Mujeres al Timón
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Drones agricultores. Las naves no tripuladas permitirán hacer crecer las producciones y evitar plagas de forma muy barata. -
Smartphones ultraprivados. La seguridad y la privacidad se convertirán en dos de los ejes principales de desarrollo de los teléfonos inteligentes en lo que el MIT considera las vulnerabilidades de la ‘era Snowden’. -
Chips neuromórficos. Los chips se parecerán cada vez más a los cerebros humanos. Eso hará que lleguen a ser mucho más inteligentes y respondan de forma más astuta a su entorno. -
Edición genómica. La medicina llegará a estudiar de forma más precisa algunos desórdenes cerebrales gracias a herramientas como la capacidad para crear primates con mutaciones específicas. -
Robots ágiles. Los robots han dejado de ser esas máquinas lentas y tambaleantes. Los nuevos autómatas alcanzarán nuevos grados de equilibrio y agilidad, de manera que podrán correr incluso en terrenos irregulares.
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Oculus Rift. La realidad aumentada, tras años de prototipos y anticipos, ya está lista para el consumo de masas.
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Colaboración móvil. Las herramientas colaborativas, ya extendidas en las empresas y los ordenadores de sobremesa, darán un salto cualitativo y cuantitativo al llegar también a los teléfonos móviles. -
Microimpresión en 3D. Ya hemos visto cómo las impresoras 3D son capaces de fabricar todo tipo de objetos funcionales, hasta pistolas capaces de disparar. Cuando aún no se ha extendido esta tecnología, llegan los primeros avances en microimpresión 3D, que harán posible incluso generar tejido biológico para implantar. -
Un atlas del cerebro. La tecnología nos llevará a lograr mapas del cerebro mucho más detallados y, además, en 3D. -
Energías eólica y solar inteligentes. Las predicciones basadas en la gestión de grandes volúmenes de datos –o ‘big data’- permitirán explotar de forma mucho más eficiente las energías alternativas que funcionan en red.
