Xert envasa anualmente las 10 botellas de brandy más codiciadas del mundo
El pequeño municipio castellonense de Xert acoge la producción del considerado brandy más viejo del mundo, el Gran Maestre. Un licor del que sólo se envasan diez botellas al año y que lo convierten en pieza de coleccionista, pues no en vano entre sus admiradores contó con emperadores, cantantes y presidentes de gobierno, como Aki Hito, Julio Iglesias o George Bush. Sin embargo, la continuidad en la producción de esta joya licorera está en peligro, porque el actual propietario de la bodega, Julián Segarra, no tiene descendencia, ni sucesor.
El origen del brandy de Xert se remonta a 1921 cuando el bisabuelo de Julián adquirió unos barriles de vino rancio de la Bodega del Conde de Pestagua para destilarlo. La historia de este brandy dice que la idea inicial de los Segarra de destilar este licor acabó en fracaso. Sin embargo, quedó registrada la marca de brandy Gran Maestre, y sus padres, cuenta Julián, conservaron el original barril de roble americano en el que permanece conservado, criado y envejecido el brandy hasta el momento de ser envasado.
Con el tiempo aquella aventura empresarial ha llevado al brandy de la familia Segarra a convertirse en algo único y valioso porque las botellas han llegado a venderse hasta por 30.000 euros, como ocurrió el año pasado. Y es que de las 10 unidades de Gran Maestre que se producen al año sólo se vende una a cada cliente, algunos de los cuales tienen que esperar su turno 5 años, en una lista. Los nombres de los compradores son uno de los secretos que envuelven la historia de este licor.
El hecho de que sólo se envasen 10 unidades de Gran Maestre tiene una explicación no exenta de lógica, aquella que justifica esa mínima producción para no perder el registro de la marca. Justificación que lleva aparejado el hecho de que los Segarra no producen para lucrarse ni para competir en este mercado. Producir más supondría, como gusta de decir Julián, renunciar al proceso artesanal y en paralelo pagar más a Hacienda, que controla los procesos de destilación.
Julián Segarra se considera como casi el último destilador manual de España. Él aún sigue supervisando todo el proceso de producción y destilando sus licores con un viejo alambique de bronce que calienta alimentado con leña de carrasca, que recoge en los montes de la zona.
Este maestro destilador sigue manteniendo el proceso de elaboración de los licores por destilación de plantas aromáticas y silvestres, sin que en el circuito se introduzcan aditivos químicos.
Esta empresa familiar genera, además del Gran Maestre, otros brandy o licores con la marca Segarra. Además del brandy estrella también envasan 30 botellas del brandy de solera y otras 40 unidades del denominado brandy añejo.
La afición por el destilado de licores se remonta en el tiempo y los entendidos apuntan que su destilación se hizo por las cualidades que tenían para combatir algunas enfermedades. Los expertos apuntan que es recomendable beber el licor lentamente y a sorbos muy pequeños. El licor tiene funciones digestivas y es especial para suavizar la fuerte sensación que queda en las papilas tas haber ingerido postres pesados.
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