¿Por qué estamos viviendo buenos momentos para vender la empresa?

¿Por qué estamos viviendo buenos momentos para vender la empresa?

Socio director. Auren Valencia

2016-febrero-OPI-Auren-Javier-PlanaAunque pueda parecer extraño, estamos siendo testigos de un periodo único para vender la compañía o para dar entrada a un socio, ya sea financiero o estratégico.

Los motivos básicos se centran en el aumento de las valoraciones empresariales, así como en una reorientación estratégica que deben realizar las compañías y que, a lo mejor, muchos o no quieren, o no pueden llevarla a cabo.

Venimos de una larga situación convulsa que ha cambiado las reglas del juego, así como los jugadores que teníamos en el tablero. Vemos que ciertas prácticas que antes eran válidas ahora ya no lo son.

Observamos como las compañías que siguen estando en el tablero son compañías más sólidas, con mayor tamaño que las que estaban antes. No significa esto que nuestras compañías hayan incrementado su tamaño, sino que las más débiles y pequeñas han desaparecido. Por este motivo, el tamaño medio de las compañías de la actualidad es mayor y sus datos financieros mejores. Están menos apalancadas y en la mayoría de los casos ya ha pasado lo peor.

Además, existen ciertos factores exógenos que hacen que la valoración de las empresas suba por criterios que no dependen de la evolución de los resultados en sí. Estamos hablando de la tasa de riesgo que está situada cerca de los mínimos históricos; la tasa de interés que, por primera vez en la historia de este país y de otros muchos, está en negativo y de un exceso de liquidez producido por una sequía inversora en los últimos ocho años y al consabido desapalancamiento que han sufrido las empresas.

Todos estos factores hacen que, si nos estamos planteando la venta de nuestra compañía o darle entrada a un inversor, el precio ya no es un problema insalvable. Siempre pensará el comprador que es mucho y el vendedor que es poco, pero las diferencias ya son motivo de negociación.

Estamos hablando que las últimas operaciones firmadas con compañías familiares de tamaños inferiores a los 20 millones de euros ya están rondando los 7-8x Ebitda. Esto era impensable hace tan solo 24 meses.

El otro de los motivos que apuntábamos al principio y por los que pensamos que estamos ante un momento único de mercado es por la necesidad de una reorientación estratégica en la compañía. Todos somos testigos de que España se ha convertido en un mercado pequeño y muy competitivo donde es difícil crecer. Es un mercado donde cada vez se han posicionado compañías multinacionales, normalmente comprando compañías españolas desde donde iniciar su crecimiento, y en el que hoy es muy difícil crecer orgánicamente y la forma más rápida de crecimiento es vía adquisiciones de competidores o proveedores intentando posicionarnos en la cadena de valor más rentable.

Las compañías necesitan tamaño para poder competir dentro de España y no perder cuota de mercado, pero, además, si quieren crecer, la exportación e internacionalización han dejado de convertirse en una opción y es ya una necesidad. Pero es cierto que muchas veces la exportación no es suficiente para poder vender nuestros productos o prestar nuestros servicios y necesitamos estar en ese mercado. Tomarle el pulso. Esto es difícil, caro y los retornos no son inmediatos. Las posibilidades de éxito son pequeñas, aunque las recompensas son grandes.

Pues bien, ahora más que nunca es necesario tener muy claro ese nuevo camino que debemos emprender, si estamos preparados para llevarlo a cabo y si lo queremos hacer.

Si no es así, debemos, o bien ceder la propiedad a un tercero o incorporar a un socio que nos ayude a llevarlo a cabo.

Tanto la internacionalización como la compra e incorporación de compañías no son procesos fáciles y, por lo tanto, es bueno tener un compañero de viaje con experiencia demostrada que nos ayude en este largo viaje y minimice los riesgos.

Otra de las opciones que estamos trabajando últimamente es la opción en la que la última generación de la empresa familiar es la que se sube al carro de la mano de un competidor multinacional. De esta forma, los accionistas antiguos capitalizan el esfuerzo desarrollado durante muchos años y las nuevas generaciones entran a formar parte de un entorno multinacional que garantiza la continuidad de la compañía, así como el desarrollo profesional de las nuevas generaciones dentro de la multinacional. Otro tipo de salidas de este estilo es cuando lo que se busca es la entrada de un inversor, sea fondo de capital riesgo corto placista o family office, que aporte su experiencia en internacionalización de compañías y de integración de las posibles adquisiciones. Esta operación se realiza con una parte de salida de efectivo para los accionistas y una ampliación de capital en la compañía que garantice el desarrollo del plan estratégico de la misma.

Lo que sí que estamos observando es que o estamos dispuestos a liderar el nuevo rumbo de la compañía con la ayuda de un socio que nos aporte su experiencia o, por el contrario, debemos capitalizar el esfuerzo y aprovechar esta ventana que nos ofrece el mercado donde las valoraciones son más acordes a nuestras expectativas.

Siempre es difícil tomar este tipo de decisiones y sobre todo después de un periodo tan difícil que hemos dejado atrás. Pero hay que analizar bien la situación, establecer nuestros objetivos y buscar los recursos necesarios para llevar a cabo nuestro plan estratégico ya que, de lo contrario, podemos tener un problema.

¿Estamos preparados para afrontar una tercera oleada de la crisis como ya se está apuntando en la actualidad? No sabemos el alcance que esta tendrá, pero lo que sí que sabemos es que, si no tenemos claro nuestro posicionamiento y diversificamos mercados, el apostar solo por España es una apuesta que, aunque salga bien probablemente desgaste mucho para mantener lo actual y si sale mal… De esto ya tenemos muchos ejemplos cercanos.

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