El Banco Central Europeo (BCE) publica hoy su Informe de Convergencia 2018 sobre los progresos que han realizado para la adopción del euro Bulgaria, Croacia, Hungría, Polonia, República Checa, Rumanía y Suecia.

Aunque el informe reconoce que todos ellos han realizado avances, ninguna cumple con todas las obligaciones fijadas para adoptar la moneda común. El informe analiza el grado de convergencia económica sostenible y si los bancos centrales cumplen los requisitos establecidos para integrarse plenamente en el Eurosistema.

Sobre los criterios de convergencia nominal, entre los que se encuentra el control de la inflación, el informe señala que las diferencias entre países se han reducido, lo que indica que se han hecho progresos para alcanzar la estabilidad de los precios. Sólo cinco de los siete países presentaron tasas de inflación superiores al valor de referencia -República Checa y Hungría- mientras que la inflación de Rumanía y Suecia se mantuvo al mismo nivel que la de la Eurozona. Bulgaria, Polonia y, sobre todo, Croacia, presentaron niveles inferiores .

De cara al futuro, se espera que la inflación continúe aumentando en los próximos años en los países examinados. La sostenibilidad de la convergencia de la inflación a más largo plazo en la mayoría de los países examinados es motivo de preocupación.

Sin embargo, el informe aprecia una mejora sensible en los criterios fiscales, con una reducción de los desequilibrios presupuestarios. En 2017 los siete países registraron déficits por debajo del 3% del PIB.

Las ratios de deuda superan el umbral del 60 % del PIB solo en el caso de Croacia y Hungría, pero siguen una senda suficientemente descendente y se están aproximando al 60 % del PIB a un ritmo satisfactorio, por lo que puede considerarse que estos países cumplen el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

En cuanto al tipo de cambio, las monedas de los países examinados mostraron una volatilidad relativamente elevada, con la excepción de Bulgaria, cuya moneda se referencia al euro y Croacia que tiene un régimen cambiario de flotación muy controlado.

Los tipos de interés a largo plazo se referenciaron por debajo del 3,2% en todos los países, a excepción de Polonia y Rumanía. Los niveles más bajos corresponden a la República Checa y Suecia.

Otro de los criterios analizados es la convergencia sostenible. Los países que adoptan el euro deben poder demostrar la sostenibilidad de su proceso de convergencia. Una condición indispensable para alcanzar una convergencia sostenible es la estabilidad macroeconómica y, en particular, una política fiscal sólida.

La mayoría de los países examinados han realizado progresos en la corrección de sus desequilibrios macroeconómicos. Una convergencia sostenible requiere asimismo instituciones sólidas. Es esencial un buen funcionamiento de los mercados de productos y de trabajo para afrontar las perturbaciones macroeconómicas.

Además, se ha de disponer de políticas macroprudenciales adecuadas para evitar la acumulación de desequilibrios macroeconómicos, como aumentos excesivos de los precios de los activos y ciclos de auge y caída del crédito. Por último, se ha de contar con un marco apropiado para la supervisión y resolución de las instituciones financieras, especialmente en vista del establecimiento de la unión bancaria y el Mecanismo Único de Supervisión.

El análisis de la convergencia legal señala que el marco jurídico de ninguno de los siete países examinados es plenamente compatible con los requisitos para la adopción del euro. Siguen existiendo incompatibilidades en relación con la independencia del banco central, en particular respecto a su independencia institucional y financiera y la independencia personal. Asimismo, en todos los países analizados, con la excepción de Croacia, existen incompatibilidades en lo que se refiere a la prohibición de financiación monetaria y la integración legal de sus bancos centrales en el Eurosistema.