María Gómez del Pozuelo (Womenalia): «Sola no se llega a ningún sitio»

València acoge entre el 19 y el 21 de noviembre la quinta edición del congreso AxTodas by Womenalia, un encuentro que reunirá a más de 1.500 asistentes en torno a la innovación, la tecnología y el liderazgo femenino en València Innovation Capital-La Harinera. El evento cuenta con la colaboración de la Fundación Mujeres al Timón.

En una entrevista con Economía 3, la CEO y fundadora de Womenalia, María Gómez del Pozuelo, subraya el valor del trabajo en red y la sororidad, recordando que «sola no se llega a ningún sitio». Asimismo, destaca la necesidad de colaborar más con los hombres e integrar tanto la perspectiva femenina como la masculina en todos los proyectos empresariales.

El congreso abordará este año temas como las tendencias y aplicaciones de la inteligencia artificial o el impacto emocional asociado al emprendimiento. Entre los ponentes figuran la psicóloga clínica Elena Puig; la business angel y presidenta de Womenalia, Elena Gómez del Pozuelo; la cofundadora de Cocunat, Sara Werne, o la CEO y fundadora de Holaluz, Carlota Pi, entre otras.

Los proyectos liderados por mujeres, más sostenibles

– En Womenalia habéis construido una red de liderazgo femenino mediante formación, visibilidad y conexión con oportunidades de negocio. ¿Cuál crees que es el mayor desafío para que el emprendimiento femenino crezca en España?

El principal reto es que las mujeres crean en sí mismas y en que pueden llegar tan lejos como deseen. Ese, para mí, sería el primero. El segundo desafío es la inversión: solo 1 de cada 28 millones de euros se destina a proyectos liderados por mujeres, a pesar de que estos resultan entre un 14% y un 36% más sostenibles en el tiempo.

Además, si añadimos otro dato, en el ámbito de las startups tecnológicas solo el 5,7% está liderado por mujeres, lo que refleja un importante gap en la inversión. Y cuando una mujer emprendedora está bien, no solo genera empleo, riqueza y actividad económica, sino que su impacto alcanza a todo su ecosistema.

Por eso es tan importante apoyar el emprendimiento femenino, porque también desarrollamos proyectos, ideas y empresas que responden a las necesidades y problemas de otras mujeres.

Las habilidades femeninas, competencias «indispensables»

– Mencionas que los proyectos impulsados por mujeres suelen ser más sostenibles. ¿Qué rasgos del liderazgo femenino consideras que están transformando la forma de dirigir empresas y equipos?

Son habilidades femeninas que creo que llevamos innatas en nuestro ADN, como la empatía, la inteligencia emocional, el éxito compartido y un liderazgo más emocional. Son competencias indispensables. Pero no debemos olvidar que los hombres, en este camino, también son fundamentales, porque poseen habilidades maravillosas de las que tenemos mucho que aprender. El networking que hacen, su forma de venderse, su autoconfianza… Tienen mucho menos síndrome del impostor.

Y lo enlazo con algo que me parece precioso: el 19 de noviembre es el Día del Hombre, creado en 1996. Me encanta celebrar el Día de la Mujer Emprendedora y el Día del Hombre a la vez. Me parece un día provocador, bonito e inclusivo, porque, al final, este recorrido tenemos que hacerlo juntos.

Trabajar el autoconocimiento

– Comentas la importancia de que las mujeres crean en sí mismas. ¿Qué papel debe desempeñar la educación a la hora de fomentar que más niñas y jóvenes se vean como futuras líderes o emprendedoras?

Son 3.000 años de historia en los que venimos arrastrando una gran carga de sesgos en nuestro ADN, y en los países latinos, como España, la educación y la parte sociocultural tienen un impacto muy fuerte. Eso está cambiando muchísimo, pero necesitamos referentes, necesitamos mujeres que lleguen lejos y mujeres que lleguen siendo ellas mismas —aunque haya estilos muy diversos—. Eso es fundamental para nuestras niñas: mentorizarlas, hacerles creer que pueden.

Y las que ya tenemos una edad, mirarnos más hacia dentro y trabajar el autoconocimiento, que nos lleva, de forma natural, a la autoconfianza. Cuando nos conocemos bien y confiamos en nosotras mismas, empezamos a identificar qué habilidades —tanto blandas como técnicas— necesitamos mejorar, y nos mantenemos en formación y mejora continua.

Tejer redes y trabajar en equipo

– Desde Womenalia trabajáis mucho el networking. ¿Qué importancia de la sororidad y del trabajo en red en la trayectoria profesional?

Pues mira, yo creo que es fundamental. Creo que sola no se llega a ningún sitio, y en el caso de las mujeres, todavía menos. El trabajo en equipo es clave: cuando tú no puedes o no llegas, levantar la mano para que te ayuden es esencial. Se trata de crear un equipo en el que haya personas incluso mejores que tú, y que tú ejerzas como líder y brújula, contratando a gente muy potente que te acerque a tus metas.

Una compañera, una «womenalia» que te abra puertas; proveedores, colaboradores… Al final, tejer redes es algo absolutamente estratégico. Te permite llegar mucho más lejos y además hacerlo más rápido.

La conciliación aumenta la productividad

– En este camino es fundamental el apoyo de las empresas a las mujeres. ¿Qué cambios estás observando en temas de conciliación o de diversidad dentro de las compañías?

Yo estoy viendo cambios tremendos, impulsados principalmente por las empresas americanas. Es verdad que, en su momento, la etapa de Trump nos dio un frenazo importante en este sentido y ahora lo están disfrazando con otros términos, pero siguen trabajando muchísimo en diversidad y, en concreto, en igualdad. Al final, esto incrementa la productividad en un 18%, y ese aumento impacta directamente en la cuenta de resultados. Hay numerosos estudios de McKinsey, Comscore y muchas corporaciones estadounidenses que lo demuestran con datos.

También los países nórdicos están muy avanzados en este ámbito. Y luego, creo que los jóvenes, las nuevas generaciones, nos están enseñando que hay vida después del trabajo, y esa lección me parece poderosísima.

Existe vida: que las seis de la tarde es una hora estupenda para irse; que ocho horas de trabajo son suficientes; y que no hace falta volvernos locos como hacíamos antes. Yo, por responsabilidad profesional, sigo viviendo muchas veces sin horarios, pero cada vez soy más consciente de que la conciliación no consiste únicamente en tener hijos, sino en tener vida. La que cada uno quiera: ser actor, bloguear, tomar unas cañas, ir al gimnasio, estar con tus hijos o tus sobrinos… Lo que cada persona estime oportuno. Y esto es fundamental.

Para mí, la vida está dividida en tres bloques: ocho horas de descanso, salud y bienestar; ocho horas para ti, tu formación, tu familia o tus intereses; y ocho horas de trabajo.

Y creo que las generaciones más jóvenes nos están dando una lección muy valiosa en este sentido.

La tecnología necesita mirada femenina y mirada masculina

– Apuntabas que las mujeres también tenemos que aprender de los hombres. ¿Cómo debemos potenciar esa colaboración entre hombres y mujeres a la hora de generar un ecosistema emprendedor más equitativo? ¿Cómo deberíamos trabajar entre nosotros?

Bueno, creo que ya se está haciendo mucho trabajo. Hay muchísimas tesis doctorales que han demostrado que no existe una diferencia real entre emprender en femenino o en masculino. El emprendimiento es exactamente igual, y volvemos al tema de las redes.

Voy a ponerte un ejemplo que se entiende muy bien: la inteligencia artificial y la tecnología necesitan tanto la mirada masculina como la femenina, porque si falta una, se pierde una parte esencial. Con el emprendimiento ocurre lo mismo. Al final, el consumo —ya sea de un producto o un servicio— procede de hombres y mujeres. Si en una compañía solo trabajan hombres o solo trabajan mujeres, es muy difícil llegar al público objetivo completo. ¿Por qué? Porque habrá elementos que no estén desarrollados o contemplados desde ambas perspectivas.

Igual que en la inteligencia artificial: si el 80% de quienes la desarrollan son hombres, falta mirada femenina, y ese vacío se nota en los correctores, en herramientas como ChatGPT, en todo. Poco a poco queremos ir mejorando, porque si no, hablamos de 136 años para alcanzar la igualdad real.

Y yo me niego a que mis hijas y mis sobrinas no tengan las mismas oportunidades que mis hijos y mis sobrinos. Esa es un poco mi obsesión. La riqueza está en la diversidad, en que hombres y mujeres trabajemos juntos para dejar un mundo un poquito mejor, desde luego.

«A todos los emprendedores nos pasa lo mismo»

– ¿Qué consejo le darías a una mujer que quiere emprender, pero que quizá no se siente lista o duda de sus capacidades? 

Bueno, a mí no me gustan los consejos; desde hace mucho no doy consejos. Yo hablo desde mi experiencia. Es el camino más duro. Solo 2 de cada 10 empresas llegan a vivir cinco años. Tienes que tener una economía medio solventada durante dos o tres años y, cuando hagas tu plan de negocio y pongas las ventas, quítales un 30%; y a los gastos súbeles un 30%. Que parte de tu entorno te apoye y que seas una persona muy perseverante.

Porque, al final, a todos los emprendedores nos pasa lo mismo. Cuando empezamos, como estamos tan apasionados y tan ilusionados, nos lanzamos… y luego vemos que es el camino más duro, pero también es precioso. Es una pasada, aunque muy complejo. Así que, adelante.

Ahora hay muchísimas incubadoras, todos los organismos institucionales públicos están apoyando, y por supuesto: que no lo haga sola, que vaya acompañada, que se forme y que siga una estructura y un proceso guiado por alguien muy profesional. Así aumentará sus posibilidades de que su proyecto sea uno de esos que sí salen adelante.