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Despido procedente: ¿Qué es y cuáles son sus causas principales?

Un despido procedente es un despido disciplinario u objetivo legalmente justificado. Para que sea válido, se espera que los empresarios sigan ciertas directrices y procedimientos al despedir a los empleados. Si el empleador no sigue estas normas, aunque tenga la razón, el empleado puede impugnar el despido y demandar por despido improcedente o por despido injustificado.

¿Qué es un despido procedente?

Despido procedente es la calificación que recibe el despido de un trabajador por causas disciplinarias u objetivas, siempre y cuando se encuentre ajustado a derecho en cuanto a las causas y requisitos legales.

Otra definición del despido procedente, sería: aquel que se produce cuando el patrono o empleador decide, de forma unilateral, dar por terminada la relación laboral con un trabajador basándose en causas justas y/o legales. Además, cumple con todos los requisitos formales de proceso exigidos por la ley.

No obstante, no corresponde al empleador calificar el despido como procedente o no. Su autoridad solo llega hasta la determinación del tipo de despido que puede ser disciplinario, objetivo o colectivo. Quedando en potestad del tribunal a cargo de un juez competente determinar dicha calificación. Lo cual hará, previo estudio de los diferentes factores y pruebas presentadas por la empresa. Esto en caso de impugnación de la decisión de despido por parte del trabajador.

De manera que, cuando el despido se califica como procedente, es porque ha cumplido con todos los requisitos legales. Por lo que se considera ajustado a derecho y que el comportamiento del patrono ha sido correcto.

Causas despido procedente

Las causas que avalan que un despido sea calificado como procedente son las mismas causas que determinan el tipo de despido. Es decir, si es disciplinario u objetivo. Estas se encuentran contenidas en los artículos 52 y 54 del Estatuto de los Trabajadores de España.

Entre ellas, podemos mencionar, las causas atribuibles a la propia empresa y causas imputables al comportamiento y/o desempeño del trabajador. Por ejemplo: las causas económicas, técnicas, organizativas o de la producción de la empresa. O, el incumplimiento por parte del trabajador de sus funciones y los acuerdos establecidos en el convenio colectivo laboral.

Paro con despido procedente

En principio, la ley establece el derecho de todo trabajador despedido, independientemente de cuál sea su causa, a la prestación por desempleo. Partiendo de esta máxima, no importa si el despido es calificado como procedente, improcedente o nulo. En cualquiera de los casos, el trabajador despedido, siempre tendrá derecho a acceder al beneficio del paro. Obviamente, siempre y cuando reúna los requisitos mínimos exigidos por la ley para poder acceder a esta prestación.

Vale decir, que en los casos de despido procedente solo se pierde el derecho a la indemnización. Exceptuando aquellos casos en que el despido sea por causas objetivas o se trate de un despido colectivo. En cuyo caso (en ambas situaciones), el trabajador tendrá derecho a una indemnización calculada sobre la base de 20 días de salario por año trabajado, hasta un máximo de 12 mensualidades.

¿Cómo se determina la procedencia de un despido?

Determinar la procedencia de un despido descansa en la autoridad de un tribunal y en las manos de un juez con competencia. Será este, quien se encargue de determinar la procedencia una vez realizada la demanda de impugnación del despido por parte del trabajador y presentadas las pruebas de la causa por parte de la empresa.

El empleador, en ningún caso, podrá calificar el despido como procedente, improcedente o nulo.  

¿Hay derecho a reingresar en el puesto de trabajo tras un despido procedente?

No, en los casos en que el despido ha sido calificado como procedente en el tribunal, queda definitivamente extinta la relación laboral entre la empresa y el trabajador. No obstante, esto no quiere decir que no pueda suceder.

Dado que la decisión de despedir al trabajador la toma de forma unilateral la empresa, esta conserva el derecho de readmitir o contratar nuevamente al trabajador despedido si es su voluntad. De hecho, el empleador tiene la potestad de retractarse de su decisión de despedir al trabajador en cualquier momento durante el proceso y readmitirlo en su puesto de trabajo nuevamente. Obviamente, si el trabajador aún desea volver.

Requisitos legales del despido procedente

Los requisitos legalmente establecidos para que el despido de un trabajador sea calificado como procedente, también se encuentran contenidos en el Estatuto de los Trabajadores de España. Más específicamente en los artículos 53 “Forma y efectos de la extinción por causas objetivas” y 55 “Forma y efectos del despido disciplinario”, del referido estatuto.

Ambos artículos coinciden en la obligatoriedad de notificar al trabajador de forma escrita, la decisión de la empresa de terminar la relación laboral y cuáles son las causas de esa decisión.

También establece, en los casos de despido objetivo, un periodo de preaviso de 15 días. Con disfrute de 6 horas libres semanales remuneradas, para la búsqueda de un nuevo empleo. De igual manera, la obligación de entregar, junto con la carta de despido, la correspondiente indemnización de 20 días de salario por cada año trabajado.

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