Aimplas acaba de completar dos proyectos europeos gracias a los cuales se han desarrollado nuevos envases biodegradables y compostables con propiedades avanzadas como la resistencia a tratamientos térmicos como la pasteurización o la esterilización y otros destinados a alargar la vida útil de pasta y quesos. Tras su utilización, los envases podrán ser desechados junto al resto de residuos orgánicos y convertidos en abono en condiciones de compostaje.

[masinformacion post_ids=»84681″]

Las numerosas ventajas que los envases plásticos presentan frente a otros materiales han llevado al sector alimentario a hacer un uso intensivo de los mismos. Su utilización tiene además un papel clave para alcanzar una economía circular gracias al desarrollo de diversas soluciones innovadoras para mejorar su sostenibilidad. Estas soluciones incluyen el desarrollo y la aplicación de materiales bioplásticos con propiedades biodegradables y compostables.

Aimplas acaba de concluir sendos proyectos europeos que han permitido el desarrollo de nuevos envases para productos lácteos y para queso y pasta que tras su utilización pueden ser desechados junto con el resto de residuos orgánicos.

Así, gracias al proyecto Biobottle, en el que Aimplas ha actuado como coordinador y en el que también han participado las empresas valencianas Almuplas (Almussafes) y Aljuan (Ibi), ha desarrollado nuevos materiales para la fabricación de botellas, bolsas y tapones biodegradables resistentes a la esterilización y la pasteurización, dirigidos por tanto al sector de los lácteos.

Actualmente, estos envases se fabrican a partir de polietileno, que aunque es fácilmente reciclable suelen acabar en vertederos por los problemas de olores que provocan los residuos de producto. Por este motivo y por la gran cantidad de lácteos que se consumen, resulta tan interesante este tipo de envases biodegradables y compostables.

Los mismos han superado los aspectos mecánicos y térmicos requeridos para estas aplicaciones y los análisis microbiológicos sin afectar a las propiedades organolépticas del producto, siendo el resultado botellas y tapones monocapa y bolsas multicapa capaces de resistir temperaturas de hasta 95 grados centígrados.