A punto de cumplirse dos años del comienzo de la guerra de Ucrania, el conflicto parece no tener un fin a la vista y las sanciones económicas impuestas por occidente a Rusia no han tenido el efecto disuasorio esperado. Tanto es así, que nuestro país se ha posicionado como el principal importador de gas natural licuado (GNL) ruso, arrebatando la primera posición a Francia y llegando a duplicar las importaciones desde el inicio de la guerra.
Según los datos del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA), desde el 24 de febrero de 2022, nuestro país ha importado gas por valor 6.420 millones de euros.
Sin embargo, la Unión Europea (UE) no ceja en su esfuerzo por constreñir la economía rusa y el pasado miércoles los 27 aprobaban a un acuerdo político para imponer una nueva ronda de sanciones. La aprobación se anunciará formalmente durante el segundo aniversario de ese conflicto e incluye el mayor grupo de sancionados en una sola tanda y también a empresas chinas.
Rusia encajó las sanciones
Para José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea de Madrid, la efectividad de las sanciones hasta ahora, «ha sido más limitada de lo previsto. No obstante, estas sanciones a los intereses y la economía rusa han tenido un impacto significativo, aunque no han logrado un cambio radical en la postura del país».
La economía rusa, explica el profesor, ha experimentado una contracción inicial, pero se ha recuperado en cierta medida gracias a la reorientación de sus exportaciones hacia otros mercados como China e India. Tras el shock inicial, el país eslavo encontró nuevos mercados para su gas y petróleo, aunque a precios más bajos.
Hablamos con el profesor acerca de la dependencia española del gas ruso y las derivadas del conflicto.
España ha cumplido
– España se ha convertido en el primer importador de gas ruso. Ha sustituido a Francia y las compras se han duplicado desde el inicio de la guerra. España importa cada vez menos gas licuado, pero es más dependiente de Rusia.
España ha experimentado un aumento de la dependencia del gas ruso desde el inicio de la guerra. Esto se debe a varios factores, como la reducción del suministro de gas argelino y el aumento de la demanda global de gas.
Esta situación viene derivada de la demanda y los compromisos del sector privado. España, al igual que el resto de los países europeos, ha cumplido con las sanciones impuestas, a pesar del menoscabo económico que eso suponía.
La dependencia de Europa del gas ruso ha disminuido ligeramente en general, sobre todo en el caso de países de Europa central como Alemania. Otros, como España, han visto un aumento de su dependencia.
Dependencia energética y diversificación
-¿Cómo afecta esta dependencia a la evolución de la descarbonización de nuestra economía?
La mayor dependencia del gas ruso dificulta la transición ecológica y la descarbonización de la economía española, ya que el gas natural es un combustible fósil.
Además, esta mayor dependencia del gas ruso aumenta la vulnerabilidad de España ante posibles interrupciones del suministro.
–¿Se han implementado medidas para diversificar las fuentes de energía y reducir la vulnerabilidad ante posibles interrupciones?
Se han implementado algunas medidas para diversificar las fuentes de energía, como el aumento de las importaciones de gas licuado natural (GNL) y la inversión en energías renovables.
Para abordar estos retos se debería diversificar aún más las fuentes de energía y de esta forma reducir la dependencia del gas ruso. La inversión en energías renovables es clave para la descarbonización de la economía y la seguridad energética.
Y también se precisa una mayor colaboración entre los países de la UE para reducir la dependencia del gas ruso.
Un problema a largo plazo
-¿Cuáles podrían ser las implicaciones a largo plazo para la economía española y su posición en la Unión Europea en función de esta dependencia creciente del gas ruso?
La dependencia del gas ruso podría tener implicaciones negativas a largo plazo para la economía española, como un persistente nivel alto de la inflación y una mayor dependencia de un proveedor único. Esta dependencia podría además debilitar la posición de España en la UE, ya que la Unión está tratando de reducir su dependencia del gas ruso.
En resumen, la dependencia del gas ruso es un problema complejo con implicaciones a largo plazo para la economía española y su posición en la Unión Europea. Es necesario tomar medidas para diversificar las fuentes de energía y reducir la vulnerabilidad ante posibles interrupciones del suministro.
Es importante destacar que este es un tema complejo y en constante evolución, que dependerá en gran medida del devenir de la guerra en Ucrania y del contexto internacional.