El restaurante valenciano Alma del Temple, ubicado en el primer hotel-monumento de la ciudad (Caro Hotel), ha sido elegido como uno de los diez restaurantes más bonitos del mundo según los exclusivos Restaurant & Bar Design Awards, gracias a su singular espacio a medio camino entre el pasado más memorable de Valencia y su presente más reconocible.
Los galardones Restaurant & Bar Design Awards que promueve la editorial Taschen, son los únicos premios concedidos al diseño de la hostelería en todo el mundo, un premio que este año ha recopilado los 100 establecimientos más destacados del planeta por su arquitectura, gastronomía y diseño y entre los que se encuentran solo cuatro restaurantes españoles.
Alma del Temple, abierto desde abril de 2012 y uno de los locales más excepcionales del planeta, fue diseñado por el interiorista Francesc Rifé quien, desde una línea de estética contemporánea en la que primó el equilibrio entre una visión espacial pulcra y geométrica y los elementos originales del edificio, dio forma al restaurante.
En él, un arco gótico reconstruido dovela a dovela preside el salón principal mientras se muestra el lienzo de la muralla árabe más grande de la ciudad de Valencia que en el siglo XII delimitaba el perímetro de la ciudad y que, completamente integrado en el espacio, ha quedado listo para ser admirado desde su renovada desnudez.
Entre los estudios que también han sido galardonados destacan el futurista estudio parisino 1024 Architecture, B3 Designers de Londres –premiados varias veces-, o Norman Foster, ganador en 2013 con el proyecto del restaurante danés Höst.
COCINA MEDITERRÁNEA CON UN TOQUE DE AUTOR
Con un aforo aproximado de 90 personas, las tres salas del restaurante ofrecen al visitante experiencias diferentes: mientras el Salón del Arco, flanqueado por la muralla árabe, por el fondo acristalado de la piscina del hotel y por su imponente arco gótico opera como espacio principal, la luz natural cobra protagonismo en la zona de La Cristalera y la Muralla, más espaciada e informal. Por último, el Reservado de la Muralla, delimitado por los cimientos de la cara exterior de la propia muralla árabe en el recodo que forma con una de sus torres de vigilancia, es quizás el espacio más exclusivo del establecimiento, empleado habitualmente para eventos de carácter más privado.
Guiada por las premisas de la gastronomía mediterránea, la línea de cocina de este restaurante se alimenta de productos locales y de platos reconocibles preparados con un golpe de creatividad. De hecho, señala Santiago Máñez, “buscamos que, más allá de su singular atmósfera, el público disfrute de una experiencia gastronómica memorable pero también accesible”.