-¿Qué es el equilibrio patrimonial?
– Por definición, un balance debe estar en equilibrio desde el punto de vista monetario y cuantitativo entre las masas patrimoniales del activo (bienes, recursos y derechos de los que es titular la empresa), y del pasivo (recursos financieros obtenidos por la empresa para desarrollar su actividad; es decir, todo el capital que ha venido a la empresa, tanto aportado por accionistas como por otros acreedores). Pero lo cierto es que, en realidad, las empresas han fallado históricamente en alcanzar un equilibrio temporal en las masas patrimoniales que componen el balance.
– ¿Por qué?
– Es habitual encontrar cómo una empresa está financiando activo a largo plazo con pasivo a corto plazo. Por ejemplo, una compañía que crece y necesita montar una nueva línea de ensamblaje por valor de tres millones de euros y ha recurrido a unas líneas de crédito disponibles en sus bancos. Pero el problema es que esas líneas son a un año y por tanto está financiando un activo a largo plazo, que genera rentabilidad durante un período superior al año –tres, cinco u ocho– con fondos a corto, exigibles en un horizonte temporal mucho más corto, habitualmente un año.
Lo lógico sería que ese excedente de caja, que genera la inversión y cuyo plazo de generación es superior al año, se destine al repago de la financiación, con el mismo horizonte temporal de repago, de forma que se acompase la generación de caja con la amortización de la deuda, lo que llamamos suficiencia del servicio de la deuda.
– ¿A qué tipo de empresas afecta más este problema ?
– El sector en el que opera la empresa va a determinar su estructura tipo de balance: normalmente, el industrial es claramente un sector que demanda un mayor peso del activo fijo por su infraestructura productiva pero esta ruptura de equilibrio temporal es una situación absolutamente común en los balances de muchas pymes de diversos sectores, y también de medianas y grandes empresas, dando lugar a una situación de auténtico estrés financiero.
– ¿Cuándo llega ese estrés?
– Si continuamos con el ejemplo, al trascurrir un año, vemos que uno de los bancos no renueva la línea de crédito, otro la reduce a la mitad y un tercero la renueva. Por tanto, la empresa se encuentra en una situación terrible: o consigue refinanciar los importes no renovados por los bancos que han extinguido o reducido su financiación, o se incurre en riesgo de incumplimiento, insolvencia o quiebra. Esto es lo que conocemos como riesgo de refinanciación.
– ¿Es el resultado del desequilibrio?
– Exacto, viene por un inadecuado equilibrio temporal de los activos y pasivos, por lo que el riesgo de refinanciación es muy común en el funcionamiento financiero de las empresas pero que se ve agravado en un contexto como el actual, con la consolidación del sistema financiero.
– ¿Un proceso que sigue activo pero que se inició con la crisis de 2008?
– Sí, antes había 45 entidades a los que la empresa de nuestro ejemplo podía acudir en busca de ese faltante de sus líneas de crédito, con lo que al final podía tener relaciones con 8, 10 o 12 bancos, y era normal. Pero ahora, con solo 6 o 7 entidades operando y con menor apetito de riesgo, lo habitual es tener relaciones con un grupo mucho más reducido de bancos, y esto irá a peor ya que la consolidación de la industria es un proceso aún no culminado.
– ¿Y qué debe hacer la empresa?
– En primer lugar, diagnosticar su situación, sabiendo que, en general, empresas industriales y agrícolas (sectores primario y secundario de la economía) tienen balances mucho más pesados con activos fijos que deben financiarse a largo plazo para realizar su actividad productiva o de extracción agrícola; mientras que en el sector terciario con los nuevos modelos y sistemas de pago por uso o suscripción como saas, cloud, etc. se aligeran mucho las necesidades de balance.
En función del diagnóstico se buscarán soluciones para asegurar fondos propios o suministrados por inversores, financiadores, etc. En Gedesco llevamos muchos años ayudando a nuestros clientes a gestionar sus riesgos de refinanciación y ofrecemos soluciones de largo plazo.
– ¿Cuáles son más factibles?
– Una ampliación de capital, reforzando los fondos propios de la compañía (no exigibles o exigibles a muy largo plazo) reforzaría el balance y la capacidad de atraer más financiación suminustrada por terceros.
Otra posibilidad es utilizar un activo a largo plazo como un elemento de búsqueda de financiación, nos referimos a operaciones ‘monetización de contratos’.
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