Viernes, 26 de Abril de 2024
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Qué cambios tiene que acometer la Comunidad Valenciana para ser competitiva

El presidente de la Fundación Cañada Blanch, Francisco Pérez, Máximo Buch, José Ignacio Goirigolzarri y Manuel Broseta

El presidente de la Fundación Cañada Blanch, Francisco Pérez, Máximo Buch, José Ignacio Goirigolzarri y Manuel Broseta

Francisco Pérez ha sido el encargado de resumir en diez puntos clave las conclusiones del foro de la Fundación Cañada Blanch sobre las perspectivas de la Comunidad Valenciana en el actual escenario económico mundial. El foro ha contado con la participación de más de 250 personas de colectivos profesionales. empresariales, académicos, políticos y sociales.

1) El cambio de escenario es estructural y los competidores no están parados.
El escenario económico internacional exige a las economías desarrolladas revisar en profundidad sus estrategias competitivas para adaptarse a los cambios derivados de las nuevas tecnologías y de la competencia de los países emergentes.La propuesta europea de responder a esos retos mediante impulsos al uso productivo del conocimiento es adecuada pero su implantación es lenta y muy desigual.

También ha frenado el avance el estancamiento económico durante buena parte de la última década, un periodo en el que el proyecto europeo ha presentado su cara más débil, optando por políticas que de corrección de los desequilibrios existentes que –a diferencia de lo sucedido en EEUU- se han centrado en los ajustes pero no han contribuido a la recuperación. 

2) La resistencia al cambio tiene costes.
España es un caso claro de resistencia al cambio durante los años del boom inmobiliario. Hubo brillantes excepciones pero, en general, el tejido productivo y las instituciones retrasaron los esfuerzos de adaptación al nuevo escenario competitivo. Se ha producido un cambio de rumbo que era imprescindible y comienza a dar resultados, pero el coste en términos de destrucción de empleo y tejido empresarial y desconfianza institucional ha sido enorme.

3) La economía valenciana necesita refundar sus cimientos
En la Comunidad Valenciana los problemas descritos se han dado con mayor intensidad. Si no reformamos muchas piezas del tejido productivo y muchas instituciones públicas, corremos el riesgo de padecer nuevos retrocesos.

4) La recuperación del crecimiento debe impulsar las reformas, no frenarlas
Para conjurar ese peligro necesitamos un modelo que consolide los positivos signos de recuperación de este último año y nos permita volver a crecer de manera regular y sostenible, ofreciendo oportunidades de empleo y progreso a toda la población, en especial a las generaciones más jóvenes.

La Comunidad Valenciana está presionada por la urgencia de crear empleo de forma inmediata, pero no debe descuidar la importancia de que los empleos creados sean más productivos, las empresas más competitivas y las instituciones más eficientes. La recuperación del crecimiento se debe aprovechar para impulsar más los cambios en las empresas y las reformas en el sector público.

5) La base del nuevo patrón de crecimiento ha de ser el aprovechamiento productivo del conocimiento, partiendo de lo que tenemos
Para ser más productivo, el patrón de desarrollo ha de basarse más en inversiones cuyo contenido es el conocimiento: el capital humano, la tecnología, las mejoras organizativas, la formación en la empresa. Esos han de ser los pilares de la futura economía valenciana.El desarrollo valenciano ha de basarse más en el aprovechamiento productivo del conocimiento, la mejora de la productividad y la competitividad de las empresas, las existentes y las nuevas.

6) Para disfrutar de mayor nivel de renta es necesario ser más productivo.
Es necesario que las empresas,los bancos, el sistema educativo y el sector público revisen sus estructuras y sus actuaciones, haciendo mucho más esfuerzo por mejorar sus resultados y la eficiencia de sus organizaciones. 

7) La clave de la competitividad está en las empresas, en especial su tamaño y la calidad de su dirección y su internacionalización
El papel del sector privado es crucial porque desarrolla más de las tres cuartas partes de la producción y el empleo. Para que las empresas –las existentes y las nuevas- sean las protagonistas del refuerzo de la competitividad han de estar dirigidas por personas con una visión de los problemas acorde con las circunstancias actuales, sensibles al potencial productivo del capital humano y, en general, del conocimiento.

Para conseguirlo las empresas deben invertir más en activos intangibles como la I+D+i, las TIC, la marca, la formación en el puesto de trabajo y el capital organizativo. Esas inversiones requieren más fortaleza financiera de las empresas y criterios de evaluación de riesgos de los bancos distintos de los del pasado. La primera garantía de las inversiones ya no puede ser el valor de los activos inmobiliarios sino la calidad de los proyectos y la profesionalidad de los gestores, reflejadas con transparencia en la información económico-financiera suministrada. Sin cambios a ambos lados de las relaciones financieras será más difícil cambiar el patrón de inversión.

8) El sistema educativo y las universidades deben firmar una nueva alianza con la sociedad para mejorar sus resultados y la empleabilidad de los jóvenes y la transformación del tejido productivo.

Las empresas y las instituciones públicas han de comprometerse a aportar recursos a los centros educativos que desarrollen iniciativas de mejora formativa y a apoyar el esfuerzo de los centros que destaquen por sus resultados. La colaboración entre instituciones de educación superior y empresas debe contribuir a alcanzar los niveles de conocimientos y competencias que otros países y nuestras mejores unidades educativas consiguen.

Las universidades y centros tecnológicos deben comprometerse en la transformación del tejido productivo, comenzando por el fomento del emprendimiento entre sus estudiantes. Y los mejores titulados deberían ser apoyados para completar su formación empresarial y tecnológica en centros de excelencia, con la mirada puesta en la atracción y retención de talento por las unidades de excelencia de las universidades, los centros de investigación y las empresas valencianas. Si no tenemos esas aspiraciones seremos incapaces de competir con éxito con otras regiones y áreas metropolitanas que ya atraen mucho capital humano y tecnológico y desarrollan más actividades intensivas en conocimiento. Como generan muchas oportunidades de trabajo cualificado y salarios elevados se benefician de procesos de concentración espacial de la renta y la riqueza muy acusados a los que no debemos renunciar.

9) Gestión pública profesionalizada, transparente y al servicio de todos
La competitividad necesita más instituciones de calidad, un sector público que desempeñe eficazmente sus funciones: se necesita una administración financieramente estable, que cuente con recursos suficientes, gestionada de manera eficiente, profesionalizada, y transparente y comprometida con el progreso de todos. 

Para mejorar su insuficiencia financiera la Comunitat Valenciana necesita poner fin a una injustificada discriminación financiera que dura décadas y ha provocado enormes tensiones financieras y un elevado endeudamiento. Es necesario erradicar la corrupción, y racionalizar y simplificar la regulación de las actividades económicas. Es preciso impulsar las reformas necesarias, explicando sus objetivos y el coste de no realizarlas. 

10) Las familias deben prestar la misma atención a la educación
Por último, la mejora de la competitividad y la productividad también requiere cambios de valores y actitudes en los que el papel de las familias es clave. Los valencianos, en especial los jóvenes, necesitan sensibilizarse de que la solución a este problema también depende de ellos e intensificar el conocimiento de idiomas, las habilidades y conocimientos informáticos y los complementos formativos a lo largo de la vida laboral. Convendría promover iniciativas culturales –científicas, artísticas o deportivas- que transmitan que para el desarrollo personal y el aprovechamiento de las oportunidades , es importante poner en valor el conocimiento y cultivar valores como la disciplina, la creatividad, la cooperación, la solidaridad, los buenos hábitos, la salud y el respeto al medio ambiente.

 

 

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