Los cambios en la sociedad han promovido la aparición de cuatro grandes tendencias basadas en la preocupación por la salud y el bienestar por parte del consumidor; el interés por lo natural, lo próximo y lo sostenible; la practicidad del producto; y la búsqueda del placer y la experiencia a través de la alimentación. Al mismo tiempo, las prioridades futuras de la cadena alimentaria del futuro deben incidir en las líneas de adaptación y contribución a la lucha contra el cambio climático, mediante la investigación de nuevas variedades y adaptación a las nuevas condiciones de los mercados.

El sector agrario -abierto, exportador y competitivo- debe ser capaz de reforzar su agricultura para mantener esas posiciones de liderazgo en los mercados internacionales de frutas y hortalizas, de vinos, de aceites y de muchos productos transformados que, cada vez, adquieren más relevancia; debe cuidar al máximo nivel la calidad de sus productos, con las figuras de calidad, tales como las denominaciones de origen, pero también la producción ecológica y la producción diferenciada; y reforzar el gran potencial de la agricultura de proximidad, de temporada y desarrollo de la industria agroalimentaria.

Entre otros retos para la mejora de la cadena alimentaria figuran: el desarrollo de dietas, no solo saludables, sino también sostenibles; la transición de una economía lineal a una circular; el uso eficiente de los recursos, especialmente agua y nutrientes como el nitrógeno y el fósforo; la lucha contra el desperdicio alimentario; la adaptación y/o mitigación de los efectos del cambio climático; la innovación en nuevas formulaciones para alimentos “menos elaborados”, que se acerquen más a su estado “natural” y “saludable”; la identificación de nuevas fuentes de proteínas y nuevos alimentos proteicos; alimentos personalizados y orientados a segmentos poblacionales específicos, que ayuden a prevenir y/o paliar sus carencias nutricionales o de la salud; y la innovación en nuevos aditivos e ingredientes funcionales.

Propuestas de mejora de la cadena alimentaria

Frenar la despoblación

Las prioridades futuras en desarrollo rural deben trabajar por un reequilibrio, intentando frenar la despoblación y el desabastecimiento del medio rural y de las comarcas del interior y hacerlo mediante la diversificación de las economías, dando más oportunidades y provisión de servicios a los pueblos. Para ello, se deben impulsar políticas transversales que coordinen a todas las administraciones y a los agentes públicos y privados.

Producción eficiente

La población debe avanzar hacia una producción de alimentos más eficiente, más especializada y más sostenible. Y hacerlo de forma equilibrada en toda la cadena alimentaria. Una agricultura de precisión, muy eficiente en el uso de los recursos y con niveles de productividad mucho más elevados que los actuales. Para ello, es necesario tener una producción tecnológicamente avanzada y una gestión muy innovadora y flexible.

Variedades poco intensivas

Para desarrollar variedades de frutas y hortalizas poco intensivas en el consumo del agua habrá que fomentar líneas de adaptación a nuevas condiciones de estrés hídrico o adaptación a salinidad de los suelos, todo ello relacionado con menos disponibilidad de agua. Se trata de trabajar, además de con la adaptación varietal, con mejoras en las técnicas de manejo del suelo y del agua.

Transferencia de tecnología

Es necesario reforzar el servicio de transferencia de tecnología, porque es fundamental trasladar los resultados de la investigación al sector productivo y viceversa.

Diversificación

Ante el crecimiento de la población, el envejecimiento de esta y el crecimiento de los flujos migratorios, es necesario diversificar la oferta de alimentos, adaptándolos a las nuevas necesidades dietéticas de la población. De hecho, se identifican nuevas fuentes de alimentos, especialmente proteicos, propiciados por los cruces étnicos que se están produciendo y que conllevan la hibridación de culturas y de nuevos gustos y hábitos de alimentación.

Etiquetado

El etiquetado de los productos de gran consumo debe reflejar la información que necesita el consumidor. En este sentido, será necesaria una mayor presión sobre los legisladores para que se refleje la realidad del producto y que los datos que aparezcan en las etiquetas se basen en evidencias científicas aceptadas universalmente, evitando mensajes basados en modas y creencias no soportadas científicamente.

Agricultura ecológica

La agricultura ecológica tiene por delante muchos retos que superar y por los que se está trabajando desde la investigación para establecer qué insumos pueden utilizarse y por qué; qué métodos de manejo del cultivo son apropiados, y qué técnicas se deben utilizar en la poscosecha para alargar la vida útil de los productos perecederos.

Nuevos envases

El consumidor busca productos saludables, de calidad y que sean fáciles de preparar. Estas tendencias propiciarán la aparición de nuevos productos que respondan a estas exigencias y nuevos formatos de envases con preferencia de envases monodosis y producto a granel para evitar desperdicios.

Sistemas circulares

Las administraciones deben apoyar e impulsar con sus actuaciones la adaptación de procesos productivos convencionales a nuevos sistemas circulares y apoyar la investigación aplicada y la innovación necesaria para seguir impulsando estos nuevos modelos de negocio.

Cooperativismo

La agricultura minifundista, tendrá mayores oportunidades de comercializar productos de alta calidad y precio, incorporando tecnología y capital humano. Ahí el cooperativismo podrá jugar un papel relevante al que muchos agricultores individuales no pueden aspirar por su pequeña dimensión.