La construcción va a necesitar mano de obra para asumir los proyectos de infraestructuras financiados con fondos europeos que vienen por la crisis del coronavirus y podría asumir parte del desempleo en el turismo alicantino por el parón de la actividad debido a la pandemia. Es el planteamiento abordado por dirigentes de la Administración y los empresarios de la Federación de Obras Públicas de la Provincia de Alicante (FOPA), según su presidente, Javier Verdú.
-¿Cómo está repercutiendo la pandemia del coronavirus en el volumen de obra pública en la provincia de Alicante?
-Está incidiendo de forma negativa, se ha perdido este ejercicio mucha licitación de la que tenía que haber salido publicada y en ejecución, en torno del 28% menos de la esperada, en los presupuestos de las distintas administraciones. En números absolutos, entre 350 y 400 millones de euros.
Aparte de que en las propias ejecuciones de obras que siguen en marcha ya contratadas, la adopción de las medidas sanitarias también ha hecho que tengamos que asumir un mayor coste. Sufrimos pérdidas todas las constructoras.
-¿No han recibido alguna compensación por estas circunstancias?
-No, porque al no haberse declarado la construcción entre las actividades en las que se aplica causa de fuerza mayor, no da pie a reclamaciones, salvo algún caso muy singular de mantenimiento de obra, en la mayor parte de las obras no hay indemnizaciones.
-Aparte de posibles aplazamientos de licitaciones, ¿han surgido también nuevos servicios de emergencia, trabajos no previstos para este año? ¿Cuánto representan para el sector?
-Ha ocurrido más en otros sectores, nosotros no estamos en el decreto de necesidades especiales, sobre todo, ha sido para el ramo sanitario, excepto algún tema de mantenimiento de carreteras o de limpieza de edificios, se trata más de servicios que que de obra y ahí sí ha tenido incidencia, pero en la construcción pura, no.
-Desde el punto de vista de la mano de obra, ¿de qué forma influye esta crisis, además de los ERTE o reducciones de plantilla? ¿Hay más disponibilidad de trabajadores, por ejemplo, demandantes que vienen de otros sectores, acuciados por la necesidad?
-Efectivamente, al no haber parado del todo, ha habido ERTE y algunos despidos, pero no ha sido como en el turismo, que el desempleo ha sido masivo. Para nosotros ha habido una reducción de plantillas y poco a poco se está recuperando, conforme la actividad se está normalizando.
Tenemos una esperanza perfectamente asumible porque la construcción tiene una rápida capacidad de reacción: al día siguiente de que a una empresa se le adjudique un millón de euros de obra pública, o bien lo asume en plantilla que pone a trabajar de inmediato, si está en ERTE la recupera o puede contratar personal nuevo y en 20 o 25 días está preparada.
Por eso se está viendo ahora que, aparte de esa mano de obra propia del sector de la construcción, pueda asumir mano de obra del turismo, en esta zona de Alicante. Las administraciones tienen el convencimiento y lo hemos hablado en varias reuniones, que podemos absorber parte del desempleo de otros sectores. Ahora hay que traducirlo a hechos.
Es una esperanza lícita, razonada, tenemos ahora mismo a la vista los ejercicios de 2021 y 2022 con fondos europeos para obras públicas.
-En esos contactos con la Administración, ¿se han tratado incentivos para reducir ese desempleo de otras actividades?
-No, incentivos por desempleo por el Covid, no, pero una vez que la situación esté normalizada con las vacunas y esos fondos europeos para infraestructuras, lo único que nos preocupa es que el Estado tenga capacidad de presentar proyectos en un plazo tan restrictivo para esos fondos. No nos podemos dormir, con la ley de contratos públicos, el proceso en todas las administraciones es largo , tedioso, complicado, con informes garantistas… Se pasan 18 meses para un proyecto.
«Es una esperanza lícita, razonada, tenemos ahora mismo a la vista los ejercicios de 2021 y 2022 con fondos europeos para obras públicas».
Hay un borrador en estudio, una propuesta de la CEOE de decreto para agilizar todo en la Administración, eso nos preocupa. Va a haber dinero como nunca para infraestructuras, pero falta saber con qué grado de madurez se presentan a Bruselas esos proyectos.
-En general, en algunas empresas se ha aprovechado este paréntesis para mejorar la cualificación de sus profesionales. ¿Ha ocurrido en la construcción, en qué aspectos?
-Mi opinión, por lo que hablo en directiva FOPA en este año de pandemia, es que tenemos las manos muy atadas para la formación y cualquier cosa que no sea trabajar y sobrevivir…
De todas formas, tenemos un alto grado de cualificación, el nivel es muy alto en las empresas. Sí es cierto que si este sector apunta con la tendencia que ahora tiene a que aumente la inversión de la construcción, con fondos europeos, por ejemplo, en vivienda detectamos que a medio plazo habrá una necesidad de mano de obra especializada que no tenemos.
-¿Se refiere a perfiles profesionales nuevos?
-No, los actuales, pero oficios para la edificación, profesionales para fachadas caravistas, tabiquería con pladur, soladores para pavimento, ferrallas en cimentaciones… Debido a la crisis de 2008, se trasladó mucho personal a servicios y ahora no los mueve nadie y se han perdido. Esos buenos oficiales, prefieren un trabajo menos duro, sin frío en invierno y calor en verano. Ahora mismo la necesidad no es imperiosa, pero sí más adelante.
«En presupuestos hay solo inversiones simbólicas, cantidades pírricas, para la duplicación de la variante de Torrevieja, el tren de la costa, la Ronda Sur de Elche y la conexión ferroviaria de Alicante y Elche con el aeropuerto»
Se están preparando módulos de FP nuevos, ahora no están actualizado para estas necesidades, hay que adecuarlos y hacerlos atractivos. Estos puestos de trabajo no han sido atractivos durante ocho años, con sueldos bajos, trabajar a la intemperie, pero habrá demanda y se pagará más adecuadamente.
-¿Qué proyectos pendientes podrían encajar en la financiación con fondos europeos extraordinarios por la pandemia?
-Los de cierta envergadura, grandes proyectos tractores se les llama, temas de agua, ferroviario, conservación de carreteras (que está un poco abandonado, creo yo, ha ido a menos en los últimos años y se están deteriorando), por la seguridad vial, vivienda, movilidad sostenible y mejoras de acceso. La oportunidad la tenemos ahora y desde FOPA estamos planteando la colaboración pública-privada y financiar en la parte que sea por ambas partes, pero tenemos que sustanciar un camino fácil, para que las entidades bancarias vean atractivos los proyectos para dar financiación.
-¿Para proyectos nuevos o en marcha?
-La Administración tiene en mente que ocurra, por ejemplo, en el Ministerio de Transportes y Movilidad, el ministro José Luis Ábalos ya nos ha dicho que los presupuestos de este año tienen una parte ordinaria con 5.000 millones de euros y desde Europa hay asignados 70.000 millones que hay que justificar en infraestructuras de todo tipo.
-¿Cuándo estima que podría volverse a la esperada normalidad?
-Nosotros, en 2021 vemos un año de transición, para presentar proyectos, que estarán en marcha en 2022. Se tiene que notar con una inyección de más infraestructuras, porque estarán más saneadas las administraciones y con menos gasto sanitario que ahora.
-Finalmente, con una perspectiva más amplia, ¿cómo valora el periodo desde las últimas elecciones según el esfuerzo inversor de las diferentes administraciones: estatal, autonómica, Diputación y ayuntamientos?
-La valoración de este año, mal, por efecto del Covid, en 2019 veníamos de una continuidad de muy baja licitación, en la Comunidad Valenciana, donde tenemos un peso por población y de aportación al PIB del 10,6% en el conjunto del país, mientras que las inversiones del Estado han sido del 6% o el 7%, y nunca se han aproximado al peso de este territorio.
Para 2021, hay un 10% más de obra pública, pero claro, arrastramos un déficit inversor importante, que en la provincia de Alicante es un poco más.
En 2022, esperemos que ya se transformen todos los proyectos en obras. En las Comunidades Autónomas no han mejorado tampoco la inversión, en la Comunidad Valenciana sí, un poco por los fondos europeos.
Hace años que no se apuesta por la inversión, sino que se da prioridad y se apuesta por temas sociales, sanitarios, que efectivamente son más primordiales quizá, pero en detrimento de las infraestructuras, donde es más fácil recortar, siempre están a disposición del político, viene ocurriendo desgraciadamente con todos los gobiernos.
Todavía el año que viene, en presupuestos no se reflejan proyectos históricos, como la duplicación de la variante de Torrevieja, que en verano está atascada y es una vergüenza que solo se incluya una pírrica cantidad, simbólica, para estudios, temas medioambientales. O el tren de la costa, la Ronda Sur de Elche, la conexión ferroviaria de Alicante y Elche con el aeropuerto es fundamental, el cuarto de España.