Sacyr Agua impulsa la innovación abierta con universidades para un agua resiliente

La transferencia de conocimiento entre universidad y empresa volvió a situarse en el centro de los VII Premios rePCV, impulsados por la Red de Parques Científicos Valencianos y celebrados en Espaitec, Parque Científico y Tecnológico de la Universitat Jaume I (UJI), con el foco puesto en iniciativas vinculadas a las universidades públicas valencianas.

En la categoría Colaboración Empresa–Universidad, el reconocimiento recayó en Sacyr Agua, la división del Grupo Sacyr especializada en la gestión del ciclo integral del agua. La compañía defiende que el premio no responde a un único proyecto, sino a una forma de trabajar sostenida en el tiempo: alianzas estables con universidades, parques científicos y equipos de investigación para convertir ciencia aplicada en mejoras operativas, nuevas soluciones y ventaja competitiva.

Hablamos con Domingo Zarzo Martínez, director de Proyectos Estratégicos y Relaciones Institucionales de Sacyr Agua, y con Patricia Terrero, gerente de Innovación, para entender qué hay detrás de ese modelo colaborativo y qué prioridades marcan su hoja de ruta en un contexto en el que el agua se ha convertido en un vector crítico de competitividad.

Una actividad global con un reto común

– Sacyr es una empresa líder en la gestión del ciclo integral del agua, con proyectos en España, Australia, Chile, Argelia, Omán o Israel. ¿Cómo describiríais vuestra actividad en el ámbito del agua a grandes rasgos?

Sacyr Agua es la división especializada en la gestión del ciclo integral del agua del grupo Sacyr desde 1995. Nuestra actividad abarca todo el proceso: diseño, construcción, operación y financiación de plantas de tratamiento, así como la gestión completa del ciclo integral del agua en numerosas ciudades. En desalación, somos el mayor operador de agua desalada en España y, según la compañía, estamos entre las diez empresas líderes a nivel mundial.

Ese enfoque internacional se ha reforzado recientemente con dos adjudicaciones en Chile: el mayor proyecto de reutilización de Latinoamérica, en Antofagasta, y una gran desaladora bajo régimen concesional, en Coquimbo. Para nosotros, más allá del país o del marco contractual, el reto es común: asegurar disponibilidad y calidad del recurso con criterios de eficiencia, resiliencia y sostenibilidad.

La colaboración con universidades como estrategia, no como excepción

– En los VII Premios rePCV habéis sido reconocidos con el premio en la categoría Colaboración Empresa–Universidad. ¿Qué proyecto o proyectos concretos han sido clave para este reconocimiento?

Entendemos que el reconocimiento no viene por un proyecto concreto, sino por nuestra colaboración continua, y desde hace muchos años, con el sector universitario y los parques científicos. En la actualidad somos empresa afiliada al Parque Científico de Alicante y hemos desarrollado proyectos de investigación con universidades en España e internacionalmente.

En el marco de estos premios, destacaríamos uno de los proyectos recientes más relevantes: SOS-AGUA-XXI: Sostenibilidad, Agua y Agricultura en el siglo XXI, coordinado por Sacyr Agua, financiado por el CDTI y con un presupuesto de 6 millones de euros.

– ¿Qué aporta la colaboración con universidades y parques científicos a una gran empresa que ya opera a nivel internacional?

Para mantenernos como una empresa referente a nivel internacional, la innovación es esencial. Creemos que la innovación abierta es una vía fundamental para avanzar y acelerar soluciones reales y sostenibles.

stas alianzas nos permiten conectar con centros de investigación, parques científicos, startups y otros actores del ecosistema, incorporar talento y asegurar que las soluciones estén respaldadas por conocimiento científico de frontera.

– En la práctica, ¿cómo se articula esa colaboración?

La colaboración se articula a través de proyectos de I+D conjuntos, transferencia tecnológica, pruebas piloto y tesis doctorales industriales. También participamos en actividades docentes y programas de formación, lo que ayuda a acercar la realidad empresarial al ámbito académico.

Y, de forma muy directa, la universidad es una fuente clave de talento, que incorporamos mediante prácticas, becas y contratación.

Innovación para un ciclo del agua más eficiente y sostenible

– El agua es un recurso cada vez más crítico en el contexto del cambio climático. ¿En qué líneas de innovación estáis trabajando para hacer las plantas de tratamiento y desalinización más eficientes y sostenibles?

El cambio climático nos afecta de forma seria y obliga a reforzar recursos no convencionales como la desalación y la reutilización para responder a episodios de sequía. Nuestras líneas de investigación se centran en aumentar la eficiencia y reducir el impacto ambiental de nuestras actividades, integrando energías renovables y estrategias de descarbonización.

Trabajamos, además, en tecnologías para generar energía a partir de salmueras (energía azul), en la valorización de salmueras mediante la obtención de sales y productos químicos (brine mining), en la reutilización de membranas de desalación y en el refuerzo de la calidad del agua mediante la eliminación de contaminantes emergentes y microplásticos.

También exploramos la captura de CO₂ de la atmósfera para su uso en depuración y el concepto de depuradoras como biofactorías capaces de producir energía, agua regenerada y lodos con uso agrícola.

– ¿Podéis compartir algún caso de éxito donde la colaboración con la universidad haya tenido un impacto directo en un proyecto real?

Los casos más relevantes son aquellos en los que la colaboración universitaria nos permite resolver retos operativos en instalaciones o validar científicamente la sostenibilidad de soluciones, algo que resulta clave para competir, licitar y ejecutar con garantías.

Proyectos orientados a optimizar procesos de depuración, reducir consumo energético o eliminar contaminantes emergentes han tenido un impacto directo en la eficiencia y en la competitividad de nuestras plantas. En este tipo de colaboración, la ciencia aplicada se traduce en resultados reales para la industria.

El talento que viene: técnica, datos y visión sostenible

– De cara al futuro, ¿qué tipo de talento y perfiles formados en la universidad creéis que van a ser más necesarios para seguir innovando en vuestro sector?

Creemos que la clave estará en perfiles que combinen una base técnica sólida con competencias digitales y una visión sostenible. La digitalización y la economía circular están transformando el sector del agua, y eso eleva la demanda de ingenieros y científicos con formación en análisis de datos, inteligencia artificial y automatización, además de especialistas en sostenibilidad, economía circular, regulación y gobernanza.

Pero, por encima de etiquetas, necesitamos profesionales multidisciplinares capaces de conectar tecnología, negocio y sostenibilidad. En un sector tan crítico como el agua, innovar ya no es solo incorporar una tecnología: es diseñar sistemas que sean eficientes, resilientes, financiables, socialmente aceptables y preparados para escenarios climáticos cada vez más exigentes.