Alicia Andreu (Instituto de Tecnología Cerámica): "Las empresas ya están viendo las orejas al lobo con el agua"
Andreu encabeza AQUA2VAL, un proyecto que busca soluciones innovadoras para los sectores industriales valencianos que consumen grandes cantidades de agua y generan aguas residuales
Se habla mucho del gas, la electricidad o de otros recursos estratégicos para la industria, pero el agua suele quedar fuera del foco mediático, especialmente en la Comunitat Valenciana, una región marcada por la tensión hídrica. «Sin agua, no hay desarrollo económico ni evolución», advierte Alicia Andreu, investigadora y responsable de la línea de gestión de recursos hídricos del Instituto de Tecnología Cerámica (ITC).
Andreu encabeza AQUA2VAL, un proyecto que busca soluciones innovadoras para los sectores industriales valencianos que consumen grandes cantidades de agua y generan aguas residuales. La iniciativa, de carácter colaborativo, reúne a institutos tecnológicos como ITC, AIJU, AINIA, AITEX, INESCOP, ITE e ITI, junto a empresas tractoras de la región, cada vez más interesadas en la economía circular, la digitalización, la optimización del agua y el uso de aguas no convencionales como fuente de energía renovable.
«Las empresas ya están viendo las orejas al lobo con el tema del agua», señala Andreu, que apuesta por un modelo industrial valenciano capaz de crecer sin comprometer un recurso tan esencial y escaso.
Un proyecto en beneficio de la industria valenciana
– ¿Qué necesidad concreta de la industria viene a cubrir este proyecto?
El proyecto AQUA2VAL es una iniciativa promovida desde el Instituto de Tecnología Cerámica. Somos los coordinadores de esta iniciativa, en la que participan siete centros tecnológicos de la Comunitat Valenciana: ITC, AIJU, AINIA, AITEX, INESCOP, ITE e ITI. Cada uno está centrado en un sector industrial estratégico de la región.
Decidimos sentarnos e intentar buscar sinergias de colaboración con el fin de hacer más eficiente el uso del agua en las industrias valencianas, así como adelantarnos a las tendencias marcadas por la nueva directiva europea 2024/3019, publicada el año pasado, que establece la necesidad de reutilizar el agua, ser más eficientes en su uso y reducir ciertos contaminantes en las aguas residuales.
Además, esta directiva refuerza el principio de «quien contamina paga». Es decir, si conseguimos adelantarnos y ayudar a las industrias a eliminar ciertos contaminantes, podrán reducir sus facturas de saneamiento, ser más eficientes y más sostenibles en su producción.
Por todo esto, consideramos que era un reto que debía abordarse y que los siete institutos tecnológicos trabajáramos juntos en beneficio de los sectores industriales valencianos, considerados estratégicos y motores de la economía regional. En este proyecto se abordan diversos sectores: cerámico, químico, cosmético, textil, metal, plástico y la industria del agua, todos ellos de gran relevancia para la economía valenciana.
Tecnologías novedosas para eliminar contaminantes
– El proyecto habla de ir más allá de la normativa en depuración y reutilización. ¿En qué se traduce eso en la práctica para una fábrica que hoy ya cumple la ley?
Actualmente, los cánones de vertidos son bastante laxos. La normativa permite que ciertos contaminantes no sean considerados ni tratados, como los microcontaminantes, algunos metales pesados, los conocidos PIFAs u otras sustancias farmacéuticas. Estos contaminantes están presentes en nuestro ciclo del agua, pero hoy en día no se eliminan, ni se controlan adecuadamente, lo que supone un riesgo para la salud, los medios acuáticos y nuestros ecosistemas.
Además, cuando estos contaminantes llegan a las depuradoras de aguas residuales urbanas, afectan el funcionamiento de los sistemas de depuración biológicos, reduciendo su rendimiento y eficiencia.
Por eso, nuestro objetivo es identificar en las industrias qué sectores pueden generar este tipo de contaminantes y eliminarlos antes de que lleguen a las depuradoras. De esta manera, los sistemas biológicos funcionan mejor, son más operativos y se evita que los contaminantes lleguen al medio ambiente, es decir, se eliminan del ciclo integral del agua.
Entonces, el proyecto pretende probar y desarrollar tecnologías novedosas para determinar qué contaminantes se pueden eliminar y con qué garantía de éxito, abordando así un problema que los sistemas de tratamiento actuales aún no resuelven.
Determinar qué sistemas de tratamiento son más útiles
– Comentas que estáis testeando tecnologías novedosas. ¿De qué soluciones o tecnologías estamos hablando y a cuáles les veis más potencial?
Estamos hablando, por un lado, de membranas cerámicas fotocatalíticas. Sabemos que los procesos de fotocatálisis y de oxidación avanzada son bastante efectivos para la eliminación de contaminantes emergentes, cuya lista es muy amplia. En el proyecto vamos a hacer un análisis para identificar cuáles de estos contaminantes están presentes o en mayor concentración en nuestras industrias. Después, probaremos con las membranas cerámicas fotocatalíticas que fabricaremos dentro del proyecto para ver qué contaminantes somos capaces de eliminar.
También vamos a trabajar con biochar funcionalizado y residuos como el orujillo o la paja de arroz, para convertirlos en carbones activos capaces de retener ciertos PIFAs, microplásticos u otros contaminantes críticos. La idea es aprovechar residuos, funcionalizarlos y tratarlos para crear nuevos materiales absorbentes.
Además, probaremos tecnologías destructivas utilizando reactivos innovadores que nos permitan destruir o eliminar contaminantes presentes en las aguas.
En resumen, es un proyecto de investigación más básica, donde probaremos en laboratorio estos nuevos materiales y conceptos, utilizando muestras de agua de las industrias, para determinar qué sistemas de tratamiento son más útiles y qué contaminantes pueden eliminar de manera más efectiva.
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– La Comunitat Valenciana combina industrias que son intensivas en agua con un territorio que es estructuralmente más seco. ¿Hasta qué punto es posible mantener esa base industrial y reducir a la vez la presión sobre el recurso del agua?
Esa pregunta es el quid de la cuestión. A menudo no tenemos en cuenta que la Comunitat Valenciana es una región muy industrial. Además del turismo, los diversos sectores industriales son el segundo motor del PIB valenciano. Sin agua, no hay desarrollo económico ni evolución, y esto afecta tanto a la ciudadanía como al sector agrícola.
Por eso se exige a la industria ser más eficiente y reducir consumos, mientras al mismo tiempo se le pide crecer. Normalmente, aumentar la producción implica un mayor consumo de agua: cuanto más produzco, más agua necesito. En un contexto de estrés hídrico, es crucial optimizar la gestión del agua; cada gota debe aprovecharse todas las veces que sea posible.
En la Comunitat Valenciana contamos con unas 500 depuradoras, pero la reutilización de agua es todavía muy baja. Quitando Alicante, donde la reutilización directa alcanza casi el 50%, en Valencia es aproximadamente un 16% y en Castellón no llega al 4%. Esto significa que gran parte del agua tratada termina vertiéndose al mar, a pesar del coste que supone extraerla, potabilizarla y tratarla.
La pregunta es: ¿por qué no aprovechar toda esa agua para abastecer la demanda industrial? No hace falta usar agua potable para la industria, ya que las calidades y necesidades son diferentes. Por eso, en el proyecto apostamos por la reutilización, que es crítica para los modelos de gestión, especialmente en el sector industrial.
De este modo, matamos dos pájaros de un tiro: se abastece la demanda industrial en un contexto de estrés hídrico y se reduce la presión sobre nuestras masas de agua por sobreexplotación, permitiendo que las industrias sigan creciendo sin comprometer el recurso.
Recurrir a fuentes de agua alternativas
– ¿El agua ya es una variable estratégica dentro de las empresas?
Sí. De hecho, yo vengo del Instituto de Tecnología Cerámica, y en nuestro sector se consume agua en todo el proceso, pero también se consume en el producto, es decir, agua que no retorna al medio. Hay otros sectores industriales que necesitan agua para su producción, pero que de alguna forma la devuelven al medio, cosa que no ocurre en el sector cerámico.
Castellón es una provincia muy particular. Quitando Alicante, donde se ha hablado más del estrés hídrico junto con Murcia, Castellón tiene la mayor dependencia de sus masas de agua subterránea, con zonas muy sobreexplotadas y serios problemas de calidad y cantidad de agua. Además, la provincia tiene un sector industrial muy atomizado, centrado en la industria cerámica, y con una demanda de agua muy concentrada.
Actualmente, están encontrando problemas de abastecimiento, limitaciones en las dotaciones por parte de la Confederación y calidades de agua por debajo de lo que solían utilizar, lo que les obliga a buscar fuentes de agua alternativas. Desde el ITC, llevamos desde 2015 apostando por esta línea, introduciendo fuentes de agua alternativas como el agua regenerada a partir de depuradoras.
Un trabajo conjunto para buscar soluciones holísticas
– ¿Qué aporta este trabajo en red que no se podría lograr desde un único centro?
Al final, creo que se trata de conseguir algo que me gusta llamar soluciones holísticas. La Comunitat Valenciana tiene una serie de retos en materia de gestión hídrica, y considero que la manera de abordarlos es trabajar de forma conjunta, no que el sector textil vaya por un lado, la industria cerámica por otro, la del metal por otro o la de curtidos y calzado por otro.
Los problemas son similares y las normativas que vienen marcadas desde Europa aplican a todos por igual: es «café para todos». Por eso, creo que es fundamental buscar soluciones integradas, que permitan que, a la hora de tomar decisiones desde el gobierno valenciano o de implementar infraestructuras, se apliquen medidas que realmente respondan a las necesidades de todos los sectores industriales valencianos, y no solo de uno o dos. Creo que eso es crucial.
Las infraestructuras, el mayor reto
– ¿Y cuáles son las principales barreras a la hora de que la industria adopte soluciones de reutilización? ¿Estamos hablando de un reto tecnológico o de aspectos regulatorios?
El principal reto son las infraestructuras. La Comunitat Valenciana es pionera en el desarrollo de tecnologías avanzadas y, dentro de España, probablemente es la región que más agua reutiliza por necesidad. A nivel técnico, siempre existen desafíos, por supuesto, pero considero que, en buena medida, esos retos están bastante solventados.
Lo que aún no está resuelto es el tema de los microcontaminantes, que es precisamente donde se centra el proyecto AQUA2VAL. Ahí sí existe un gran reto, porque no hay tecnologías completamente desarrolladas para eliminar estos contaminantes, y ese sigue siendo un desafío importante.
Pero, desde mi punto de vista, el gran desafío es la implementación de infraestructuras. Podemos solventar la parte tecnológica, validarla, comprobar su viabilidad y ver qué tecnologías funcionan mejor para cada contaminante, así como identificar en qué zonas están más presentes. Todo eso lo podemos lograr.
El problema llega después: ¿Quién implementa esas infraestructuras de tratamiento —que además son costosas— o quién conecta las redes de distribución desde la depuradora hasta la industria para abastecerla con agua regenerada?
La nueva directiva exige incorporar tratamientos terciarios y cuaternarios en muchas depuradoras del territorio valenciano, y alguien debe asumir ese coste. Ese es, en mi opinión, el gran reto: no tanto la tecnología, que es abordable, sino el coste asociado a las infraestructuras y cómo debe repartirse entre la administración pública y el sector industrial. Ahí está el verdadero dilema.
«El agua puede convertirse en un problema»
– ¿Condiciona también el tamaño de las empresas?
Al final la pregunta es: ¿están las industrias dispuestas a pagar un precio ligeramente mayor por un agua regenerada si esta es mejor para su proceso? Yo creo que sí, porque el agua sigue siendo un recurso relativamente barato comparado con el gas, la electricidad u otros insumos industriales. Así que ese pequeño sobrecoste que pueda suponer usar agua regenerada en lugar de agua convencional no debería ser un problema. Ese punto lo consideraría solventado.
Ahora bien, muchas empresas ya están viendo las orejas al lobo con el tema del agua. Quieren crecer en producción, pero la Confederación no amplía las dotaciones de agua. Están empezando a darse cuenta de que, igual que en su momento nos preocupamos por el gas, la electricidad o las materias primas críticas, el agua también puede convertirse en un problema. Cada vez son más conscientes de la importancia de garantizar el suministro hídrico.
Además, con las nuevas leyes y directivas más restrictivas en materia de vertidos, también se van a ver presionadas, porque se les exigirá verter al alcantarillado aguas más limpias y depuradas, a niveles que actualmente no se contemplan. Y se les está pidiendo además que reutilicen su propia agua, algo que también se aborda dentro del proyecto.
El siguiente campo de batalla: trabajar con la administración
– Mirando a 2030, ¿cómo debería ser la relación entre industria y agua en la Comunitat Valenciana para poder decir que proyectos como este han cumplido su misión?
Yo creo que, si conseguimos reducir el vertido al mar del agua tratada en las depuradoras, ya sería un logro enorme. Reducir esa cifra beneficiaría a toda la ciudadanía y supondría una mejora evidente. Para mí, si logramos eso, sería un éxito.
Pero, como he comentado antes, esto va ligado a la implementación y la inversión en infraestructuras. Y ahí está el siguiente caballo de batalla: trabajar con las administraciones públicas para que crean en el proyecto y se encuentren vías de financiación o cofinanciación. Habrá que buscar una fórmula intermedia entre industria y administración pública, porque el gran problema, y el principal reto, van a ser las infraestructuras.
Laura SanfélixGraduada en Periodismo por la Universitat de València, con un máster en Periodismo Político Internacional y otro en Comunicación y Marketing Político. He desarrollado mi trayectoria profesional en medios como Europa Press, así como en el ámbito de las agencias de comunicación. En la actualidad, escribo sobre información económica y empresarial en la web y la revista de Economía 3.
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