Antonio Puebla, maestro de sastres, desvela las claves de la sastrería a medida para caballero
Durante muchos años, en Madrid, Antonio Puebla tuvo ocasión de vestir a la aristocracia, artistas, actores y músicos. En 1971 le trasladaron a Valencia y, al poco tiempo, se estableció por su cuenta en esta ciudad. Ha vestido a Orson Welles, Charlton Heston, Dalí (quien le apodó “divino Puebla”) y Julio Iglesias, entre otros. Hemos tenido ocasión de compartir con él, en su sastrería de Valencia (c/Juan de Austria, 36), la conversación que a continuación transcribimos, sobre algunos aspectos de su profesión, oficio que heredó de su madre.
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¿El hombre seduce a través de su traje, de cómo viste?
– En cierto sentido, el hombre seduce a través del traje, por tanto, debe elegir los colores que le sientan bien, entre otros aspectos.
Por otro lado, sin clase no hay seducción; es decir, la clase que tenga el hombre es importante para ser elegante y seducir con el modo en que viste.
Vestirse bien es conocerse; es una cuestión de identidad y de aceptación personal. “El necio se cubre, el rico se decora y el elegante se viste”. Esta podría ser una aproximación a la elegancia; la verdadera, la que nace de dentro.
– ¿Qué distingue un traje hecho a medida de un traje de confección industrial?
– Debemos tener en cuenta que la técnica del sastre es fundamental; gracias a ella se consiguen los volúmenes exactos, líneas redondeadas o se marca dónde está el talle, por ejemplo.
Por otro lado, las sisas son cortas y anchas, no largas y estrechas como ocurre en la confección industrial. Las entretelas son hilvanadas a mano y están engarzadas y, a su vez, cada una por sí misma está suelta. Por el contrario, en la confección industrial todo ello está pegado, no hay movilidad.
Además, un traje hecho a mano, en movimiento, sienta de otra manera gracias a que se adapta a la morfología de quien lo viste. Por último, las prendas cosidas a mano, en lugar de deformarse con su uso, se adaptan al cuerpo y duran más tiempo.
– Todas estas cuestiones se resuelven durante el proceso de creación. ¿Cómo realiza este proceso?
– En primer lugar, aconsejo al cliente sobre los colores y telas de las que disponemos en la sastrería. Posteriormente, se toman las medidas del cliente con el fin de diseñar la línea y los volúmenes de pecho, hombros, mangas y entallado. Se realiza el corte y se hace la primera prueba, en la que se adapta la chaqueta a la morfología del cliente.
En este momento se saca la esencia del traje y se afina la prenda con las marcas que se han hecho. Finalmente, se cose todo y se realiza otra prueba. A los clientes que vienen con frecuencia les hacemos un patrón para el uso continuado.
– ¿Cuánto tiempo emplea en todo el proceso y qué coste tiene?
– Se emplea cerca de un mes en hacer un traje a medida. En horas podría estar entre las 70 y 120; todo depende de la calidad y el grosor del tejido.
En cuanto a los precios, hay trajes a partir de 2.500 €; de ahí en adelante, incluso hasta de 18.000 €. Bien es cierto que un traje hecho a medida puede durar treinta años y nunca pasa de moda. De hecho, la chaqueta que llevo tiene 22 años.
– ¿Cuál es su perfil de cliente?
– Mis clientes son empresarios, abogados, políticos, médicos, notarios y, en general, todo aquel que quiera tener distinción en el vestir.
– ¿Considera que la sastrería es un oficio en extinción?
– Cada vez hay menos sastres, pero eso no significa que sea un oficio en extinción. De hecho, estamos enseñando a personas para que haya continuidad. No es como antaño, que era algo masivo porque no existía la confección industrial.
Lo más probable es que, en un futuro habrá pocos sastres y el traje costará mucho, pero los sastres tenemos y tendrán recursos y técnica. Además, siempre habrá gente que se vista a medida.
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Iñigo Isardo Rey, Director de Gestión Cuentas Minoristas en Link Securities










