pesetas”. Es labor de todos, desde la propia CNMV a los clientes, pasando por las Empresas de Asesoramiento, el alertar de la existencia de actores no regulados.

Una Empresa de Asesoramiento no vende nada tangible. Lo que se vende en el asesoramiento principalmente es confianza en que, con los conocimientos que tiene el asesor, llevará a las mejores decisiones de inversión para cada cliente.

En los últimos años han ido surgiendo otro tipo de empresas que realizan a su vez asesoramiento en el entorno de las nuevas tecnologías; las empresas “fintech” y los “robadvisor”, que han cogido la delantera a las Empresas de Asesoramiento Financiero, incluso dentro de la propia CNMV. Parece que las Empresas de Asesoramiento Financiero se han quedado en “tierra de nadie”.

Por un lado, el tradicional, en que la bancarización de nuestro sistema financiero hace que los inversores acudan a los bancos con la creencia de que es la principal -cuando no la única- manera de invertir su dinero. Es el principal escollo. Un inversor particular no puede demandar algo de lo cual desconoce su existencia; o si lo conoce, tiene la creencia de que es un servicio que sólo lo pueden tener los “ricos”.

Por otro lado, el de las nuevas tecnologías, tan atractivas, que hacen que los “robadvisors” o las “fintech” tengan mayor auge. En este sentido, el desarrollo tecnológico es una de las asignaturas pendientes; complementar un asesoramiento personalizado y profesionalizado de la Empresa de Asesoramiento Financiero, con tenerlo en un solo “click”.

Así pues, queda mucho trabajo por delante en un entorno cambiante. Divulgación de la figura, educación financiera, trasladar que el asesoramiento es un servicio, un trabajo por el cual se cobra directamente del cliente, la adecuación del asesoramiento a las nuevas tecnologías, lucha contra el intrusismo y, sobre todo, una protección real y seguridad jurídica al inversor, todas ellas, tareas en la agenda con MIFID II a las puertas.

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