El boom de las uñas: negocio rentable, fácil y sin apenas barreras
En muchos pueblos de España ya hay más salones de uñas que panaderías o farmacias. Lo que empezó como un servicio de estética puntual se ha convertido en un fenómeno que arrasa incluso en zonas rurales, con más de 25.000 centros especializados y miles más en peluquerías
Paseando por determinadas zonas de tu ciudad, la mía Valencia ciudad, percibes que los salones de uñas proliferan por todas las calles y barrios y curioseas desde fuera el interior y ves que están llenos, que hay diferentes puestos para prestar servicio y que incluso tienen personas esperando. Ante este panorama, hemos intentado dilucidar que mueve este negocio y porqué crece tanto.
Actualmente en España se estima, porque no hay datos oficiales, que hay más de 25.000 salones especializados en uñas, sin contar peluquerías o centros de estética general que también ofrecen este servicio. «Es un número que crece cada año, impulsado por la demanda y la aparente facilidad para emprender en este sector», explica Cristóbal Cervera, CEO de Cervera & Alcaide Nail School, junto con su socio, José Alcaide.
Por otra parte, más del 70% de los centros de estética y peluquería de nuestro país ofrecen servicios de uñas, ya sea de forma permanente o como un servicio complementario.
Este fenómeno, -reconoce Cervera-, responde a varios factores como son la alta rentabilidad del servicio con una baja inversión inicial; y demanda constante por parte de clientas que buscan un «todo en uno» en el mismo centro.
Además y con el objeto de diversificar, «muchas peluquerías añaden manicura para aumentar el ticket medio del cliente», matiza Alcaide.
En algunos casos, incluso una misma profesional atiende tanto cabello como uñas, «sobre todo en negocios pequeños» confirman ambos expertos.
Igualmente y según datos cruzados de asociaciones del sector y registros de actividades CNAE, se calcula que de los más de 80.000 establecimientos de peluquería y estética activos en España, al menos 55.000 incluyen servicios relacionados con manicura, pedicura o uñas artificiales.

Cristóbal Cervera y José Alcaide, CEOs de Cervera & Alcaide Nail School
Los datos económicos que encontramos tampoco son muy rigurosos. Según datos de Cognitive Market Research, el mercado de salones de uñas en España facturó cerca de 195,5 millones de dólares en 2023, y se espera que crezca hasta 382,3 millones de dólares en 2030, con una tasa anual compuesta de crecimiento del 5,86 %.
A esta industria habría que sumar también la cosmética. Según Statista, la facturación total del mercado de uñas en España se prevé que alcance los 127 millones de euros en 2025, creciendo un 2,52 % entre 2025 y 2029. El ingreso por habitante estimado en 2025 es de 2,68 €.
Fácil acceso
Preguntamos a los CEO de Cervera & Alcaide Nail School porqué crece tanto este sector. En su opinión, se debe a la accesibilidad para emprender, el bajo coste inicial, la demanda constante y la alta rentabilidad.
Cervera y Alcaide puntualizan que también influyen las redes sociales, «que han convertido el cuidado de las uñas en un símbolo de estilo personal».
Además, «muchas mujeres lo ven como una salida laboral que no requiere estudios universitarios, pero sí mucha técnica y constancia», incide Cervera.
Más salones de uñas que farmacias o panaderías
Pero, ¿dónde se concentran un mayor número de centros que ofertan este tipo de servicios? Alcaide explica que encabezan el ranking grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga.
Sin embargo, lo sorprendente es que «en muchas poblaciones pequeñas -aclara Alcaide- ya hay más salones que farmacias o panaderías». Se trata de «un fenómeno que ha crecido incluso en zonas rurales, lo que demuestra cómo se ha normalizado este servicio», indica Cervera.
¿Quiénes regentan estos negocios?
Si intentamos analizar quién está detrás de este tipo de negocios, «en la mayoría de los casos, -asegura Cervera- se trata de mujeres emprendedoras, entre 25 y 45 años, muchas de ellas inmigrantes o mujeres que buscan independencia económica».
«Algunas lo hacen tras formarse profesionalmente, pero muchas otras comienzan este camino sin conocimientos sólidos, lo que genera desigualdad en la calidad del servicio que se ofrece», recalca Alcaide.
Además, legalmente, no se exige una titulación específica para ejercer esta profesión, «lo cual es un problema grave», advierte Cervera.
«Basta con darse de alta como autónomo y cumplir algunos requisitos mínimos de higiene». «Pero -recalca Alcaide- no hay un control obligatorio ni una regulación firme que garantice la profesionalidad técnica o sanitaria, lo que deja la puerta abierta a la improvisación».
¿Qué sabemos del cliente?
Si la profesional que presta el servicio tiene entre 25 y 45 años, la clienta típica es una mujer entre 20 y 50 años, activa laboralmente, que valora su imagen personal y busca un momento para ella. «Aunque antes se relacionaba con eventos puntuales, hoy en día, el cuidado de uñas se ha incorporado a la rutina estética mensual de miles de mujeres», confirma Cervera.
¿Y qué servicios son los que más demandan los clientes? Las técnicas más demandadas son las uñas semipermanente, el acrílico y las uñas de gel. ¿Por qué? «Por durabilidad, estética y comodidad», responde rotundo Cervera.
«Muchas clientas no tienen tiempo para pintarse las uñas cada semana y estas técnicas ofrecen un acabado perfecto durante más tiempo. Además, permiten jugar con formas, diseños y colores que el esmalte tradicional no permite», especifica el CEO, José Alcaide.
Las redes sociales marcan tendencia
Ambos CEO de Cervera & Alcaide Nail School lo corroboran: las tendencias de Instagram o TikTok marcan directamente la demanda.
«Si una influencer populariza una forma de uña o un tipo de decoración, en pocos días las clientas lo están pidiendo. La estética de uñas se ha convertido en una forma de expresión personal, al nivel del maquillaje o el cabello», coincide en señalar ambos dos.
Riesgo para la salud
«Hacerse las uñas en un sitio sin formación ni control sanitario puede suponer un riesgo real», confirma Cervera.
¿Qué problemas puede acarrear la falta de control sanitario? Infecciones, alergias, daños en la lámina ungueal o incluso transmisión de virus como el papiloma humano. «La higiene, la esterilización del material y el conocimiento técnico son esenciales para que el servicio sea seguro», especifica Alcaide.
En cuanto a sí hay control sanitario sobre estos centros, Cervera reconoce que en la teoría sí «pero en la práctica, no hay inspecciones regulares ni protocolos específicos como en otras actividades sanitarias o estéticas».
De hecho, «muchos salones trabajan sin los mínimos de bioseguridad, porque no hay una figura que regule ni castigue su incumplimiento», razona Cervera.
Para saber si un salón es seguro, los clientes tienen que ver que el material sea esterilizado; que la técnica use guantes o desinfecte sus manos; y que el salón esté limpio, ordenado y con buena ventilación.
Asimismo, los productos que se emplean deben estar etiquetados y con registro sanitario. Y, sobre todo, que «la profesional pueda explicar lo que hace y por qué lo hace», insinúa Alcaide.
¿Y el futuro?
El futuro pasa por la profesionalización y la regulación, no solo por la calidad, sino por la salud pública. «La estética de uñas ha llegado para quedarse, pero crecerá de forma saludable solo si hay formación real, protocolos de seguridad y un cliente más exigente», advierte Cervera.
A su juicio, «quien no se forme, quedará fuera. Quien lo haga bien, podrá construir una carrera duradera».
Gemma JimenoLicenciada en CC de la Información por la Universidad del País Vasco, Gemma Jimeno se incorporó a ECO3 Multimedia, S.A., en 1998 como Redactora y ha participado activamente en el desarrollo de diferentes líneas de negocio. Desde hace años desempeña las funciones de Editora de los contenidos informativos, de los diferentes productos editoriales de E3 Media.





